Capítulo 9: Observación, análisis y predicción

Índice

9.0 Descripción general

Plataformas de análisis

Este capítulo comienza con una descripción de los retos del pronóstico del tiempo en las regiones tropicales. A continuación examinaremos los tipos de observaciones y las técnicas de análisis meteorológico que empleamos para pronosticar el tiempo. Las tres últimas secciones se centran en la predicción numérica del tiempo, incluidos los aspectos siguientes: conceptos fundamentales, comparación de los modelos estadísticos y dinámicos, técnicas de predicción por conjuntos, convección de cúmulos, predicción de ciclones tropicales y verificación y validación de pronósticos. La sección de enfoque sobre el monzón de Australia e Indonesia aplica varias técnicas de análisis y pronóstico. Finalmente, algunos pronosticadores de ciclones tropicales describen sus rutinas de preparación de pronósticos.

Versión multimedia

La versión multimedia permite navegar por la estructura de páginas del capítulo.

Temas de enfoque

Prueba y encuesta

Tome la prueba y envíe los resultados a quien interese por correo electrónico.

Una vez que termine de estudiar el capítulo, no se olvide de completar la encuesta.

9.0 Descripción general »
Objetivos de aprendizaje

Al final de este capítulo, debería ser capaz de:

  • describir los retos particulares relacionados con la predicción del tiempo en el trópico;
  • describir los tipos de observaciones meteorológicas disponibles en los trópicos, como las que se enumeran a continuación, y cómo acceder a ellas: puntuales (de superficie y aerológicas); radar (algunos sistemas terrestres y el radar de precipitación del TRMM); satélites geoestacionarios (nubes, superficie, sondeos); satélites en órbita terrestre baja (precipitación, viento, vapor de agua, contaminantes, rayos); sondeos de satélite GPS;
  • analizar las ventajas y debilidades de los diferentes tipos de observaciones;
  • describir las fuentes de errores de observación;
  • realizar análisis de escala sinóptica con líneas de corriente, potencial de velocidad, imágenes de satélite;
  • identificar las principales características tropicales, como la ZCIT, la vaguada monzónica y las vaguadas tropicales de la alta troposfera (Tropical Upper Tropospheric Trough, TUTT);
  • interpretar imágenes de radar y satélite para el análisis de mesoescala y los pronósticos momentáneos (nowcast);
  • comprender los principios de conservación y las ecuaciones relacionadas;
  • describir por lo menos un método de asimilación de datos;
  • enumerar las fuentes de error de los modelos de pronóstico;
  • describir las características de los modelos dinámicos;
  • describir las características de los modelos estadísticos / inductivos;
  • describir las características de los modelos dinámicos-estadísticos;
  • explicar qué constituye una predicción por conjuntos;
  • describir los puntos fuertes y débiles de las herramientas utilizadas para interpretar las predicciones por conjuntos;
  • comparar las ventajas y desventajas relativas de los diferentes tipos de modelos;
  • explicar la lógica de los esquemas de parametrización de cúmulos;
  • describir al menos dos tipos de esquemas de parametrización de cúmulos de uso difundido;
  • describir las características generales y la lógica de los modelos de resolución de nubes;
  • enumerar los factores que controlan el movimiento y la intensidad de los ciclones tropicales;
  • formular una descripción básica de al menos un modelo estadístico utilizado en la predicción de ciclones tropicales;
  • formular una descripción básica de al menos dos modelos dinámicos utilizados en la predicción de ciclones tropicales;
  • comprender los conceptos básicos de la aplicación de técnicas de predicción por conjuntos a la predicción de los ciclones tropicales;
  • describir las técnicas utilizadas para verificar y validar las predicciones del tiempo tropical;
  • describir sus ventajas y deficiencias.

9.1 Retos del pronóstico del tiempo en las regiones tropicales

No es fácil pronosticar el tiempo en las regiones tropicales. En las latitudes medias, las condiciones del tiempo están dominadas por sistemas sinópticos que se desplazan con los vientos del oeste, una realidad que sentó las bases de los métodos de análisis meteorológico que se desarrollarían en los siglos XIX y XX. En esas regiones, donde la inestabilidad baroclínica es producto de los contrastes de temperatura y densidad entre las distintas masas de aire, la energía se concentra en los ciclones extratropicales, que se pueden observar con relativa facilidad. En contraste, en el trópico encontramos una masa de aire relativamente homogénea y una distribución bastante uniforme de temperaturas y presiones en la superficie. Esto significa que —excepto en el caso de los ciclones tropicales— los efectos locales y de mesoescala son más dominantes que los factores sinópticos. Por ejemplo, en la superficie tanto la temperatura como la presión pueden cambiar rápidamente con el desarrollo de convección y el paso de una brisa marina.

Un reto adicional en las regiones tropicales es la gran separación de las estaciones que forman las redes de observación en superficie y en altura (fig. 9.1). En vastas zonas del trópico, especialmente en los océanos y partes de África y las Américas, los instrumentos satelitales constituyen la fuente principal de las observaciones meteorológicas. Si bien es cierto que dichas observaciones aportan datos críticos que compensan las grandes lagunas en las observaciones, la teledetección por satélite tiene ciertas debilidades, que se describen en el capítulo 2. Por ejemplo, los satélites en órbita polar solo logran observar una misma zona dos veces al día como máximo y existen grandes lagunas en sus trayectorias orbitales sobre las regiones tropicales (sección 9.2.1.2).

Mapas de las observaciones puntuales realizadas por la red mundial el 10 de abril de 2009.
Fig. 9.1. Mapas de las observaciones puntuales realizadas por la red mundial el 10 de abril de 2009: (a) informes de estaciones sinópticas y buques; (b) informes aerológicos; (c) observaciones de boyas; (d) informes de vientos y temperatura de aeronaves; (e) informes de perfiladores del viento; (f) perfiles de temperatura y humedad por radioocultación del GPS; (g) datos del programa de observación meteorológica ciudadana. Los trópicos abarcan el área de color más claro delimitada por los paralelos de 30° norte y sur.

La predicción numérica del tiempo (PNT) ha sido instrumental en el rápido desarrollo de nuestra capacidad de pronosticar el tiempo en las latitudes medias, pero el trópico aún no se ha beneficiado plenamente de este avance tecnológico. La predicción numérica plantea sus propios desafíos, ya que implica la parametrización de ciertos procesos, presenta dificultades con los procesos convectivos y produce errores sistemáticos1 relacionados con la asimilación de datos heterogéneos y dispersos.

En el trópico, el pronosticador se enfrenta a distintos tipos de sistemas de escala sinóptica capaces de producir lluvias copiosas, vientos intensos, tiempo severo, tormentas de polvo y oleaje fuerte. Los sistemas sinópticos más peligrosos son los ciclones tropicales (capítulo 8). Por supuesto que los desafíos abundan, como las tormentas de nieve que pueden ocurrir en zonas de gran altura en las Américas, en África y en Asia. En la temporada fría, los ciclones extratropicales intensos pueden empujar los frentes fríos hasta las regiones subtropicales y tropicales, y aunque las temperaturas bajen solamente unos grados, a menudo el paso de un frente frío trae lluvias abundantes, vientos intensos y tiempo severo en la vaguada frontal o a la zaga del frente. En el trópico, los regímenes monzónicos generan depresiones y giros relacionados con los monzones, así como ciclones tropicales. Incluso en los océanos tropicales, donde las condiciones son relativamente homogéneas, las ráfagas de viento del oeste (capítulo 4) son capaces de producir vientos de temporal fuerte. Dentro de la estructura de gran escala que establece el ambiente sinóptico encontramos sistemas de mesoescala y de escala convectiva. La mayor parte de la convección tropical se organiza en sistemas de mesoescala, pero la actividad convectiva tropical abarca gran variedad de escalas: tormentas eléctricas aisladas (1 a 10 km; una hora), sistemas convectivos de mesoescala (100 a 500 km; un día), superconglomerados de escala sinóptica (1000 a 4000 km; una semana) y la OMJ (~10 000 km; semanas o meses).

La predicción del tiempo tropical no puede basarse en modelos meteorológicos diseñados para analizar la evolución de los sistemas sinópticos de latitudes medias; tampoco podemos utilizar la climatología para hacer frente a estos retos de pronóstico. A diferencia de las borrascas o ciclones de latitudes medias, cuya estructura de presión se puede observar fácilmente, identificar la estructura de presión de muchos sistemas tropicales puede resultar difícil. En esta sección estudiaremos las herramientas de análisis y los métodos de predicción adecuados para hacer frente a la complejidad particular de los sistemas atmosféricos tropicales.

9.2 Observaciones

9.2 Observaciones »
9.2.1 El sistema mundial de observación

La observación constituye el primer paso en el proceso de análisis meteorológico y predicción del tiempo. Las primeras observaciones meteorológicas eran dispersas y a menudo dependían del interés y la diligencia de un único observador. Los orígenes del actual sistema mundial de observación se remontan a los observatorios fundados en los siglos XVII y XVIII, después de la invención de los instrumentos meteorológicos básicos, como, por ejemplo, el termómetro, el barómetro, el higrómetro y el anemómetro.2 La invención del telégrafo, en el siglo XIX, hizo posible la transmisión inmediata de las observaciones. En 1873, durante la Conferencia Meteorológica Internacional celebrada en Viena, se formalizaron normas internacionales para prácticas, unidades y tipos de observaciones.2 A principios del siglo XX ya se había organizado una red mundial de observaciones de superficie en tiempo real, pero la red de observaciones aerológicas no se estableció sino hasta la década de 1940. La era de las observaciones meteorológicas satelitales comenzó en la década de 1960, pero la cobertura en tiempo real no se lograría hasta la década siguiente.

Sistema Mundial de Observación (SMO) de la Organización Meteorológica Mundial (OMM)
Fig. 9.2. Ilustración de los instrumentos que componen el Sistema Mundial de Observación (SMO) de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

El actual sistema mundial de observación (fig. 9.2) se compone de instrumentos que la OMM clasifica de la forma siguiente:3

  • Instrumentos de clase 1, los cuales generan mediciones puntuales in situ; estos instrumentos abarcan un volumen pequeño de los fenómenos que miden (por ejemplo: la temperatura del aire medida por el termómetro de una estación de tierra).
  • Instrumentos de clase 2, los cuales miden variables promediadas para un área o un volumen en forma remota (por ejemplo: la temperatura derivada a partir de mediciones satelitales de radiancia o la precipitación derivada de la reflectividad radar).
  • Instrumentos de clase 3, los cuales miden la velocidad del viento siguiendo objetos físicos y observando su desplazamiento con el tiempo (por ejemplo: el movimiento de las sondas medido por satélites de posicionamiento global o la velocidad del viento calculada a partir del movimiento de los distintos elementos de nubes en las imágenes del satélite).

El sistema de Vigilancia Meteorológica Mundial (VMM) supervisado por la OMM es el sistema internacional de observación meteorológica. La VMM comprende el Sistema Mundial de Observación (SMO),4 el Sistema Mundial de Telecomunicación (SMT) y el Sistema Mundial de Proceso de Datos (SMPD). Los Servicios Meteorológicos Nacionales de los distintos miembros de la OMM están a cargo de implementar y operar dichos sistemas. La actividad de recolección y transmisión de datos es muy variable en las regiones tropicales. La situación es particularmente grave en ciertas partes de África y las Américas. Muchas estaciones han dejado de ser operativas y aunque otras todavía recogen datos, son incapaces de transmitirlos debido a problemas de telecomunicaciones.5

9.2 Observaciones »
9.2.1 El sistema mundial de observación »
9.2.1.1 Observaciones puntuales

Las redes sinópticas básicas regionales (RSBR) designadas por la OMM, que comprenden tanto estaciones de superficie como aerológicas, forman la estructura básica del sistema de estaciones de observación. Los observatorios meteorológicos son poco comunes en los océanos tropicales y escasos en algunas partes de África y las Américas (figura 9.1). Las directrices de la OMM establecen que las estaciones sinópticas de superficie deben informar cada seis horas (a las 0000, 0600, 1200 y 1800 UTC) para participar en el intercambio de datos a nivel mundial, y cada tres dentro de sus respectivas regiones. Los informes meteorológicos aeronáuticos de rutina se transmiten con frecuencia horaria; cuando las condiciones meteorológicas son severas o cambian con gran rapidez, entre dichos boletines se emiten informes especiales. Algunos grupos de ciudadanos aportan datos meteorológicos complementarios de superficie (fig. 9.1g). En la sección especial 9-1 se describen los elementos meteorológicos básicos que se observan y se incluyen en los informes horarios.

Aunque se supone que las estaciones de observación en altitud emitan informes por lo menos dos veces al día (por lo general, a las 0000 y las 1200 UTC), muchas estaciones tropicales solo producen un informe al día. Las mediciones de vientos se obtienen siguiendo el movimiento de una radiosonda en forma remota y calculando la velocidad a partir de su desplazamiento a intervalos de tiempo fijos.

Si bien las observaciones realizadas en las estaciones sinópticas constituyen la base de la red de observación mundial, resultan inadecuadas para el análisis de mesoescala en los trópicos debido a su escasez (fig. 9.1). Es más, incluso para el análisis sinóptico es preciso suplir estos datos con otras observaciones. El apéndice A describe cómo trazar las observaciones de superficie y en altitud en un mapa sinóptico.

A veces, los datos obtenidos por los instrumentos instalados en el terreno para fines de investigación pueden complementar las observaciones meteorológicas de rutina y los datos mundiales asimilados. Por ejemplo, desde 1997 el sistema de radiosondas GPS con paracaídas (dropsonde) del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (National Center for Atmospheric Research, NCAR) ha generado perfiles atmosféricos verticales de alta resolución para apoyar tanto los pronósticos meteorológicos operativos como el trabajo de investigación. Durante el 4o Experimento de Convección y Humedad (4th Convection and Moisture Experiment, CAMEX-4), la autora principal presenció desde una aeronave ER-2 de la NASA el lanzamiento de la radiosonda que generó el primer perfil desde la estratosfera hasta la superficie a través del ojo de un ciclón tropical (el huracán Erin, en 2001). La adición de estos datos de radiosondeo ha producido una mejora considerable en las predicciones de las trayectorias de los ciclones tropicales, del 12 al 15 % para los pronósticos de 12 a 48 h (fig. 9.3).6

El uso de datos de GPS ha aumentado la precisión de las predicciones de trayectoria para los ciclones tropicales.
Fig. 9.3. (a) La radiosonda GPS con paracaídas (dropsonde) del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (National Center for Atmospheric Research, NCAR); (b) mejora en la precisión de las predicciones de trayectoria de los ciclones tropicales en el modelo GFS producida por los datos de radiosondas obtenidos durante misiones de vigilancia sinóptica en el período entre 1999 y 2005. La mejora se expresa como un porcentaje respecto del error en una serie de pronósticos paralelos realizados sin los datos de radiosondeo (línea continua). La línea de trazos representa el número de casos (Rappaport et al., 2009).6

9.2 Observaciones »
9.2.1 El sistema mundial de observación »
9.2.1.2 Teledetección: observaciones de área promediadas

Esta sección describe brevemente las observaciones obtenidas mediante técnicas de percepción remota; encontrará descripciones más detalladas de las variables, las aplicaciones, los instrumentos y las plataformas de teledetección en el capítulo 2.

Satélite

La teledetección satelital es la fuente principal de observaciones meteorológicas de rutina en los trópicos. Junto con los satélites geoestacionarios, los satélites polares y de investigación en órbita terrestre baja (Low Earth Orbit, LEO) cubren las regiones tropicales del mundo (compare la cobertura en las figs. 9.1 y 9.4), que en gran parte comprenden regiones oceánicas.

Gracias a su amplia cobertura espacial y temporal (15 a 30 minutos), los satélites geoestacionarios son adecuados para seguir la evolución de los fenómenos meteorológicos, estimar los vientos a partir del movimiento de las nubes, generar pronósticos momentáneos o inmediatos (nowcast) para condiciones de alto impacto y producir los datos que se asimilarán en los modelos de predicción numérica del tiempo. La próxima generación de satélites geoestacionarios contará con sensores que en la actualidad solo se hallan disponibles en satélites de órbita terrestre baja, como el generador de mapas de rayos geoestacionario de los satélites GOES-R, que producirá observaciones de rayos de rutina para fines de análisis y pronóstico del tiempo.

Los satélites LEO ofrecen una alta resolución espacial y son más adecuados para instrumentos y sensores de microondas activos. Dichos satélites observan precipitación, vientos, vapor de agua, rayos y calidad del aire. Sin embargo, su resolución temporal es baja, de modo que se necesita una constelación de satélites para garantizar un muestreo temporal razonable. En la actualidad, existen importantes lagunas de cobertura entre las franjas de barrido de los satélites LEO en los trópicos (fig. 9.4). El futuro sistema conjunto de satélites en órbita polar (Joint Polar Satellite System, JPSS; anteriormente NPOESS) y la misión de medición de la precipitación global (Global Precipitation Measurement, GPM) funcionarán en concierto con el satélite MetOp europeo para mejorar enormemente tanto la cobertura como la cantidad de observaciones (capítulo 2, sección de enfoque 2).

Los satélites suplen otra carencia crítica en relación con los datos en el trópico, es decir, los sondeos atmosféricos. Además de los sondeos de satélites geoestacionarios y en órbita terrestre baja, derivamos perfiles de temperatura y de humedad de la ocultación de las señales de los satélites GPS. Los sondeos del Sistema de Observación en Constelación para Meteorología, Ionosfera y Clima (Constellation Observing System for Meteorology, Ionosphere, and Climate, COSMIC) están disponibles en tiempo real en http://www.cosmic.ucar.edu/.

Distribución geográfica de observaciones, sondeos y vientos.
Fig. 9.4. Distribución geográfica de (a) observaciones de los satélites geoestacionarios; (b) y (c) sondeos de satélites en órbita polar; y (d) vientos en la superficie oceánica derivados por dispersómetro. Las órbitas del generador de imágenes por microondas del TRMM (TRMM Microwave Imager, TMI) se muestran en (e) y (f). Cada color representa la cobertura de un solo satélite. Las observaciones indicadas en (b) y (c) representan capas verticales y valores promediados de área. Los trópicos abarcan el área de color más claro delimitada por los paralelos de 30 grados norte y sur.

Radar

En las regiones tropicales, las observaciones de radar meteorológico son muy escasas debido a la falta de instalaciones de radar terrestre; además, los sistemas de radar satelitales, como el radar de precipitación de la misión de medición de la lluvia tropical (Tropical Rainfall Measuring Mission, TRMM) y CloudSat, observan cada lugar un máximo de dos veces al día. Si bien las estaciones de radar individuales son importantes para el trabajo de análisis y predicción en regiones pequeñas, resulta mucho más útil coordinar varias de ellas para formar una red de observación que permita seguir las circulaciones de mesoescala, como el centro de los ciclones tropicales. Se está colaborando en la creación de mosaicos regionales a partir de los distintos sistemas instalados en regiones tales como el Caribe7 y el sudeste asiático.8 En casi todo el trópico las precipitaciones se estiman a partir de distintas combinaciones de datos del radar de precipitación del TRMM, de los instrumentos IR a bordo de los satélites geoestacionarios y de los instrumentos de microondas de los sistemas LEO (capítulo 2, sección especial 2).

9.2 Observaciones »
9.2.1 El sistema mundial de observación »
Sección especial 9-1 Observaciones meteorológicas

La recopilación sistemática de datos atmosféricos básicos es esencial para comprender los sistemas atmosféricos tropicales, los cambios estacionales asociados a dichos sistemas y la variabilidad del clima tropical. Los elementos meteorológicos básicos son la presión y la temperatura del aire, la humedad, las nubes, la velocidad y dirección del viento, la precipitación y la visibilidad. Muchas de las variables derivadas de estos elementos básicos se consideran estándar para el análisis del tiempo; esto ocurre, por ejemplo, con la vorticidad, una medida de la rotación de los fluidos derivada a partir de la velocidad del viento.

La OMM está a cargo de establecer las directrices internacionales de calibración de los instrumentos y las características de error correspondientes.3 Las observaciones meteorológicas se codifican para su transmisión a través del Sistema Mundial de Telecomunicación (SMT) de acuerdo con las directrices establecidas por la OMM para ese fin.9 Las más comunes son las observaciones sinópticas horarias de superficie (SYNOP), las observaciones de aviación horarias y especiales (METAR) y los radiosondeos (TEMP) de las 0000 y 1200 UTC. La red también recibe observaciones de boyas (BUOY), buques (SHIP) y aeronaves (AIREP). A medida que pasan a estar disponibles nuevos instrumentos y productos de análisis del tiempo, se colabora a nivel internacional para llegar al consenso sobre nuevos códigos y métodos de transmisión. Como ya mencionamos en la sección 9.2.1.1, el trabajo de pronóstico operativo se beneficia de las observaciones creadas para los programas de investigación. Por ejemplo, el satélite TRMM, que originalmente se había concebido como una plataforma de investigación a corto plazo, se ha convertido en una parte integral del análisis del tiempo tropical. Los datos recopilados por las aeronaves de investigación de la NOAA y de la NASA se han transmitido a los centros operativos de la NOAA en tiempo real. El análisis interdisciplinario del monzón africano (African Monsoon Multidisciplinary Analysis, AMMA) ha agregado instrumentos nuevos y ha resucitado algunas estaciones inactivas en África occidental.5

En el transcurso las últimas dos décadas, los nuevos instrumentos satelitales y marinos han mejorado enormemente las previsiones tropicales. Las redes de boyas TAO-Triton, PIRATA y RAMA recogen observaciones críticas sobre los océanos tropicales. La asimilación de los datos de radiancia detectados por los instrumentos a bordo de distintos satélites, como la unidad avanzada de sondeo con microondas (Advanced Microwave Sounding Unit, AMSU),10 la sonda atmosférica infrarroja avanzada (Advanced InfraRed Sounder, AIRS),11,12 el espectrorradiómetro de imágenes de resolución moderada (Moderate Resolution Imaging Spectroradiometer, MODIS) y WindSAT,13 ha reducido los errores de pronóstico.

9.2 Observaciones »
9.2.1 El sistema mundial de observación »
9.2.1.3 Error de observación

Las observaciones nos permiten caracterizar el estado de la atmósfera con la mayor precisión posible. Las características que definen una red de observación son las variables medidas, los errores de instrumento y la distribución espacial y temporal de las mediciones. Los errores de observación pueden deberse a la calibración inadecuada del instrumento,14 a la posición del instrumento14 y a errores introducidos por los observadores humanos.15 El error de observación se puede categorizar de la forma siguiente:

  • Error de instrumento: una función del diseño y de las condiciones de operación del instrumento. Por ejemplo, durante el experimento TOGA-COARE en el Pacífico tropical occidental, se descubrió un sesgo hacia condiciones secas en una radiosonda de uso común que indicaba condiciones un 2 % más secas de lo debido hasta la troposfera media y un 15 % por encima del nivel de 300 hPa.16 Se encontró un sesgo similar para las mediciones de radiosonda en África occidental en 2006, durante el trabajo de AMMA.17 El sesgo de instrumento18 se corrige cotejando los datos registrados con mediciones de referencia independientes. Muchos errores en las mediciones de humedad relativa en las zonas tropicales se deben a la falta de buena ventilación en los abrigos meteorológicos. En estos casos, el exceso de radiación solar causa la evaporación de la humedad tanto durante como después de los episodios de lluvia, dando lugar a valores de contenido de vapor de agua artificialmente altos.
  • Error de representatividad: el error causado por la representación incorrecta de fenómenos a escalas menores que la distancia entre los puntos de observación. Por ejemplo, puesto que las tormentas eléctricas tienen dimensiones del orden de 10 km, si entre dos estaciones median 100 km, no se detectarán las tormentas que se formen entre ellas, aunque será posible observar un ciclón de escala sinóptica. En el caso de las mediciones promediadas para un área, se utilizan filtros ponderados a fin de eliminar la variabilidad de pequeña escala y reducir el error. Sobre tierra firme, la velocidad del viento en la superficie está fuertemente condicionada por los efectos de la circulación de escala local y no es representativa del flujo sinóptico. Sin embargo, la velocidad del viento sigue siendo un dato necesario para estimar la evaporación (capítulo 5, sección 5.1.3)estimar la evaporación (capítulo 5, sección 5.1.3).
  • Error del observador: algunos observadores tienden a favorecer determinados valores (por ejemplo, los valores divisibles por 5 o 10) o a no informar siempre de pequeñas cantidades de precipitación.15 Tales errores son difíciles de cuantificar y corregir, ya que los valores parecen razonables. Existen varias posibilidades para reducir este tipo de error, como una mejor formación de los observadores y la instalación de más estaciones meteorológicas automatizadas.

9.2 Observaciones »
9.2.1 El sistema mundial de observación »
9.2.1.4 Situación actual y futura de los sistemas de observación

Dos veces al año, la Vigilancia Meteorológica Mundial (VMM) de la OMM examina los sistemas utilizados para realizar observaciones de superficie y en altura. En ciertas regiones, como África tropical, el número de observaciones ha disminuido en las últimas décadas. La figura 9.5 muestra la distribución geográfica de las estaciones y las tendencias de transmisión de las observaciones. El mapa permite apreciar que la mayoría de las estaciones en los trópicos tienen un índice de informe inferior al 50 % y que en muchos casos se trata de estaciones inactivas (fig. 9.5b). Algunas regiones están tratando de revertir esta tendencia. Por ejemplo, como resultado de la participación en el programa de análisis multidisciplinario del monzón africano (African Monsoon Multidisciplinary Analysis, AMMA), las agencias operativas en los países africanos y los científicos de AMMA han logrado reactivar algunas estaciones silenciosas y renovar otras, y han instalado nuevas estaciones en África occidental.5

Porcentaje de emisión de informes para las estaciones sinópticas durante el período de Vigilancia Meteorológica Mundial de 2004 a 2008 en las regiones de la OMM.
Mapa de estaciones codificado con colores según el porcentaje de su actividad de informe.
Fig. 9.5. (a) Porcentaje de emisión de informes para las estaciones sinópticas durante el período de Vigilancia Meteorológica Mundial de 2004 a 2008 en las regiones de la OMM. (b) Mapa de estaciones codificado con colores según el porcentaje de su actividad de informe.

Si bien es un hecho positivo, el creciente volumen de datos satelitales (fig. 9.6) constituye un desafío para los centros de pronóstico operativos. A diario, aproximadamente 6 millones de observaciones satelitales elementales se asimilación en los modelos de PNT, lo cual constituye una pequeña fracción del volumen de datos de observaciones satelitales recibidos (fig. 9.6c). Estos datos son muy poco homogéneos en cuanto a calidad y resolución espacial y temporal. Pese a esto, es preciso entender cómo podemos aprovechar los nuevos datos para mejorar los análisis y las predicciones del tiempo tropical.

Fuentes de datos satelitales entre 1996 y 2009.Fracción de los datos asimilados al sistema de modelado global de NCEP.
Fig. 9.6. (a) Fuentes de datos satelitales desde 1996 con proyección hasta 2009; (b) volumen de datos satelitales desde 1996 con proyección hasta 2009; (c) fracción de datos asimilados al sistema de modelado global de NCEP.

9.3 Análisis meteorológico

Para pronosticar el tiempo, es preciso analizar las condiciones meteorológicas actuales. La carta sinóptica o del tiempo —en la cual se trazan todos los datos disponibles y necesarios para describir con precisión el estado de la atmósfera— es la herramienta de análisis meteorológico más importante. La escala de los fenómenos meteorológicos que se van a pronosticar determina la frecuencia o densidad con que deben realizarse las observaciones. Por ejemplo, las previsiones meteorológicas a corto plazo requieren observaciones muy frecuentes en un área pequeña, mientras para las predicciones de escala planetaria a largo plazo se necesitan una red mucho menos densa y observaciones menos frecuentes. Aunque en las últimas décadas las computadoras han automatizado la representación cartográfica de los datos de observaciones meteorológicas, algunos centros de pronóstico tropicales siguen utilizando el método manual.

Los meteorólogos aplican varias herramientas de análisis al examen de los fenómenos de cada escala, desde las circulaciones de escala mundial, como la zona de convergencia intertropical (ZCIT), hasta las de escala menor, como la fase intraestacional de la oscilación de Madden-Julian (OMJ). Si aplicamos el concepto de cono de pronóstico, la escala de análisis siguiente es la sinóptica, seguida de la mesoescala y, por último, la escala convectiva, sobre todo para el pronóstico momentáneo. Aunque vamos a identificar algunas prácticas comunes que deberían reducir los extremos de variabilidad, el análisis del tiempo es subjetivo: incluso los analistas más expertos pueden crear análisis muy distintos a partir de observaciones similares.19

En los apartados siguientes examinaremos varias herramientas de uso difundido para analizar el tiempo en el trópico, desde el análisis de patrones de flujo y los productos de percepción remota hasta las aplicaciones informáticas que nos permiten sintetizar las observaciones y los pronósticos generados por modelos numéricos.

9.3 Análisis meteorológico »
9.3.1 Herramientas de análisis

9.3 Análisis meteorológico »
9.3.1 Herramientas de análisis »
9.3.1.1 Potencial de velocidad y la función de corriente

En términos generales, el campo de vientos tropicales nos brinda más información acerca de las condiciones sinópticas que los campos de presión o de altura geopotencial. Según el teorema de Helmholtz, la velocidad del viento se puede separar en dos componentes:

                              Teorema de Helmholtz                                   (1)

El viento rotacional Ecuación tiene toda la vorticidad y nada de divergencia, mientras Ecuación tiene toda la divergencia y nada de vorticidad. La vorticidad, que es una medida de la rotación local del flujo, se calcula como el producto vectorial del vector viento y se expresa en segundos recíprocos (s−1). La divergencia mide la expansión de la corriente (también en s−1). La figura 9.7 ilustra las diferencias entre los componentes de rotación y divergencia de la velocidad del viento. A su vez, ambos componentes pueden subdividirse en variables útiles para el análisis de las condiciones meteorológicas tropicales, es decir, la función de corriente Ψ y el potencial de velocidad χ:

            Rotacional, Ecuación                     (2)
            Divergencia, Ecuación                        (3)

El viento rotacional es paralelo a las líneas de corriente y su velocidad es proporcional al gradiente de la función de corriente. Los vientos divergentes salen de las zonas de bajo potencial de velocidad y su velocidad es proporcional al gradiente del potencial de velocidad (fig. 9.7b, c). El potencial de velocidad y la función de corriente se definen en el ecuador, por lo que resultan útiles para inicializar los modelos en los trópicos.

Dado que el potencial de velocidad es proporcional a la divergencia, se puede utilizar para observar las regiones de divergencia en altura, donde la convección es más intensa (fig. 9.8). La divergencia de la convección profunda impulsa las circulaciones tropicales.

Ilustración de la relación entre viento rotacional, viento divergente y potencial de velocidad en el nivel de 300 hPa para enero.
Fig. 9.7. Ilustración de la relación entre viento rotacional, viento divergente y potencial de velocidad en el nivel de 300 hPa para enero (datos de muestra del modelo CMM2, Community Climate Model, de NCAR).

Las anomalías o desviaciones del promedio de potencial de velocidad resultan mucho más útiles que los valores reales para distinguir las regiones de convección profunda de las donde la convección se ve suprimida. La figura 9.8 ilustra la correspondencia entre las anomalías de potencial de velocidad en 200 hPa y la convección profunda identificada en las imágenes IR satelitales realzadas. En este ejemplo, la ZCIT se puede identificar como la banda de convección discontinua que se extiende hacia el oeste desde África central hasta el Pacífico central. Se observa una extensa región de convección profunda sobre el Pacífico occidental.

Anomalías diarias de potencial de velocidad en 200 hPa (período de referencia 1971-2000) e imagen satelital IR realzada.
Fig. 9.8. Anomalías diarias de potencial de velocidad en 200 hPa (período de referencia 1971-2000) e imagen satelital IR realzada (tonos de color). Las anomalías de potencial de velocidad son proporcionales a la divergencia; las líneas verdes (pardas) corresponden a regiones en las que la convección tiende a intensificarse (inhibirse).

9.3 Análisis meteorológico »
9.3.1 Herramientas de análisis »
9.3.1.2 Análisis cinemático: líneas de corriente e isotacas

El análisis cinemático crea una representación continua del campo de vientos a partir de una serie de observaciones de la velocidad del viento horizontal. Aunque en latitudes bajas la función de corriente es una mejor variable para el análisis meteorológico que las isobaras, no constituye la mejor representación del movimiento del aire. Las líneas de corriente y las isotacas presentan con más detalles que las isobaras el flujo horizontal en determinado nivel (compare las figuras 9.9a, d y e). Las líneas de corriente representan el flujo tangente a la dirección del viento instantáneo. El análisis de líneas de corriente se utiliza para identificar varios tipos de estructuras. En la figura 9.9d se identifican ejemplos de estas estructuras:

  • Vórtices: centros de circulación ciclónica o anticiclónica y flujos ciclónicos y anticiclónicos entrantes y salientes. Las líneas de corriente trazan una curva cerrada alrededor de ese punto singular o convergen o emanan del mismo. Los flujos ciclónicos entrantes en niveles bajos coinciden con centros de bajas presiones y los flujos anticiclónicos salientes coinciden con centros de altas presiones. En altura, se desarrolla un flujo anticiclónico saliente por encima de los sistemas convectivos intensos, como los ciclones tropicales. Aunque normalmente no contamos con suficientes datos de la atmósfera superior como para determinar las características exactas de los flujos entrantes y salientes, por lo general se favorecen los flujos ciclónicos entrantes y anticiclónicos salientes.
  • Ondas: perturbaciones en las líneas de corriente, similares a las vaguadas y crestas en los análisis de presión o geopotenciales.
  • Asíntotas: líneas de corriente en confluencia hacia las cuales convergen las líneas de corriente vecinas; o bien asíntotas difluentes, desde las cuales se alejan las líneas de corriente vecinas. Aunque la confluencia (difluencia) puede estar asociada a convergencia (divergencia) de masa horizontal, dicha correlación depende de la distribución de la velocidad del viento.
  • Puntos neutros: puntos donde dos asíntotas parecen intersecarse y el viento está calmo. Dichos puntos se conocen también como el «punto de collado» entre dos áreas de flujo anticiclónico o dos áreas de flujo ciclónico.
  • Vértices: patrón intermedio entre una onda y un vórtice.

La figura 9.9 (a,b) muestra que tanto el análisis de líneas de corriente como el análisis isobárico logran identificar el ciclón tropical sobre el Mar de China Meridional, la dorsal que atraviesa Australia y un ciclón sobre el nordeste del Pacífico. Sin embargo, solo en el análisis de líneas de corriente (fig. 9.9b) se observa la zona de convergencia en el Pacífico Sur, incluidas las circulaciones ciclónicas de los conglomerados de nubes. La confluencia hacia la ZCIT en el límite oriental del dominio es también evidente en el análisis de líneas de corriente.

Análisis isobárico de superficie para las regiones tropicales del Pacífico occidental.
Barbas del viento
Barbas del viento e imagen satelital IR,
Líneas de corriente, isotacas, barbas del viento
Imagen IR, líneas de corriente, isotacas, barbas del viento
Fig. 9.9. (a) Análisis isobárico de superficie para las regiones tropicales del Pacífico occidental, isobaras en azul; (b) barbas del viento (rojas, en nudos); (c) barbas del viento (rojas) e imagen satelital IR; (d) líneas de corriente (pardas), isotacas (verdes; sombreado de rayas = más de 20 nudos), barbas del viento (rojas); (e) líneas de corriente (blancas), isotacas (verdes, sombreado de rayas = más de 20 nudos), barbas del viento (rojas) e imagen satelital IR de las 0000 UTC del 7 de mayo de 2009.

En las imágenes de la figura 9.9, los datos se trazaron con un sistema de análisis automatizado. Sin embargo, los métodos empleados para generar estos mapas pueden introducir errores, ya sea debido a la falta de datos o a puntos con datos incorrectos.

¿Puede identificar una estructura ciclónica significativa que el análisis automatizado no logró detectar?

Explicación

El análisis automatizado no identificó la tormenta tropical Kujira (fig. 9.10). Sin embargo, la tormenta es claramente visible en el análisis de superficie unificado creado por los pronosticadores del Centro de Predicciones Oceánicas (Ocean Prediction Center) y el Centro de Predicción Tropical (Tropical Prediction Center) del Servicio Nacional de Meteorología (National Weather Service, NWS) de EE.UU. Este ejemplo pone de relieve la importancia del factor humano: los pronosticadores deben sintetizar toda la información y mejorar a la vez los resultados de los sistemas automatizados, que en este caso no tenían en cuenta los datos satelitales.

Análisis de líneas de corriente generadas con técnicas automáticas objetivas (izquierda) y el análisis de superficie unificado (<I>Unified Surface Analysis</I>), un producto mejorado generado por los pronosticadores del NWS (derecha).
Fig. 9.10. Análisis de líneas de corriente generados con técnicas automáticas objetivas (izquierda) y el análisis de superficie unificado (Unified Surface Analysis), un producto mejorado generado por los pronosticadores del NWS (derecha).

Es evidente que la gran separación de las estaciones de observación no permite resolver todas las estructuras atmosféricas y, por tanto, es preciso complementar las observaciones con productos satelitales. El análisis de líneas de corriente/isotacas en altura se realza por medio de imágenes satelitales de vapor de agua (fig. 9.11). Los radiosondeos resuelven la velocidad y la estructura horizontal de la corriente en chorro sobre Australia, pero no son suficientes para resolver plenamente el flujo de salida de los dos ciclones tropicales.

Vientos en 250 hPa (nudos)
Líneas de corriente, isotacas e imagen satelital de vapor de agua
Fig. 9.11. (a) Vientos en 250 hPa (nudos); (b) líneas de corriente (pardas), isotacas (verdes, sombreado de rayas = más de 50 nudos) e imagen satelital de vapor de agua de las regiones tropicales del Pacífico occidental a las 0000 UTC del 7 de mayo de 2009.

9.3 Análisis meteorológico »
9.3.1 Herramientas de análisis »
9.3.1.3 Imágenes satelitales

El análisis de imágenes satelitales es inherente al análisis del tiempo tropical, porque los satélites cubren la totalidad de las regiones tropicales del mundo. Como se explica en el capítulo 2, podemos utilizar distintas bandas del espectro electromagnético para obtener información sobre nubes, precipitación, vientos y calidad del aire. Por ejemplo, las imágenes en el visible de la figura 9.12 (paneles de la izquierda) muestran el movimiento hacia el este de las nubes que se desplazan desde América del Sur hacia el Caribe oriental y el Atlántico, a la vez que otras viajan desde el Atlántico hacia América Central, es decir, hacia el oeste. Las imágenes de vapor de agua (paneles de la derecha) confirman la existencia de aire con un alto contenido de vapor de agua en la troposfera superior que se desplaza hacia el este. El realce de colores aplicado a los topes fríos de las nubes en esta secuencia de imágenes IR también nos permite distinguir las distintas capas nubosas y sus movimientos.

El borde marcado de las nubes del frente frío que atraviesa el Atlántico de nordeste a sudoeste es evidente en las imágenes en el visible. El flujo hacia el este en niveles altos está asociado con el chorro subtropical, cuyos vientos alcanzan velocidades de más de 40 m s−1, tal como se derivan de los vectores de desplazamiento de las nubes (fig. 9.12, derecha). La velocidad del viento en la troposfera inferior se deriva de las imágenes de nubes en el visible (fig. 9.12, izquierda).

Secuencia de imágenes satelitales en el visible (izquierda) e imágenes de vapor de agua concurrentes (derecha).
Fig. 9.12. Secuencia de imágenes satelitales en el visible (izquierda) e imágenes de vapor de agua concurrentes (derecha) con vientos derivados del movimiento de las nubes el 17 de abril de 2009.

Podemos derivar valores más exactos para los vientos de superficie a partir de las mediciones de los instrumentos de microondas de los satélites en órbita terrestre baja. Por ejemplo, la figura 9.13 muestra un chorro de bajo nivel en el Golfo de Tehuantepec, un fenómeno común que está relacionado con los «nortes», que son ciclones de invierno. Como ya explicamos en la sección 2.7 del capítulo 2, la técnica de dispersometría permite estimar la velocidad del viento a partir de las mediciones de retrodispersión de las olas pequeñas y la espuma. Sin embargo, durante un episodio de lluvia la extracción de datos de vientos puede dar resultados ambiguos, motivo por el cual los proveedores de datos en NASA, NOAA y EUMETSAT han creado factores de corrección (aunque los campos de viento se distribuyen con y sin corrección).

Velocidad del viento en la superficie de AMSR-E.
Velocidad del vientoVelocidad del viento
Fig. 9.13. Velocidad del viento en la superficie (a) y velocidad del viento (b, c) del instrumento AMSR-E de WindSat y QuikSCAT, respectivamente.

Los campos de humedad derivados de las mediciones satelitales de microondas son esenciales para el seguimiento de las estructuras sinópticas sobre los océanos tropicales, al tiempo que derivamos estimaciones de la precipitación a partir de las mediciones obtenidas de distintas combinaciones de satélites geoestacionarios y LEO. Estos últimos son de particular importancia debido a la escasez de la cobertura radar de rutina. La figura 9.14a muestra cómo los valores de agua precipitable total derivados por satélite se combinan con los análisis de un modelo global para facilitar el pronóstico de la ciclogénesis tropical en el océano Índico. Las animaciones de agua precipitable total son útiles para seguir el movimiento de las ondas tropicales. Para estimar las acumulaciones de precipitación se fusionan las mediciones del radar de precipitación del TRMM, de los instrumentos de microondas y de los instrumentos IR en órbita geoestacionaria (fig. 9.14b).

Acumulación de agua precipitable total en 12 horas y vientos en 850 hPa (a) a las 1200 UTC del 9 de noviembre y (b) a las 1200 UTC del 11 de noviembre de 2009.
Estimaciones de precipitación acumulada de productos fusionados de mediciones satelitales de microondas e IR: (c) acumulación en 3 h (d) acumulación en 12 h.
Fig. 9.14. Acumulación de agua precipitable total en 12 horas y vientos en
850 hPa del modelo global NOGAPS para (a) las 1200 UTC del 9 de noviembre y (b) las 1200 UTC del 11 de noviembre de 2009. Estimaciones de precipitación acumulada de productos fusionados de mediciones satelitales de microondas e IR: (c) acumulación en 3 h (d) acumulación en 12 h.

Dada la importancia de las imágenes satelitales para el análisis y la predicción del tiempo tropical, es fundamental asegurar la capacitación continua de las personas que preparan los pronósticos en las regiones tropicales. Estamos aprovechando las posibilidades que brindan internet y otras tecnologías digitales para mejorar el entrenamiento en materia de interpretación de datos satelitales para los profesionales en los trópicos y otras regiones del mundo. Por ejemplo, se han establecido sistemas virtuales abiertos a los pronosticadores del Caribe, América Central y América del Sur para presentar informes mensuales con imágenes y animaciones satelitales durante los cuales los participantes pueden comunicarse por voz, texto y anotaciones en pantalla.

9.3 Análisis meteorológico »
9.3.1 Herramientas de análisis »
9.3.1.4 Imágenes de radar

En los EE.UU., el radar meteorológico operativo del NWS puede realizar barridos en: (i) modo aire claro, que típicamente es más sensible y permite detectar insectos y polvo; este modo es útil para identificar la frontera que separa distintas masa de aire tales, como un frente de racha; (ii) modo precipitación, que detecta la precipitación y las estructuras de las tormentas, aunque es menos sensible.

Reflectividad

La imágenes radar de uso más común son las de reflectividad base (en la primera elevación) y compuestas, las cuales muestran la posición, la intensidad y el tipo de precipitación (p. ej., fig. 9.15). El indicador panorámico o pantalla panorámica del radar (Plan Position Indicator, PPI) permite analizar la estructura horizontal de los sistemas atmosféricos convectivos. Las observaciones radar contribuyen a perfeccionar la colocación de los límites frontales y los frentes de racha. Con frecuencia, estos últimos solo son evidentes con el radar en modo aire claro. La capacidad de crear animaciones de imágenes radar es de gran utilidad para las predicciones a corto plazo y los pronósticos momentáneos de tiempo severo e inundaciones repentinas. Por ejemplo, las inundaciones repentinas que ocurrieron en ciertas zonas de Puerto Rico occidental el 6 de mayo de 2001 cobraron dos vidas y provocaron daños por 146 millones de dólares.20 A diferencia de la imagen satelital en el visible (fig. 9.15), que muestra la nubosidad generalizada asociada con la vaguada, la imagen de reflectividad radar muestra en detalle la estructura de la precipitación. Dentro de la extensa banda de precipitaciones se notan varias células, las más intensas de las cuales se hallan concentradas sobre la zona sudoccidental de la isla. La animación de las imágenes radar muestra las intensas precipitaciones producto de la convección desencadenada por ascenso orográfico a lo largo de la Cordillera Central (mapa, fig. 9.15), que se prolongaron durante horas en esa región de la isla.

Reflectividad a las 1845 UTC del 6 de mayo de 2001, radar Doppler del NWS, San Juan, Puerto Rico.
Fig. 9.15. Reflectividad a las 1845 UTC del 6 de mayo de 2001, radar Doppler del NWS, San Juan, Puerto Rico. El alcance del radar se indica mediante un círculo azul en la imagen satelital en el visible. El mapa de Puerto Rico (izquierda) muestra en gris las zonas de más de 500 m de altitud.

Estos barridos de reflectividad PPI captan la distribución de la precipitación convectiva y estratiforme en una línea de turbonada tropical que pasa sobre Níger, en África occidental (fig. 9.16a). Es posible hacer un cálculo aproximado de la velocidad de propagación de varias estructuras, como la línea de convección o el frente de racha.

Reflectividad radar: (a,b) PPI con elevación de 0,7° y (c,d) indicador altura-distancia (range height indicator, RHI) sobre Niamey, Níger
Fig. 9.16. Reflectividad radar: (a,b) PPI con elevación de 0,7° y (c,d) indicador altura-distancia (range height indicator, RHI) sobre Niamey, Níger.

Otra herramienta útil para el trabajo de análisis y pronóstico es la visualización de barrido vertical o indicador altura-distancia (range height indicator, RHI) Las imágenes RHI muestran un alto grado de reflectividad en las corrientes convectivas ascendentes, hasta 13 km de altitud (fig. 9.16b). Las corrientes convectivas descendentes y ascendentes en el borde de avance de la línea de turbonada son de particular interés en el trabajo de pronóstico, especialmente a la hora de emitir alertas de condiciones de turbulencia severa. Aunque más adelante en el ciclo de desarrollo de la línea de turbonada la banda de actividad convectiva se disipa, sigue produciendo precipitación estratiforme. La banda brillante de fuerte reflectividad justo debajo del nivel de 5 km está asociada con la fusión de las partículas de hielo.

El radar también es útil para estimar la geometría de las nubes. El radar satelital de detección de nubes CloudSat, cuya misión primaria es el estudio climático, también permite analizar la estructura vertical de nubes, cuando su órbita es favorable (p. ej., fig. 9.17). En lugares que no cuentan con sistemas de radar meteorológico terrestre, el radar de precipitación del TRMM y CloudSat constituyen la única información disponible sobre la estructura vertical de las tormentas. Encontrará más información sobre el radar de precipitación del TRMM y CloudSat en la capítulo 2, sección especial 2.

Trayectoria de CloudSat y perfil de nubes sobre el Caribe del 23 de septiembre de 2008.
Fig. 9.17. Trayectoria de CloudSat y perfil de nubes
sobre el Caribe del 23 de septiembre de 2008.

Podemos obtener más información sobre los fenómenos de mesoescala y de escala convectiva a partir de las imágenes de velocidad del viento del radar Doppler. Por ejemplo, estas imágenes del huracán Rita tomadas inmediatamente antes de que tocara tierra nos permiten comprender cómo se interpretan las imágenes de velocidad (fig. 9.18). Las zonas verdes indican movimiento hacia el radar, mientras las rojas indican movimiento en dirección opuesta al radar. Las flechas amarillas indican el movimiento en sentido generalmente antihorario alrededor del ojo de la tormenta. Recuerde que el haz del radar se dirige hacia arriba a un ángulo, lo cual implica que a mayor distancia las observaciones corresponden a mayor altitud. Por ejemplo, en la imagen de Rita los números del 1 al 3 indican vientos a distancias y altitudes cada vez mayores.

Imagen de velocidad base del huracán Rita, septiembre de 2005.
Fig. 9.18. Imagen de velocidad base del huracán Rita, septiembre de 2005.
El color verde indica movimiento hacia el radar y el rojo en dirección opuesta al radar. La flecha anaranjada indica el movimiento general alrededor del ojo.

La velocidad Doppler es muy útil para identificar mesociclones y tornados (fig. 9.19). La señal característica de estos fenómenos es una zona donde aparece una pareja de señales de velocidad, una hacia y la otra lejos del radar, lo cual permite deducir la circulación de mesociclón (indicada por la flecha blanca en la fig. 9.19b). La señal de reflectividad se conoce como eco en «gancho» por su forma (flecha blanca en la fig. 9.19a). La figura 9.19c es un ejemplo de un eco en gancho observado en Australia. En la sección transversal de la figura 9.19d, la región de eco débil acotada por altas señales de reflectividad indica una intensa corriente ascendente.

Señal característica de reflectividad y velocidad Doppler de un tornado mortífero que ocurrió en Florida central el 23 de febrero de 1998 a las 12:05 EST.
Señal radar característica de supercélula en niveles bajos y sección vertical dela región de eco débil acotada (bounded weak echo region, BWER).
Fig. 9.19. Señal característica de (a) reflectividad y (b) velocidad Doppler de un tornado mortífero que ocurrió en Florida central el 23 de febrero de
1998 a las 12:05 EST. (c) Señal radar característica de supercélula
en niveles bajos y (d) sección vertical de la región de eco débil
acotada (bounded weak echo region, BWER).

La velocidad Doppler se puede utilizar también para derivar un perfil medio del viento. El perfil del viento con indicación de velocidad y acimut (Velocity Azimuth Display, VAD) es una manera de visualizar la velocidad del viento por tiempo y altura (fig. 9.20). Se deriva de una muestra volumétrica de la retrodispersión del polvo, los insectos y las gotitas nubosas. El perfil del viento VAD se utiliza para diagnosticar la cizalladura vertical del viento, la altura de la capa límite y las fronteras tales como frentes, líneas secas y brisas marinas.

Indicación de velocidad y acimut (<I>Velocity Azimuth Display</I>, VAD) del radar Doppler del NWS en Jacksonville, Florida, para el 17 de junio de 1998.
Fig. 9.20. Indicación de velocidad y acimut (Velocity Azimuth Display, VAD)
del radar Doppler del NWS en Jacksonville, Florida, para el 17 de junio de 1998.
La serie temporal muestra la cizalladura del viento entre capas, p. ej., cizalladura intensa entre 4000 y 5000 pies, así como fuerte cizalladura direccional entre  3000 y 15 000 pies.

Las gráficas de velocidad por tiempo y altura también se obtienen de los perfiladores del viento, los cuales funcionan sobre la base de los mismos principios que el radar Doppler, excepto que dirigen su señal en sentido vertical desde la superficie. Por ejemplo, la figura 2.12b muestra las observaciones de brisa marina tomadas por el perfilador del viento sobre Florida occidental.

Precipitación

Existe una gran comunidad de usuarios que tiene interés en saber a diario cuánta precipitación puede anticipar y de qué tipo, así como cuándo y dónde. Por ejemplo, necesitamos estimaciones y pronósticos cuantitativos de la precipitación para administrar las actividades agrícolas, los recursos hídricos y la energía renovable. Los datos de radar brindan información espacial y temporal de alta resolución sobre la distribución de la lluvia (fig. 9.21) que es útil para pronosticar la precipitación normal, así como los eventos hidrometeorológicos de gran impacto, como las inundaciones repentinas.

Reflectividad compuesta
Reflectividad compuesta
Fig. 9.21. Imágenes de reflectividad compuesta (dBZ, arriba) y precipitación total para la tormenta (en pulgadas, abajo) del radar WRS-88D del NWS en San Juan, Puerto Rico.

Para estimar la precipitación, relacionamos el factor de reflectividad Z con el número y tamaño de las gotas de lluvia por metro cúbico (una medida de la tasa de lluvia R).

            Z = ∫ N(D) D6 dD                        (4)

donde Z es el factor de reflectividad, D es el diámetro de las gotas y N(D) es el número de gotas de determinado diámetro por metro cúbico. Las relaciones «Z-R» se basan en ciertas suposiciones sobre la distribución de los hidrometeoros de distintos tamaños detectados por el haz de radar. Se utilizan relaciones Z-R diferentes para distintas condiciones atmosféricas. Por ejemplo, la relación Z-R «convectiva» es más apropiada para aire húmedo y concentraciones altas de gotas grandes. Los errores en la precipitación derivada por radar resultan de:

  • las variaciones en las distribuciones de las gotitas de distintos tamaños (un número pequeño de hidrometeoros grandes puede producir el mismo valor de reflectividad que un número muy grande de gotas pequeñas);
  • la fase de precipitación (la fusión de los copos de nieve se puede interpretar erróneamente como gotas grandes, lo cual exagera la intensidad de la lluvia);
  • la falta de información sobre los niveles bajos.

En comparación con los métodos Z-R estándar, el radar polarimétrico puede aumentar la exactitud de las estimaciones de precipitación, porque es capaz de discernir los ecos de los hidrometeoros de los que no han sido generados por hidrometeoros y puede producir clasificaciones más exactas de los distintos tipos de hidrometeoros.21,22 Puede aprender más sobre las estimaciones de precipitación radar en el módulo de COMET Estimación de la precipitación: medición.

Las observaciones radar resultan menos útiles en regiones de topografía compleja y zonas muy urbanizadas, donde el haz del radar puede verse bloqueado. Puede repasar los conceptos básicos del radar meteorológico en la sección 2.2 del capítulo 2 y enlazar a imágenes de radar tropical en línea desde el apéndice A del capítulo 2.

9.3 Análisis meteorológico »
9.3.1 Herramientas de análisis »
9.3.1.5 Diagramas termodinámicos: análisis de radiosondeo

Las radiosondas, que se lanzan todos los días a las 0000 y 1200 UTC, generan un perfil vertical o «sondeo» de la atmósfera. También generamos perfiles verticales a partir de las mediciones obtenidas por las aeronaves y los satélites. Los diagramas termodinámicos (como el diagrama oblicuo de temperatura y presión logarítmica o skew-T ilustrado en la figura 9.22) nos ayudan a determinar datos atmosféricos tales como humedad relativa, estabilidad, cizalladura vertical del viento, tiempo severo y potencial de inundaciones repentinas en la región del sondeo. Por ejemplo, el sondeo de la figura 9.22a muestra la presencia de una profunda capa de aire saturado y casi saturado hasta el nivel de 500 hPa, un perfil de temperatura que denota una atmósfera inestable y cizalladura débil en los niveles medios, todas indicaciones de un fuerte aguacero. Otros factores relacionados con la intensificación de los movimientos ascendentes son la fuerte cizalladura en los niveles medios a altos asociada con una vaguada y divergencia en altura. Los flujos de aire cálido y húmedo del este dirigidos hacia terreno elevado aumentan la precipitación orográfica. No debe sorprendernos que este perfil estuviera asociado con un episodio de inundaciones repentinas en Puerto Rico, ya que muestra una profunda capa de humedad, temperaturas de gradiente adiabático saturado en la troposfera inferior y cizalladura vertical del viento capaz de mantener la convección por mucho tiempo y de producir precipitaciones intensas.

Diagramas oblicuos T-log p
Observaciones de un ambiente inestable
Fig. 9.22. Ejemplos de diagramas oblicuos T-log p derivados a partir de (a) datos de radiosonda para un ambiente que generó lluvias muy copiosas; el sondeo muestra una profunda capa de aire saturado y casi saturado hasta el nivel de 500 hPa, vientos del este cálidos en niveles bajos, cizalladura débil en niveles medios e intensa cizalladura en niveles medios-altos; y (b) observaciones del sistema AMDAR de un ambiente inestable e intensa cizalladura en niveles bajos entre la superficie y el nivel de 900 hPa. La hodógrafa de la esquina superior izquierda representa la cizalladura vertical del viento. La temperatura de la parcela (curva magenta) es más alta que la temperatura del entorno (perfil rojo).

La figura 9.22b muestra un sondeo del sistema de retransmisión de datos meteorológicos de aeronaves (Airborne Meteorological DAta Relay, AMDAR), e incluye una hodógrafa en la esquina superior izquierda. La hodógrafa representa la cizalladura vertical del viento en el entorno. La cizalladura ayuda a determinar el tipo, la estructura y la evolución de las tormentas. La hodógrafa muestra los extremos de los vectores viento respecto de un punto central, desde el nivel más bajo hasta el más alto. La curva que se nota en la izquierda de la hodógrafa (fig. 9.22b) corresponde al cambio en la velocidad del viento entre la superficie y 900 hPa. La hodógrafa y la secuencia de barbas del viento revelan una intensa cizalladura direccional en los niveles bajos y una creciente cizalladura unidireccional del viento en los niveles superiores. La zona entre la parcela y la curva de temperatura ambiente representa la energía potencial convectiva disponible (Convective Available Potential Energy, CAPE), una indicación de la inestabilidad (capítulo 5, sección 5.2.2.2).

La medida en que un sondeo es capaz de representar el ambiente circundante y ciertos eventos atmosféricos específicos (su representatividad) son asuntos de gran importancia para el trabajo de pronóstico. Por ejemplo, ¿hasta qué punto se ajustan dichos aspectos al perfil de sondeo «típico» de una tormenta capaz de producir granizo para la zona? Recomendamos que repase el módulo de COMET Dominio del diagrama oblicuo T-log p, donde puede estudiar los aspectos fundamentales del análisis de radiosondeos, así como los parámetros de importancia crítica y las aplicaciones para el pronóstico.

La mayoría de los centros de pronóstico cuentan con software para calcular y visualizar los parámetros de pronóstico clave a partir de un diagrama termodinámico. Los perfiles termodinámicos permiten derivar varios elementos de información crítica, como los siguientes.

  • Estabilidad: ¿es la troposfera estable o inestable? ¿Dónde están las capas estables e inestables?
  • Temperatura: ¿en qué medida se acerca el perfil de la curva de temperatura ambiente al perfil del gradiente adiabático húmedo o seco?
  • Punto de rocío: ¿hasta qué punto se acerca al perfil de temperatura? ¿Dónde están las capas húmedas y secas?
  • Nivel de condensación por ascenso (NCA): ¿a qué altura está?
  • Nivel de convección libre (NCL): ¿a qué altura está?
  • CAPE e inhibición convectiva (CIN): precisamos saber la cantidad y distribución vertical de estos parámetros de estabilidad, los cuales son proporcionales a la velocidad máxima de las corrientes ascendente y descendente, respectivamente.
  • Índices clave, tales como:
    • Índice de elevación: mide la estabilidad como la diferencia entre la temperatura de la parcela y la temperatura ambiente en 500 hPa; cuanto mayor la diferencia, tanto más inestable la atmósfera.
    • Índice K: los valores altos indican inestabilidad y potencial de lluvias intensas.
    • Índice total de totales: a valores más altos corresponde un mayor potencial de tormentas.
  • Contenido de agua precipitable: los valores altos están asociados con precipitaciones intensas y gran eficiencia en la producción de precipitación.
  • Velocidad del viento: ¿intensidad? ¿Cuánta cizalladura vertical del viento existe en la troposfera baja, media y alta?
  • Hodógrafa: indica la cizalladura vertical, que ayuda a determinar el modo de convección.
  • Helicidad ambiental relativa a la tormenta: una indicación del potencial de desarrollo de tormentas con corrientes ascendentes giratorias, es decir, la formación de supercélulas y tornados. Este índice es sensible a las suposiciones de movimiento de la tormenta y de cizalladura del viento, y su utilidad es menor en ambientes en rápida fase de evolución.

9.3 Análisis meteorológico »
9.3.1 Herramientas de análisis »
9.3.1.6 Secciones verticales

Los datos aerológicos, que normalmente se obtienen por radiosonda, brindan información sobre la estructura vertical de los sistemas atmosféricos. Una sección vertical a través de una serie de capas brinda información sobre las zonas de aire ascendente o descendente, las capas húmedas y secas, y el alcance vertical de los frentes en la superficie o en la troposfera superior. En este ejemplo, que corresponde a las inundaciones que ocurrieron en Puerto Rico el 6 de enero de 1992, vemos el flujo entrante de aire con un alto índice de temperatura potencial equivalente (θe) en el nivel de 850 hPa, un indicador de alta probabilidad de inundaciones (fig. 9.23). Una sección vertical a través de la capa de aire con θe elevada revela otros elementos causantes de la convección profunda y las lluvias intensas que ocurrieron en Puerto Rico: una profunda capa donde la humedad específica es alta y movimiento ascendente.

Humedad específica
Velocidad vertical
Fig. 9.23. Arriba: temperatura potencial equivalente (en K; valores máximos en tonos de gris), altura geopotencial y vectores viento en 850 hPa. Abajo: humedad específica (g kg−1; en tonos de gris) y velocidad vertical (hPa s−1; curvas), del reanálisis de NCEP/NCAR. Las dos rectas verticales delimitan la extensión longitudinal de Puerto Rico23.

Los diagramas de tiempo y altura pueden ser útiles para seguir el movimiento de las estructuras de escala sinóptica, como las ondas tropicales africanas (capítulo 8). Las barbas del viento y la humedad relativa nos permiten identificar varias ondas tropicales que atraviesan África occidental (fig. 9.24). Las ondas tienen una humedad relativa alta (verde) y la vaguada de la onda está marcada por vientos en la troposfera media a baja que cambian de nordeste a sudeste o sur (p. ej., el 24 de mayo).

Humedad relativa (tonos de color) y velocidad del viento.
Fig. 9.24. Diagrama de tiempo y altura de la humedad relativa
(tonos de color) y velocidad del viento sobre Niamey, Níger
entre el 22 de mayo y el 3 de junio de 2009.

9.3 Análisis meteorológico »
9.3.1 Herramientas de análisis »
9.3.1.7 Trayectorias

El análisis de trayectorias se utiliza para observar y pronosticar la dispersión y deposición de distintos contaminantes, como cenizas volcánicas, polvo, humo y otros aerosoles. Las trayectorias de las parcelas de aire se calculan integrando en una función continua los datos de puntos discretos en espacio y tiempo (x,y,z,t). Algunos modelos de dispersión de contaminantes atmosféricos se han adaptado para uso en gran variedad de aplicaciones y distintas regiones. La mayoría de estos asimilan la salida de los modelos de PNT sobre malla para calcular el transporte y la difusión de las nubes de contaminantes. Las trayectoria de retroceso son útiles para determinar la región de origen de los contaminantes presentes en la zona de interés para el pronóstico. Las trayectorias de avance muestran hacia dónde van los contaminantes de determinada región de origen.

El Servicio Nacional de Meteorología (National Weather Service, NWS) de EE.UU., la Oficina Australiana de Meteorología (Australian Bureau of Meteorology, BOM) y los centros de aviso de cenizas volcánicas (Volcanic Ash Advisory Centers, VAAC) están a cargo del funcionamiento del modelo híbrido lagrangiano de trayectoria integrada de partícula única (HYbrid Single-Particle Lagrangian Integrated Trajectory, HYSPLIT). Normalmente, los mapas de trayectorias del modelo HYSPLIT muestran vistas en planta y verticales de las trayectorias de las parcelas de aire (fig. 9.25) que se pueden proyectar en Google Earth (fig. 9.25b). La posición de la parcela de aire durante un período definido por el usuario se marca a lo largo de la trayectoria. HYSPLIT se puede utilizar para gases y partículas con propiedades limitadas de reactividad química y emisiones cuya capacidad ascensional es neutra. Como ocurre con todos los modelos de dispersión, HYSPLIT hereda los errores del modelo de PNT subyacente. HYSPLIT también tiene problemas con el flujo y la dispersión en topografía compleja a escalas no resueltas por el modelo meteorológico (vea el módulo de COMET sobre aplicaciones del modelo HYSPLIT en apoyo a decisiones en emergencias HYSPLIT Applications for Emergency Decision Support, v2).

Trayectorias generadas con el modelo HYSPLIT.
Fig. 9.25. Trayectorias generadas con el modelo HYSPLIT: (a) salida típica
(en metros sobre el nivel del suelo) y (b) proyección en Google Earth.

9.3 Análisis meteorológico »
9.3.1 Herramientas de análisis »
9.3.1.8 Análisis marinos

Los pronósticos marinos prevén el estado del océano y otras zonas de aguas abiertas, como los lagos más grandes. En este ámbito, las olas son el principal objeto de atención: su pendiente, altura, velocidad, período o longitud de onda, asomeramiento (cuando la pendiente de una ola larga aumenta en aguas poco profundas) y grado de confusión (cuando existen varias olas distintas). Para un pronóstico marino debemos analizar:

  • Vientos
    La tensión o esfuerzo del viento es el agente principal que da impulso a la olas; por eso el análisis y pronóstico exacto de los vientos marinos es un aspecto fundamental de los pronósticos marinos. La tensión del viento τ varía como el cuadrado del viento: τ = ρa CD U2, donde ρa es la densidad del aire, CD es el coeficiente de arrastre (una medida de la rugosidad de la superficie oceánica determinada de forma empírica) y U es la velocidad del viento. Se denomina oleaje un grupo de olas que ha abandonado la región de vientos de origen; normalmente, la pendiente de estas olas es menor de lo que era originalmente.
  • Velocidad y longitud de onda de las olas
    La velocidad de las olas depende de su longitud de onda. En el caso de las olas de aguas profundas, cuanto mayor la longitud de onda, tanto mayor su velocidad. La velocidad de las olas disminuye a medida que disminuye la profundidad del agua, lo cual provoca un aumento de su pendiente. Cabe observar que para calcular el tiempo de llegada de las olas o el oleaje a un lugar en particular es preciso basarse en la velocidad del grupo de olas, no en la velocidad de las olas individuales.
  • Altura y energía de las olas
    Si la altura de una ola aumenta hasta el doble, su energía se cuadruplica. Esta relación es de gran importancia en el pronóstico de la altura de las olas. Conviene limitar los pronósticos de altura de las olas a un intervalo reducido, porque cualquier inexactitud en la altura de las olas produce cambios notables en términos de su energía y el potencial de destrucción.

Normalmente nos concentramos en pronosticar la «altura significativa de las olas» o la «altura total del mar» y el «período pico de la ola», recordando que las condiciones totales del mar comprenden un espectro de alturas de ola. Los observadores aprenden a informar de la altura de las olas que se correlaciona con mayor frecuencia con la altura media del tercio más alto de todas las olas que pasan por determinado punto. Otro concepto operativo útil es la «altura total máxima del mar», la altura máxima probable cuando uno o más grupos de olas pasan simultáneamente por el mismo lugar. La altura total máxima del mar puede ser mucho mayor que la altura de cualquier ola u oleaje individual, especialmente en presencia de varios oleajes o grupos de olas con períodos similares. Tales situaciones pueden engendrar olas que por su enorme altura reciben el nombre de olas gigantes.

Obtenemos datos de observación del estado del mar de boyas (fig. 9.26) y de sensores satelitales (figs. 9.13a, 9.13b y 9.13c). La red actual de observaciones oceánicas se muestra en las figs. 9.1c y 9.4d. Una vez analizadas, las observaciones se combinan con la guía generada por los modelos de olas para producir pronósticos como los de altura de las olas (fig. 9.27).

Observaciones de la red de boyas mundial.
Observaciones de la red de boyas mundial.
Fig. 9.26. Observaciones típicas de la red de boyas mundial.
Los iconos a la izquierda llevan a gráficas de series temporales
que brindan acceso a datos en tiempo real.
Pronóstico gráfico de la altura de las olas para Hawái, el 9 de julio de 2009.
Fig. 9.27. Pronóstico gráfico de la altura de las olas para Hawái, 9 de julio de 2009.
  • Temperatura, salinidad y corrientes
    Sobre el océano, las observaciones sufren de la poca densidad de las mediciones y de los errores que contienen. Los modelos de circulación oceánica combinan estas observaciones con parámetros físicos para generar análisis aptos para diagnosticar temperatura, salinidad, corrientes y altura del nivel del mar (fig. 9.28).
Análisis de temperatura, salinidad, corrientes y altura del nivel del mar producido por el modelo NCOM.
Fig. 9.28. Análisis de temperatura, salinidad, corrientes y altura del nivel del mar
producido por el modelo oceánico costero NCOM (Navy Coastal Ocean Model)
global de la Armada de EE.UU.

COMET ha creado una serie de herramientas interactivas para el pronósticos de vientos y olas: http://www.meted.ucar.edu/marine/widgets/. Puede estudiar más sobre el pronóstico de vientos y olas en el curso de formación a distancia de COMET Wind and Wave Forecasting Distance Learning Course.

9.3 Análisis meteorológico »
9.3.1 Herramientas de análisis »
9.3.1.9 Síntesis

Las modernas herramientas digitales permiten superponer distintos tipos de datos y ampliar las imágenes para evaluar las condiciones atmosféricas a diferentes escalas. En estas secciones consideraremos cada una de dichas escalas. Las técnicas manuales siguen siendo útiles, incluso en nuestra era moderna, ya sea para sintetizar la información o para efectuar ajustes cuando las técnicas automatizadas no logran captar alguna estructura clave. La figura 9.29 muestra dos ejemplos de sistemas operativos de visualización y análisis. En el primero, se han superpuesto rayos y observaciones de radar, satélite y superficie a un mapa de ciudades y carreteras. La reflectividad radar permite ver la intensidad y estructura de las células de tormenta. La imagen satelital en el visible muestra la nubosidad general en escala de grises. Los datos de estación (color melocotón) y rayos (verde) muestran las condiciones del tiempo en lugares específicos. El segundo ejemplo, del sistema Synergie, emplea símbolos de distintos colores para ilustrar estructuras de circulación, sistemas atmosféricos y distintos límites de modo tal de presentar una síntesis de las condiciones del tiempo.

Sistema AWIPS empleado por el NWS en EE.UU.
Sistema Synergie desarrollado por MeteoFrance.
Fig. 9.29. Ejemplos de sistemas de análisis del tiempo: Sistema AWIPS empleado por el NWS en EE.UU. (arriba) y sistema Synergie desarrollado por MeteoFrance (abajo), en uso en varios centros meteorológicos
nacionales en África y otras ex colonias francesas.

9.3 Análisis meteorológico »
9.3.2 Circulaciones de escala global: la «base» del cono de pronóstico

Ahora que hemos identificado varias herramientas de análisis, podemos comenzar el análisis del tiempo tropical. Si seguimos el principio de cono de pronóstico, que implica comenzar con una consideración de la situación de gran escala y trabajar hacia escalas cada vez menores, debemos en primer lugar conocer la climatología y las circulaciones planetarias que afectan nuestra región.

Una de las estructuras más importantes de la atmósfera tropical es la vaguada ecuatorial, la región de mínima presión en la superficie. Los alisios del nordeste y sudeste convergen en esta zona de bajas presiones, lo cual explica su nombre: la zona de convergencia intertropical (ZCIT). Normalmente, la ZCIT tiene el aspecto de una banda de tormentas que se extiende por las regiones tropicales del mundo, pero no es continua y los sistemas nubosos que comprende cambian a diario (por ejemplo, vea la fig. 9.8). La vaguada ecuatorial, las zonas de convergencia y las demás circulaciones de superficie migran a lo largo del año en respuesta al calentamiento de la superficie (fig. 9.30).

Presión al nivel del mar y vientos en la superficie para enero. Presión al nivel del mar y vientos en la superficie para julio.
Análisis de líneas de corriente en la superficie.
Fig. 9.30. Imágenes compuestas de presión al nivel del mar y vientos en la superficie para enero (izquierda superior) y julio (derecha superior); la línea de trazos roja marca la posición de la vaguada ecuatorial. El análisis de líneas de corriente en la superficie (abajo) de las 0000 UTC del 5 de julio de 2009 muestra la vaguada ecuatorial (línea roja de rayas) y los anticiclones subtropicales (líneas naranja). Las líneas rojas de trazos marcan la posición de dos vaguadas; al norte del ecuador vemos la vaguada monzónica, con un ciclón cerca de la isla de Guam.

Como ilustra la figura 9.30 (panel inferior), los alisios convergen al norte del ecuador, sobre el Pacífico oriental. Esta es la zona de convergencia casi ecuatorial de los alisios. En Asia y Australia, donde los máximos de calentamiento y baja presión ocurren en regiones continentales, lejos del ecuador, la vaguada forma parte del sistema monzónico y se denomina vaguada monzónica. El flujo hacia la vaguada monzónica es predominantemente del oeste (lo cual contrasta con los vientos del este típicos de las demás regiones tropicales). A ambos lados de la vaguada ecuatorial encontramos las altas presiones y los anticiclones subtropicales, que son regiones de subsidencia.

Dos extensas zonas de convergencia casi permanentes producen interacciones entre las regiones tropicales y templadas: la zona de convergencia del Pacífico Sur (ZCPS)24 y la zona de convergencia del Atlántico Sur (ZCAS).25,26,27,28 Estas dos zonas de convergencia tienen orientación de noroeste a sudeste y se extienden desde los trópicos hasta las regiones subtropicales. Se trata de estructuras extensas, cuya precipitación abarca más de 30 grados de longitud (fig. 9.31).

Precipitación media mensual y zonas de convergencia asociadas con los máximos.
Fig. 9.31. Precipitación media mensual y zonas de convergencia asociadas con los máximos.

También hay que tener presente la fase de ENOS y los impactos climáticos típicos para la región. Si bien los impactos más directos se sienten en las regiones alrededor del Pacífico tropical, ENOS afecta muchas regiones del mundo. Encontrará fuentes de observaciones y pronósticos de ENOS en tiempo real en la tabla 4.3.

9.3 Análisis meteorológico »
9.3.3 Análisis intraestacional para el pronóstico del tiempo tropical

La oscilación de Madden-Julian (OMJ),29,30 que es el principal modo de variabilidad intraestacional en los trópicos, da lugar a extensos períodos de intensificación o inhibición de la precipitación y modula la actividad de ciclones tropicales (capítulo 4, sección 4.1.1.3). Por lo tanto, para pronosticar el tiempo en una región tropical es preciso estar al tanto de la actividad de la OMJ. En la actualidad, varios centros operativos, como la Oficina Australiana de Meteorología (BOM) y el Centro de Predicción Climática (CPC) en EE.UU.31 distribuyen evaluaciones y pronósticos oficiales de la OMJ a intervalos semanales (fig. 9.32 y capítulo 4, tabla 4.1). La habilidad de predicción de un índice de la OMJ del CPC (capítulo 4, sección 4.1.1.4) para 7 a 10 días es aún escasa, pero sigue mejorando. Estos pronósticos son para los episodios de OMJ en curso, ya que en la actualidad nuestros modelos globales operativos son incapaces de predecir el comienzo de un ciclo de la OMJ.32

La relación entre la fase de la OMJ y la ciclogénesis tropical tiene valor para el trabajo de pronóstico en las regiones tropicales. La habilidad de pronóstico de los índices de la OMJ que se utilizan para predecir la probabilidad de formación de ciclones tropicales ha aumentado a cerca de tres semanas para las cuencas sur de los océanos Índico y Pacífico.33

Potencial de velocidad en 200 hPa: pronósticos para el 17 a 21 de junio de 2009 del modelo GFS de NCEP. Potencial de velocidad en 200 hPa: análisis para el 17 a 21 de junio de 2009 del sistema de asimilación de datos del modelo GFS (GDAS) de NCEP.
Fig. 9.32. Potencial de velocidad en 200 hPa: Pronósticos (arriba) y análisis (abajo) del 17 al 22 de junio de 2009. El color verde representa flujo divergente que corresponde a la intensificación de la convección, mientras la convección tiende a inhibirse en las áreas rojas.

Ondas ecuatoriales

Las ondas ecuatoriales intraestacionales también influyen en las manifestaciones del tiempo atmosférico (capítulo 4, sección de enfoque 1). Por ejemplo, los ciclones tropicales se forman a partir de las ondas de Rossby ecuatoriales y las ondas mixtas de Rossby-gravedad. Además, la lluvia diaria aumenta durante la fase húmeda de las ondas de Kelvin, que se desplazan hacia el este, y se suprime durante la fase seca. Aunque en la mayoría de los casos identificamos las ondas ecuatoriales filtrando la radiación de onda larga saliente y las anomalías del viento en 850 y 200 hPa (capítulo 4, sección 4.1.5.2), en ciertas ocasiones es posible identificarlas a partir de un análisis sinóptico estándar de los niveles de 850 y 200 hPa.

Las ondas de Rossby ecuatoriales se pueden identificar como una pareja de vórtices ciclónicos, uno en el hemisferio norte y otro en el hemisferio sur, en el nivel de 850 hPa (vea los ejemplos en las figuras 9.33, 5.17 y 8.21). A veces, se forman trenes de ondas ecuatoriales, como se aprecia en las figuras 9.33e y f. A veces también se observa una transición entre el patrón a gran escala de ondas mixtas de Rossby-gravedad y de ondas de Rossby ecuatoriales (fig. 9.33a y b) y viceversa en el transcurso de un par de días.

Análisis en 850 hPa del 1 al 9 de mayo de 2002 (a-e) en el que se observan una onda mixta de Rossby-gravedad y ondas de Rossby ecuatoriales (n=1); estas últimas provocaron la formación de ciclones tropicales «gemelos». (f) muestra una imagen IR de Meteosat de dos ciclones tropicales gemelos.
Fig. 9.33. Análisis en 850 hPa del 1 al 9 de mayo de 2002 (a-e) en el que se observan una onda mixta de Rossby-gravedad y ondas de Rossby ecuatoriales (n = 1); estas últimas provocaron la formación de ciclones tropicales «gemelos». (f) muestra una imagen IR de Meteosat de dos ciclones tropicales gemelos.

Las ondas mixtas de Rossby-gravedad son evidentes como circulaciones antisimétricas a ambos lados del ecuador, un centro de circulación anticiclónica en un hemisferio y uno de circulación ciclónica en el hemisferio opuesto (por ejemplo, las figuras 9.33a, 9.34, 8.22). Otra indicación de la presencia de ondas mixtas de Rossby-gravedad es un intenso flujo a través del ecuador entre los centros de altas y bajas presiones en 850 hPa (fig. 9.34c).

Análisis en 850 hPa del modelo GFS (a, b) y agua precipitable total, y vientos del modelo NOGAPS (c, d) para el 13 y el 15 de noviembre, respectivamente; se observa la ciclogénesis tropical iniciada por una onda mixta de Rossby-gravedad.
Fig. 9.34. Análisis en 850 hPa del modelo GFS (a, b) y agua precipitable total con vientos del modelo NOGAPS (c, d) para el 13 y el 15 de noviembre, respectivamente, que muestra la ciclogénesis tropical iniciada por una onda mixta de Rossby-gravedad.

Es posible obtener análisis y pronósticos de ondas ecuatoriales en tiempo real tanto de la NOAA como de la Oficina Australiana de Meteorología (BOM). La habilidad de predicción de ondas ecuatoriales alcanza la mitad de la duración de las ondas, de 1 a 5 días, según el tipo de onda.34

9.3 Análisis meteorológico »
9.3.4 Análisis de escala sinóptica

Algunos niveles de la troposfera tropical son particularmente adecuados para correlacionar patrones atmosféricos con estructuras de circulación sinóptica. El nivel del gradiente, que representa el flujo sin rozamiento a una altura aproximada de 900 m sobre tierra firme, es óptimo para el análisis de las estructuras sinópticas en la baja troposfera. El nivel de superficie es apropiado sobre los océanos tropicales. Los niveles estándar de la troposfera superior son las capas de 250 y 200 hPa. Es común utilizar la cizalladura vertical del viento entre 850 y 300 hPa para evaluar el potencial de ciclogénesis tropical. Los vectores movimiento de las nubes sobre ciertas capas (p. ej., la figura 9.12 y la sección 2.4.1.2) también son útiles para identificar sistemas atmosféricos de escala sinóptica. Encontrará una explicación del procedimiento operativo típico del análisis sinóptico en la sección especial 9-2. A continuación estudiaremos algunos patrones sinópticos tropicales comunes.

9.3 Análisis meteorológico »
9.3.4 Análisis de escala sinóptica »
9.3.4.1 Sistemas tropicales de escala sinóptica comunes

Pese a que no son tan variados ni tan intensos como en las latitudes medias, los sistemas de escala sinóptica son frecuentes en muchas partes de los trópicos. Por ejemplo, durante el invierno boreal, en las regiones tropicales del Pacífico Norte se sienten los efectos de los frentes fríos y los sistemas de baja presión subtropicales, las vaguadas tropicales de la alta troposfera (Tropical Upper Tropospheric Trough, TUTT)35,36 y los ciclones tropicales y sus precursores (fig. 9.35). El tiempo en las regiones tropicales del Atlántico y el Pacífico Sur se ve afectado por sistemas similares. El subcontinente indio y el océano Índico sienten los efectos de los sistemas monzónicos de baja presión (las depresiones monzónicas).37,38 En África meridional, el paso de una vaguada tropical-templada puede traer espectaculares flujos de humedad tropical y lluvias muy intensas.39

Diagrama conceptual de cuatro tipos de sistemas de escala sinóptica comunes que afectan los trópicos.
Fig. 9.35. Diagrama conceptual de cuatro tipos de sistemas de escala sinóptica comunes que afectan los trópicos. Las isobaras en la superficie son de color sólido; las flechas de tonos de color representan el flujo en la superficie. Las líneas de corriente oscuras en (c) ilustran el flujo en 200 hPa.
La flecha negra en (d) es la trayectoria del ciclón tropical.40

TUTT

Las vaguadas tropicales de la alta troposfera (Tropical Upper Tropospheric Trough, TUTT) son estructuras de verano semipermanentes en los océanos Atlántico y Pacífico. El análisis de líneas de corriente de los vientos en 200 hPa es útil para identificar las TUTT (figs. 9.35c y 9.36). La divergencia a sotavento de la TUTT aumenta el movimiento ascendente, la convergencia y la precipitación (fig. 9.35c). La TUTT contribuye a la ciclogénesis tropical en la zona donde la posición de la vaguada en altura relativa a la circulación en los niveles bajos reduce la cizalladura vertical del viento. De vez en cuando, una vaguada tropical de la alta troposfera desarrolla un núcleo cálido y se transforma en un ciclón tropical. Puede aprender más sobre las vaguadas tropicales de la alta troposfera en el módulo de COMET Topics in Tropical Meteorology.

Análisis de líneas de corriente en 200 hPa que muestra una vaguada tropical de la alta troposfera.
Fig. 9.36. Análisis de líneas de corriente en 200 hPa que muestra una vaguada tropical de la alta troposfera a las (a) 0000 UTC del 6 de mayo y (b) las 0000 UTC del 7 de mayo de 2001; imágenes satelitales en el visible (c) de las 1245 UTC y (d) de las 2045 UTC del 6 de mayo de 2001.

Ciclones subtropicales

Estos ciclones subtropicales de núcleo frío se forman a partir del extremo final de los ciclones de latitudes medias durante el invierno boreal. En las regiones del norte del Pacífico central, estos sistemas pueden persistir y seguir trayectorias sinuosas por más de una semana, a veces hasta varias.41,42 Las condiciones relacionadas con estos sistemas suelen incluir cielos nublados, lluvias intensas e inundaciones, tormentas severas y vientos muy fuertes. Sobre el Pacífico Norte, los ciclones subtropicales reciben el nombre kona (que en hawaiano significa «sotavento») por su relación con la lluvia sobre Hawái.

La figura 9.37 muestra el patrón sinóptico típico de uno de estos ciclones subtropicales; para el análisis se utilizan isotermas de superficie, isobaras al nivel del mar y temperaturas de imágenes satelitales IR realzadas. Durante las fases temprana y de intensificación, la vaguada se extiende desde la depresión hacia el ecuador. La mayor parte de la precipitación cae en el lado corriente abajo del centro de baja presión. En las etapas de intensificación y madurez, las nubes y las precipitaciones forman una coma alrededor de la depresión en superficie. Al norte y al este de la depresión comienza a cobrar fuerza un sistema de altas presiones. Cuando el ciclón alcanza la etapa de disipación, el flujo alrededor de la depresión se vuelve más zonal.

Presión al nivel del mar, isotermas y temperatura de imagen satelital IR.
Fig. 9.37. Presión al nivel del mar, isotermas y temperatura de imagen satelital IR (indicación de convección profunda y precipitaciones intensas) para un ciclón subtropical kona: (a) 1800 UTC 23 de febrero, (b) 1200 UTC 24 de febrero,
(c) 1200 UTC 25 de febrero, (d) 1200 UTC 26 de febrero y (e) 1200 UTC 27 de febrero de 1997. (de Morrison y Businger, 2001)41

Depresiones monzónicas

Las depresiones monzónicas son sistemas de baja presión de escala sinóptica que predominan sobre el subcontinente indio y las aguas circundantes durante el monzón de verano.37,38 Estos sistemas pueden durar entre 3 y 6 días y suelen desplazarse hacia el oesnoroeste a entre 2 y 6 m s−1.38 Se inclinan hacia el sudoeste con la altura. Compare el análisis de líneas de corriente para la posición de la depresión en superficie, el ciclón en 500 hPa y la vaguada en 300 hPa en la figura 9.38.43 Las lluvias más intensas suelen ocurrir al oeste de la depresión en superficie y una vez que el sistema alcance su madurez el patrón nuboso puede parecer un ciclón tropical de escasa intensidad (fig. 9.38d). Muchas depresiones monzónicas se forman como resultado de la regeneración de un sistema de bajas presiones residual que se desplaza hacia el oeste desde el Pacífico occidental y el Mar de la China Meridional.44 También se ha usado el término depresión monzónica para referirse a sistemas parecidos que se forman durante el monzón de Australia e Indonesia.

Líneas de corriente e isotacas para las 1200 UTC del 8 de julio de 1979.
Fig. 9.38. Líneas de corriente e isotacas para las 1200 UTC del 8 de julio de 1979 en (a) 850 hPa, (b) 500 hPa y (c) 300 hPa. El círculo negro representa la posición del centro en la superficie. (d) Imagen DMSP en el visible a las 0600 UTC del 8 de julio y temperatura media de la capa de 800 a 700 hPa (isotermas blancas) y 500 a 300 hPa (negras). Adaptado de Douglas (1992).43

Vaguadas tropical-templadas

Las vaguadas tropical-templadas39 conectan los vientos del oeste con perturbaciones tropicales y traen lluvias intensas a las regiones de África meridional. La vaguada tropical-templada es un fenómeno de verano, análogo a las zonas de convergencia semipermanentes del Pacífico Sur (ZCPS) y del Atlántico Sur (ZCAS; vea la fig. 9.31). Como permite apreciar la figura 9.39, por lo general, una banda de aire cálido y húmedo acompañada de convección profunda se extiende de NO a SE. Una de las estructuras características de la vaguada tropical-templada es la entrada de un intenso flujo de humedad tropical provocada por un chorro de bajo nivel en 850 hPa, como el que se nota junto a la costa sudafricana en la figura 9.39.

Vaguada tropical-templada sobre África meridional.
Fig. 9.39. Ejemplo de vaguada tropical-templada sobre África meridional;
análisis en 850 hPa para las 1200 UTC e imagen IR realzada
de las 1745 UTC del 2 de noviembre de 2006.

Frentes fríos

Los frentes fríos que bajan hasta el trópico no exhiben fuertes gradientes de temperatura, de modo que para localizarlos recurrimos principalmente a un análisis de los cambios en la velocidad del viento y los gradientes de humedad. Típicamente, los vientos que preceden a un frente soplan del lado del ecuador del frente y traen aire relativamente húmedo, en comparación con los vientos más intensos y los niveles de humedad más bajos que existen del lado del polo del mismo. En el ejemplo de la figura 9.40, los vientos son de E a SE delante del frente, pero del NO detrás del mismo. En la ciudad de Kingston, Jamaica, que se halla detrás del frente, la temperatura de punto de rocío es de 18 °C, mientras al sudeste del frente se ha registrado un punto de rocío de 24 °C, siendo la temperatura ambiente igual en ambos lugares.

¿Con qué frecuencia se ven afectadas por frentes fríos las regiones tropicales? Esto varía de una región a otra. En la República Dominicana, situada en el norte del Caribe, se registra el paso de un frente en el 15 al 20 % de los días de invierno; en esta región,, los frentes son los principales sistemas atmosféricos de escala sinóptica que causan tormentas y precipitaciones intensas en invierno.45 Las oscilaciones interanuales y decenales modulan la frecuencia de los frentes fríos. Por ejemplo, en los años de El Niño, durante el invierno suelen experimentarse frentes fríos más intensos e inundaciones más frecuentes en todo el Caribe y América Central.46,47 Siempre hay que tener presente la climatología frontal de la región de interés.

A veces se forma una vaguada en superficie delante del frente (la línea de trazos en la fig. 9.40), algo que puede traer lluvias intensas. Normalmente, estas vaguadas prefrontales se identifican a partir del campo de vientos de superficie o de nivel del gradiente, y en este caso los vientos al este de la vaguada provienen del ecuador.

Frente frío de superficie y vaguada prefrontal.
Fig. 9.40. Frente frío y vaguada prefrontal que provocaron lluvias intensas
(200 a 300 mm en la mayor parte de la zona y 500 mm en algunas estaciones) e inundaciones repentinas en Puerto Rico.23 Puede ver las imágenes satelitales correspondientes en la fig. 9.41.

Ciclones tropicales y ondas tropicales (o del este)

En el trópico, los ciclones tropicales son los sistemas atmosféricos más mortíferos (capítulo 8). Como dichos sistemas se forman sobre las aguas cálidas de los océanos tropicales, y dada la escasa cantidad de observaciones meteorológicas estándar disponibles sobre el océano, el análisis sinóptico de los ciclones tropicales depende en enorme medida de las observaciones satelitales. Tanto los buques como las aeronaves toman la precaución sensata de evitar cualquier tormenta tropical que se encuentre en su camino, de modo que las únicas observaciones in situ de rutina con que contamos son las que producen los vuelos de reconocimiento meteorológico sobre el Atlántico y el Pacífico oriental. Las aeronaves de investigación también obtienen datos útiles durante sus actividades de campo. Como se describe en el capítulo 8, el análisis de las mediciones obtenidas por dispersometría permite definir el campo de vientos en la superficie, a la vez que los vientos derivados del movimiento de las nubes nos brindan información sobre la circulación alrededor del ciclón. Las imágenes por microondas obtenidas por los satélites LEO brindan vistas detalladas de la estructura de nubes y precipitación una o dos veces al día. Las ondas tropicales son estructuras precursoras de los ciclones tropicales (capítulo 8, sección 8.3.3.1). Los diagramas de tiempo y altura que representan la velocidad del viento y la humedad son útiles para seguir la evolución de las ondas tropicales (p. ej., fig. 9.24).

Puede estudiar a fondo la naturaleza de los ciclones tropicales en el capítulo 8. Veremos los métodos de predicción y validación para los ciclones tropicales en las secciones 9.5 y 9.6, respectivamente.

9.3 Análisis meteorológico »
9.3.4 Análisis de escala sinóptica »
Sección especial 9-2 Procedimiento operativo para el análisis sinóptico

El procedimiento que se describe a continuación se sigue en la mayoría de los centros de pronóstico, independientemente de que las distintas tareas de análisis se lleven a cabo en forma automática o manual. La capacidad de crear animaciones, ampliaciones, secciones o cortes, así como de combinar con facilidad distintos campos y crear productos derivados, ha mejorado nuestros análisis de las condiciones atmosféricas. Los métodos manuales nos permiten obtener parte de esta información, por ejemplo mediante la superposición de mapas transparentes con distintos campos atmosféricos en una mesa luminosa, o bien utilizando lápices de distintos colores para consignar el análisis de los varios campos en un único mapa.

Climatología y circulaciones de escala planetaria

  1. Es importante mantenerse al tanto de la climatología mensual de la zona de pronóstico.
  2. Examine las evaluaciones y los pronósticos actuales de ENOS y la OMJ. Considere si la zona local se encuentra en un lugar que favorece la disminución o el aumento de la precipitación cuando pasa la OMJ.

Cartas de superficie y de nivel de gradiente

  1. Consigne todas las observaciones actuales en una carta sinóptica (pueden incluirse las observaciones obtenidas a distintas horas para complementar las observaciones actuales, como se ha hecho en la figura 9E1.1, por ejemplo).
  2. Examine las imágenes satelitales (principalmente en el IR y el visible) y cree animaciones de las imágenes del satélite geoestacionario captadas durante las últimas 12 a 24 horas.
  3. Identifique toda frontera, como los frentes o la ZCIT, mediante símbolos adecuados.
  4. Haga lo posible por mantener coherencia y continuidad con el pronóstico previo; haga ajustes incrementales.
  5. Analice el campo de presión; en el trópico, las isobaras se pueden separar a intervalos de 1 o 2 hPa, excepto alrededor de los ciclones tropicales, ya que requieren intervalos más grandes.
  6. Cree animaciones del análisis de presión para las horas sinópticas del día anterior (para continuidad y análisis de tendencias).
  7. Perfeccione los análisis de presión y las posiciones de las fronteras de acuerdo con cualquier dato adicional (como vientos o precipitación) que obtenga de las imágenes de satélite LEO recibidas en el transcurso de las últimas 3 horas.
  8. Analice las líneas de corriente e isotacas en relación con las observaciones puntuales y satelitales.
  9. Superponga las líneas de corriente a las imágenes satelitales y cree animaciones para perfeccionar el análisis.
  10. Siempre que estén disponibles, superponga las curvas del análisis de divergencia y convergencia.
Observaciones realizadas a las 0600 UTC.
Observaciones suplementarias agregadas en el transcurso de 18 horas.
Fig. 9E1.1. (a) Algunas observaciones realizadas a las 0600 UTC y (b) las observaciones suplementarias agregadas en el transcurso de 18 horas. Los distintos tonos de color y grises indican la edad de las observaciones.

Cartas de altura

  1. Trace todas las observaciones actuales en la carta sinóptica.
  2. Examine las imágenes satelitales (vapor de agua, IR realzado, visible), cree animaciones de las imágenes del satélite geoestacionario para las 12 a 24 horas anteriores (intervalo horario).
  3. Analice el campo de altura geopotencial; en el trópico se utiliza un intervalo de 10 dam, excepto alrededor de los ciclones tropicales, ya que requieren intervalos más grandes.
  4. Analice las líneas de corriente e isotacas en relación con las observaciones puntuales y satelitales.
  5. Superponga las líneas de corriente a imágenes satelitales de vapor de agua y cree una animación para perfeccionar el análisis de las estructuras sinópticas.
  6. Para los niveles de 250 y 200 hPa, superponga las curvas de divergencia y convergencia al análisis de líneas de corriente.
  7. Para el nivel de 850 hPa, analice la temperatura potencial equivalente a fin de identificar el potencial de lluvias intensas y tiempo severo.

9.3 Análisis meteorológico »
9.3.5 Análisis de mesoescala y a escala convectiva

Como mencionamos al comienzo del capítulo, el factor dominante para el tiempo en las regiones tropicales no son los factores sinópticos, sino los efectos locales y de mesoescala; la excepción son los ciclones tropicales, pero incluso en este caso, el núcleo y las bandas de lluvia son estructuras de mesoescala. Utilizaremos algunos sistemas atmosféricos de verano e invierno sobre el Caribe para demostrar ciertas técnicas de análisis de mesoescala y de pronóstico momentáneo, como el análisis satelital, la interpretación de radar y los meteogramas de superficie.

9.3 Análisis meteorológico »
9.3.5 Análisis de mesoescala y a escala convectiva »
9.3.5.1 Análisis de mesoescala basado en datos satelitales

El análisis de mesoescala comienza con un diagnóstico del régimen sinóptico. Vamos a estudiar un caso de tiempo de invierno que incluye el paso de un frente frío y una vaguada prefrontal (fig. 9.40). Sabemos que las lluvias de estos sistemas suelen cubrir extensas zonas, ¿pero cómo varía la intensidad de la lluvia dentro de un área tan grande? ¿Cómo evolucionará la lluvia a nivel de mesoescala?

Imágenes satelitales IR realzadas (GOES con realce MB) de un sistema que provocó inundaciones repentinas en Puerto Rico.
Fig. 9.41. Imágenes satelitales IR realzadas (GOES con realce MB) de un sistema que provocó inundaciones repentinas en Puerto Rico, 5 y 6 de enero de 1992.23

Un examen de las imágenes satelitales IR realzadas nos permitirá identificar los sistemas convectivos de mesoescala (SCM). En primer lugar, identificamos los topes de las nubes más frías (las regiones blancas en la fig. 9.41), que corresponden a la convección más intensa. Luego estudiamos la forma y evolución de las estructuras de convección. Entre las 0000 y las 1800 UTC del 5 enero, los topes de las nubes se van enfriando. Además, se están formando muchos más conglomerados fríos que se desplazan hacia el sur y pasan por encima de las islas del nordeste del Caribe. Después de las 1800 UTC, la zona de nubes frías disminuye, pero la convección aumenta en intensidad, cambia de forma y se expande hacia el oeste. A las 0200 UTC del 6 de enero, las nubes más frías se han alineado con orientación este-oeste y se forma un vértice en el oeste del sistema. La formación de un vértice en la imagen IR realzada indica una tormenta retrógrada, es decir, una en la cual las células nuevas se forman en el lado de barlovento de las células. A medida que se forman células nuevas, estas pasan por encima del mismo lugar que ya estuvo sometido a los efectos de otras células, dando como resultado la saturación del suelo, mayor escorrentía e inundaciones repentinas. La inundación repentina causada por este sistema, que cobró 23 vidas y provocó daños estimados en 88 millones de USD, se considera una de las peores en la historia de Puerto Rico.23

El diagnóstico sinóptico muestra que las condiciones apoyaban la formación de un SCM sobre Puerto Rico: había una vaguada en superficie y se aproximaba un frente frío (fig. 9.40); el flujo entrante traía aire con θe alto en el nivel de 850 hPa (fig. 9.23a); finalmente, había una capa profunda de humedad y condiciones propicias para el ascenso (fig. 9.23b). Las imágenes satelitales IR brindan suficientes detalles de mesoescala como para indicar el potencial de inundaciones repentinas. Dado el gran impacto de un sistema convectivo de mesoescala de tales dimensiones, es fácil comprender la importancia de saber identificar su forma característica en las imágenes satelitales.

icon_think Sin embargo, ¿por qué es importante estar atentos a la formación de pequeños sistemas de mesoescala y de escala convectiva para pronosticar el tiempo tropical?

Para comprender el motivo, estudiemos algunos eventos meteorológicos de verano sobre el Caribe. Utilizaremos un caso identificado por Kathy-Ann Caesar, del Instituto de Meteorología e Hidrología del Caribe (Caribbean Institute for Meteorology and Hydrology, CMHI).

Dada la presencia de estructuras de escala sinóptica tales como la tormenta tropical Gustav en el este del Caribe central, una vaguada con ella relacionada sobre el Caribe oriental y la ZCIT (fig. 9.42a), sería fácil ceder a la tentación de ignorar la presencia de otros sistemas atmosféricos menores (fig. 9.42b, c).

Imagen en el visible e IR, imagen satelital IR realzada de sistemas convectivos de mesoescala e imagen de 1 km en el visible de sistemas de escala convectiva a las 1215 UTC del 25 de agosto de 2008.
Fig. 9.42. (a) Combinación de imágenes en el visible e IR y análisis de presión al nivel del mar a escala sinóptica; (b) imagen satelital IR realzada de
sistemas convectivos de mesoescala, (c) imagen de 1 km en el visible
de sistemas de escala convectiva a las 1215 UTC del 25 de agosto de 2008.

Las bandas de lluvia atraviesan las islas de sur a norte siguiendo el flujo hacia Gustav. Sin embargo, el 25 agosto las bandas de lluvia de Gustav no eran la única fuente de precipitación. La confluencia a lo largo de la ZCIT y el flujo hacia Gustav (fig. 9.43) llevan a la formación de un intenso sistema convectivo de mesoescala (SCM, fig. 9.42b) sobre Venezuela y Trinidad y Tobago. La escala espacial menor (fig. 9.42c) nos permite observar estrechas bandas de nubes al este del SCM. ¿Cuál es el rol de estas bandas nubosas en el panorama de precipitaciones de este día en particular?

Vientos de superficie e imagen satelital en el visible de las 1200 UTC del 25 de agosto de 2008.
Fig. 9.43. Vientos de superficie e imagen satelital en el visible de las 1200 UTC del 25 de agosto de 2008. Las flechas color magenta marcan la zona de confluencia en el Caribe sudoriental. Las líneas naranja indican la posición de la ZCIT.

La figura 9.44 muestra el proceso de fusión del frente de racha de una tormenta que se desplaza hacia el este con algunas bandas de nubes del sudeste sobre el Caribe oriental. Dada la existencia de un intenso sistema de mesoescala sobre el sur del Caribe por la mañana (figuras 9.42b y 9.44a), la formación de un intenso frente de racha no es sorprendente. Este frente de racha se mantuvo bien definido sobre una distancia considerable, lo cual indica que el SCM generaba corrientes descendentes relativamente frescas. De hecho, en el aeropuerto de Piarco, en Trinidad, la temperatura bajó 3 °C con la llegada de las tormentas y el comienzo de una lluvia moderada (fig. 9.45). En las islas vecinas, las frecuentes imágenes de alta resolución del satélite geoestacionario constituyen la única forma de observar las estrechas bandas nubosas asociadas con los frentes de racha que se forman sobre el océano.

Imágenes de 1 km en el visible de las 1145 a las 1715 UTC del 25 de agosto de 2008.
Fig. 9.44. Imágenes de 1 km en el visible de las 1145 a las 1715 UTC
del 25 de agosto de 2008.

La frontera de corriente de salida (frente de racha) de estas tormentas difiere de las filas de nubes que se forman a lo largo de las líneas de cizalladura sinópticas sobre los océanos tropicales. Estas últimas se forman a menudo con orientación perpendicular respecto de un cambio abrupto en el viento horizontal, duran varios días y se desplazan con el flujo sinóptico. La duración de un frente de racha suele ser del orden de horas y su patrón coincide con el flujo que emana de las tormentas ya existentes.

Meteorograma para una estación en Trinidad.
Meteorograma para una estación en Santa Lucia.
Meteorograma para una estación en Barbados.
Fig. 9.45. Meteogramas de las estaciones de Trinidad, San Vicente
y Barbados, respectivamente.

Volvamos a considerar la pregunta que formulamos antes: ¿por qué es importante estar atentos a la formación de pequeños sistemas de mesoescala y de escala convectiva para pronosticar el tiempo tropical? Utilice los los meteogramas de superficie de la figura 9.45 para analizar la evolución temporal de los sistemas visibles en las imágenes satelitales. (Escriba su respuesta en el campo siguiente.)

Explicación

Sobre las regiones húmedas del trópico, y especialmente sobre los océanos cálidos, la convergencia de líneas de nubes, incluso pequeñas, puede crear corrientes ascendentes suficientes para generar cantidades moderadas de precipitación (fig. 9.45). Como muestran estos meteogramas, unas cuantas horas después de que el frente de racha del SCM se alejara de Trinidad, convergió con otros frentes de racha más débiles que avanzaban hacia el oeste y con algunas líneas de nubes que se desplazaban junto con el flujo sinóptico del sudeste. El resultado fue un episodio de chubascos entre moderados y fuertes sobre San Vicente y chubascos ligeros a moderados sobre Barbados (fig. 9.45b, c). Con el paso del frente de racha, los vientos cambiaron de este a sur en Arnos (Kingstown), San Vicente. La convección sobre y alrededor de Barbados inició a lo largo de los frentes de racha convergentes de varias tormentas (fig. 9.44d-i). Para las regiones tropicales con escasa cobertura radar, las imágenes de 1 km en el visible generadas por el satélite geoestacionario pueden brindar una resolución suficientemente alta como para observar las tormentas locales y emitir un pronóstico momentáneo.

9.3 Análisis meteorológico »
9.3.5 Análisis de mesoescala y a escala convectiva »
9.3.5.2 Análisis de mesoescala y a escala convectiva basado en datos de radar

El radar aumenta nuestra capacidad de observar y pronosticar fenómenos de mesoescala y de escala convectiva. Utilizaremos el episodio de inundaciones que ocurrió en Puerto Rico el 6 de mayo de 2001 (fig. 9.36) para ilustrar este concepto. A escala sinóptica, una vaguada tropical de la alta troposfera engendra una extensa banda de precipitaciones. Sin embargo, la estructura e intensidad de la precipitación varía a nivel de mesoescala (fig. 9.46). El análisis de imágenes de radar muestra el efecto de la isla en la banda de precipitación. Conforme esta se acerca a Puerto Rico, la línea de precipitaciones intensas se descompone y se forman estructuras multicelulares más pequeñas. La sección al norte pierde intensidad y se vuelve más estratiforme. A las 1700 UTC, la línea exhibe dos ecos en forma de arco a lo largo de la costa occidental. Es esencial observar la evolución de estas estructuras, ya que pueden engendrar franjas de potentes vientos en línea recta en la superficie capaces de causar daños. Las células más intensas se concentran sobre el sudoeste de la isla. Entre las 1800 y las 2200 UTC, las precipitaciones más intensas forman una línea casi de oeste a este; comienzan a formarse células nuevas al oeste de dicha línea que luego avanzan siguiendo prácticamente la misma trayectoria que las células anteriores. Después de las 2300 UTC, las células más intensas vuelven a alinearse de SO a NE. El radar revela otras estructuras interesantes, como las líneas de células nuevas que se forman delante de la banda de precipitaciones principal, lo cual indica ascenso a lo largo del frente de racha de la tormenta. Puede ver un ejemplo en la imagen de las 2303 UTC. La animación de imágenes radar también muestra bandas de precipitación al norte de la isla orientadas de SE a NO que se desplazan hacia el nordeste.

Reflectividad radar de convección sobre Puerto Rico y la zona circundante, 6 de mayo de 2001.
Fig. 9.46. Reflectividad radar de convección sobre Puerto Rico
y la zona circundante, 6 de mayo de 2001.
Icono de películaSecuencia de imágenes de reflectividad radar

9.4 Predicción numérica del tiempo en el trópico

9.4 Predicción numérica del tiempo en los trópicos »
9.4.1 Conceptos fundamentales de los modelos numéricos

Los modelos de predicción numérica son un componente integral del proceso moderno de pronóstico del tiempo. La meteorología dinámica, que desarrolla las ecuaciones que describen la evolución de la atmósfera, constituye la base teórica de la predicción numérica del tiempo (PNT).48 La predicción dinámica emplea aproximaciones numéricas de las ecuaciones dinámicas para pronosticar el estado de la circulación atmosférica en el futuro.

El primero en abordar el tema de la predicción numérica fue el científico británico L. F. Richardson, quien en 1922 describió un procedimiento para aproximar las ecuaciones de movimiento en forma de ecuaciones de diferencia algebraica que podían calcularse para un conjunto finito de puntos de malla. En este esquema, el estado inicial se extrapolaba hacia adelante durante un breve período para estimar las condiciones en el futuro. El experimento de Richardson nunca logró producir un pronóstico aceptable, en parte debido a las ondas de Lamb (ondas acústicas) que dominaban la solución. Como el uso de las ecuaciones completas puede generar problemas, las filtramos de modo que se conserven las soluciones meteorológicamente significativas, aunque en términos absolutos esto resulta menos exacto. Richardson calculó que un sistema de pronóstico numérico de alcance mundial requeriría un equipo integrado por 64 000 personas. Su visión se ha vuelto realidad gracias a las altas prestaciones de las computadoras digitales y a una amplia gama de modelos numéricos que hoy categorizamos según su:

  • escala (microescala, mesoescala, escala sinóptica, escala global);
  • aplicación (p. ej.: modelos de circulación general, de dispersión y de transporte);
  • dimensiones (una, dos, etc.); y
  • suposiciones físicas (p. ej.: hidrostático o no hidrostático).

9.4 Predicción numérica del tiempo en el trópico »
9.4.1 Conceptos fundamentales de los modelos numéricos »
9.4.1.1 Principios básicos y ecuaciones de conservación

Los modelos de PNT representan el comportamiento de la atmósfera descrito por las ecuaciones primitivas o gobernantes:

  1. Las ecuaciones de momento
    La segunda ley del movimiento (ley de la fuerza) de Newton declarada como el equilibrio de fuerzas para la aceleración respecto de un marco de coordenadas en rotación. La ecuación de momento horizontal se puede expresar de la forma siguiente:
                momento horizontal            (5)
    donde vector viento horizontal es el vector velocidad horizontal (m s−1), t es el tiempo (s), P es la presión (Pa), f es el parámetro de Coriolis (s−1), ρ es la densidad (kg m−3), símbolo de aceleración de la gravedad es la suma de las fuerzas gravitacional y centrífuga y Fr es la fricción y la mezcla turbulenta. D/Dt representa la suma de la tasa local de cambio más los términos de advección. El viento horizontal es una variable atmosférica principal. La aceleración del viento horizontal es del orden de 10−4 m s−2, en comparación con 10−7 m s−2 para la aceleración vertical:
                Ecuación            (6)
    Los modelos de ecuaciones primitivas presuponen que las escalas horizontales sean mucho mayores que las verticales, que es el caso en las circulaciones sinópticas y planetarias. La aproximación hidrostática, en la cual el peso de la atmósfera equilibra el gradiente de presión vertical, toma el lugar de la ecuación de momento vertical. La aceleración vertical no se calcula nunca de forma explícita (velocidad vertical aproximadamente cero) y
                Ecuación            (7)
    Sin embargo, la hipótesis hidrostática no es válida cuando la longitud y la profundidad son similares (típicamente ≤10 km). La convección profunda, un fenómeno común en el trópico, no es hidrostática. Los modelos hidrostáticos tratan de representar el empuje hidrostático (flotabilidad) en la convección profunda mediante parametrizaciones (sección 9.5). Ningún modelo hidrostático pronostica el empuje hidrostático y sus efectos de forma explícita. Por lo tanto, la tasa de cambio del movimiento vertical se calcula como la suma de la advección, el empuje hidrostático local y el gradiente de presión vertical no hidrostático menos el efecto de arrastre causado por la precipitación. Tales modelos son capaces de reproducir la convección de mesoescala con detalles realistas, pero cometen errores en la evolución temporal y la posición de la convección. Una desventaja que presentan los modelos no hidrostáticos son sus altos requerimientos de cómputo.

  2. La ecuación de continuidad
    Un principio fundamental en meteorología es que una vez eliminado lo que agreguen las fuentes y quiten los sumideros externos, la masa se conserva, como se describe en esta ecuación:
                Ecuación de continuidad             (8)
    que se puede reescribir de la forma siguiente:
                Redistribución de la ecuación de continuidad            (8a)
    donde Vector U es la velocidad, t el tiempo y ρ la densidad. La segunda forma de la ecuación resulta útil para el pronóstico, ya que relaciona la tasa de aumento en la densidad, que se desplaza con la parcela de aire, con la divergencia de velocidad.

  3. La ecuación termodinámica o primera ley de la termodinámica
    Esta ecuación describe la conservación de energía aplicada a un elemento fluido en movimiento. Para un sistema en equilibrio termodinámico, el cambio en la energía interna se debe a la diferencia entre el trabajo realizado por el sistema y el calor agregado al mismo, algo que se expresa de la forma siguiente:
               Ecuación termodinámica            (9)
    El primer término representa el cambio en la energía interna por unidad de masa: cv es el calor específico a un volumen constante (717 J kg−1 K−1) y T es la temperatura (K). El segundo término es la tasa de trabajo realizado por el sistema fluido por unidad de masa, α es el volumen específico (1/ρ), p es la presión y Q es la tasa de calentamiento. Podemos reescribir la ecuación termodinámica como
               Ecuación termodinámica            (10)
    donde cp es el calor específico a presión constante. Durante los procesos adiabáticos, no se intercambia calor con el entorno. Por lo tanto, todo el trabajo realizado en el sistema utiliza energía interna y causa la disminución de la temperatura.

Podemos definir dos tipos de movimientos atmosféricos y escalas temporales en las ecuaciones primitivas:

  1. La escala temporal de inercia escala temporal de inercia, donde f es el parámetro de Coriolis.
  2. La escala temporal de advección escala temporal de advección, donde la escala de longitud horizontal LH es mucho mayor que la escala vertical y VH es una velocidad horizontal típica.

En la atmósfera, la escala temporal de advección es mayor que un día, mientras la escala temporal de inercia abarca pocas horas, es decir, τ2 » τ1. Las ondas de inercia-gravedad tienen escalas temporales < τ1 y velocidades que superan bastante VH. En meteorología, los movimientos de advección son de gran importancia, especialmente a escala sinóptica, excepto cerca y por encima de la tropopausa, donde las ondas de inercia-gravedad adquieren un papel importante. Además, en el trópico el valor de f es pequeño, de modo que la escala temporal de las ondas de inercia-gravedad se acerca a otros movimientos y no se separa con facilidad. No obstante, por lo general las ondas de inercia-gravedad son un componente menor del flujo, una fuente de ruido indeseado en los modelos de predicción numérica. Puede estudiar las ecuaciones primitivas más a fondo en el módulo de COMET titulado Fundamentos de los modelos.

9.4 Predicción numérica del tiempo en el trópico »
9.4.1 Conceptos fundamentales de los modelos numéricos »
9.4.1.2 Modelos de malla

Todos los modelos comienzan con un sistema ecuaciones diferenciales acopladas. Considere el ejemplo sencillo de esta ecuación bidimensional de la advección

           ecuación de advección            (11)

donde q representa cualquier variable escalar continua, como la temperatura, U es constante, t es el tiempo, x e y representan distancias y las tres últimas variables son continuas.

Para derivar la solución numérica de q es preciso considerar t, x e y como dimensiones discretas. Esto significa que podemos representar un campo continuo mediante puntos de malla en un modelo (p. ej.: fig. 9.47).

Campo de temperatura uniforme y continuo.
Fig. 9.47. Un campo de temperatura uniforme y continuo y su correspondiente representación en un modelo de malla.

Podemos aproximar la ecuación de advección mediante la ecuación de diferencias finitas, la forma de discretización más simple. La solución analítica se aproxima mediante una serie de Taylor. La forma de diferencia central de la ecuación implica puntos equidistantes a ambos lados del punto de pronóstico:

           ecuación de advección               (12)

El valor previsto de q a la hora tt es:

          ecuación de advección               (13)

La figura 9.48 ilustra la forma conceptual de la ecuación:

         Forma conceptual de la ecuación de advección               (14)
Aproximación de diferencia central de la ecuación de advección de la humedad.
Fig. 9.48. Representación esquemática de la aproximación de diferencia central de la ecuación de advección de la humedad.

Los modelos también emplean técnicas de diferencia hacia adelante y hacia atrás para calcular el valor previsto. Dados los valores actual e históricos de la variable q, podemos calcular sus valores futuros. Si repetimos el proceso y seguimos agregando datos nuevos para un período prescrito, obtenemos un pronóstico numérico.

Si las ecuaciones de diferencia no son estables, es decir, si alguna parte de la solución numérica es ilimitada, las soluciones numéricas crecerán de forma exponencial. La estabilidad de un esquema numérico de diferencia central se puede medir con el criterio de Courant-Friedrichs-Lewy:

         Criterio de Courant-Friedrichs-Lewy            (15)

donde c representa la velocidad de la onda más rápida del sistema. Para evitar la inestabilidad de cómputo, cada reducción del intervalo de tiempo requiere una correspondiente disminución en la distancia entre puntos de malla, para que la advección de las variables abarque menos de un intervalo de malla por cada intervalo de tiempo. Es posible que otras formas de las técnicas de diferencias finitas exijan criterios más estrictos.

9.4 Predicción numérica del tiempo en el trópico »
9.4.1 Conceptos fundamentales de los modelos numéricos »
9.4.1.3 Modelos espectrales

Los modelos espectrales representan la variabilidad espacial de la atmósfera en forma de una serie finita de ondas de seno y coseno de distintas longitudes de onda. La resolución del modelo es una función del número de ondas empleadas para representar la variabilidad en el modelo. Los modelos espectrales admiten varios tipos de orientaciones de onda. La longitud de onda de número más pequeño en un modelo espectral se representa como

longitud de onda mínima

La configuración T170 es común en los modelos operativos porque su resolución en las direcciones zonal y meridional es casi igual en todo el mundo. Aunque los gradientes horizontales se calculan con exactitud a partir de la solución de onda, seguimos utilizando las mallas para los cálculos no lineales y físicos. Los modelos espectrales son los primarios en los centros de pronóstico operativos, como el CEPPM/ECMWF y NCEP, mientras los modelos de malla se usan en los centros regionales, que son más pequeños.

9.4 Predicción numérica del tiempo en los trópicos »
9.4.1 Conceptos fundamentales de los modelos numéricos »
9.4.1.4 Coordenada vertical

En algunos modelos se usa la presión como coordenada vertical, porque las ecuaciones primitivas son más simples en superficies de presión. Desgraciadamente, a veces se da el caso de que algunas superficies de presión quedan debajo de la superficie del suelo. El uso de la coordenada sigma (σ), que sigue el terreno, evita este problema y permite obtener representaciones de alta resolución en topografía compleja. Sigma, que oscila entre 0 y 1, se define como:

Coordenada sigma

donde ps es la presión a nivel del suelo y p es la presión variable. Otros modelos emplean superficies isoentrópicas, es decir, de temperatura potencial igual, a lo largo de las cuales se conserva la vorticidad potencial. La ventaja de este enfoque es que el movimiento vertical de escala sinóptica se puede diagnosticar fácilmente en las superficies isoentrópicas, pero como intersecan la superficie, su capacidad de representar la capa límite es pobre, especialmente durante el día. Son mucho más adecuadas para resolver los límites frontales y la tropopausa.

Muchos modelos actuales emplean un sistema híbrido de coordenadas sigma-presión en el cual las coordenadas sigma describen la atmósfera cerca de la superficie y las coordenadas de presión, en la regiones superiores.49 Los sistemas de coordenadas isoentrópicas-sigma se formulan de forma análoga. En la mayoría de los modelos, la resolución vertical es variable y la resolución más alta suele obtenerse en la capa límite. Esto es particularmente importante en el caso de los modelos de dispersión de contaminantes, donde la mezcla vertical y la cizalladura del viento en la capa límite son aspectos críticos. Para aprender más sobre los sistemas de coordenadas verticales de los modelos, consulte el módulo de COMET Impacto de la estructura y dinámica de los modelos.

9.4 Predicción numérica del tiempo en el trópico »
9.4.1 Conceptos fundamentales de los modelos numéricos »
9.4.1.5 Sistema de pronóstico del modelo

La figura 9.49 presenta de forma conceptual el sistema de un modelo de pronóstico. Normalmente, los ciclos de los modelos operativos se ejecutan a intervalos de seis horas sinópticas (0000, 0600, 1200 y 1800 UTC).

Inicialización y asimilación de datos

Los modelos se inicializan con los datos obtenidos por la red mundial de observación (sección 9.2.1). La resolución espacial y temporal de los fenómenos de interés determina la configuración del modelo. El término «resolución» se emplea ampliamente para hablar de la distancia entre puntos de la malla, pero en realidad se trata de dos conceptos distintos. Se necesitan al menos cuatro celdas o cajas de malla para resolver una estructura. Por lo tanto, un modelo en el cual los puntos de la malla estás separados por una distancia de 20 km solo podrá representar estructuras de 80 km o más.

Durante la inicialización, las ecuaciones del modelo se filtran para eliminar los mecanismos responsables de provocar oscilaciones indeseadas, como las ondas de inercia-gravedad y las ondas sonoras. Para crear las condiciones iniciales del modelo, un procedimiento de «asimilación» de datos incorpora las observaciones de la atmósfera durante un período limitado, que normalmente abarca algunas horas, para expresar el estado actual de la atmósfera dentro de un marco que el modelo puede utilizar. Encontrará más detalles al respecto en la sección 9.4.2, más adelante.

Representación conceptual de un sistema de modelo de pronóstico.
Fig. 9.49. Representación conceptual de un sistema de modelo de pronóstico desde los datos, en la parte inferior de la figura, hasta el pronóstico, en la parte superior (figura tomada del módulo de COMET Fundamentos de los modelos).

Modelo de pronóstico

El tipo de modelo, la capacidad de cómputo y la aplicación específica dictan la formulación numérica, la dinámica, las aproximaciones físicas y el procedimiento de asimilación de datos que se utilizarán. Para un modelo operativo, se busca un compromiso entre la eficiencia y la exactitud que permita generar pronósticos oportunos. Los pronósticos de los modelos globales se emiten con 6 horas a 14 días de anticipación. Sin embargo, la habilidad disminuye rápidamente a más de siete días para las variables de escala sinóptica, como la altura geopotencial en 500 hPa para las latitudes medias. La habilidad de predicción de nubes y precipitaciones es considerablemente menor.50

Posprocesamiento

Una vez terminado el ciclo de ejecución del modelo, se utilizan herramientas de posprocesamiento para derivar variables de interés específicas, como la altura geopotencial en 500 hPa y la cantidad y los tipos de precipitaciones. Las predicciones del modelo se ajustan de acuerdo con el conocimiento de la climatología regional, los sesgos del modelo y los eventos meteorológicos recientes a fin de crear pronósticos apropiados para comunidades de usuarios específicas. Por ejemplo, el análisis del modelo se combina con las observaciones para diagnosticar zonas de confluencia y tiempo severo sobre África meridional (fig. 9.50) y posteriormente los pronósticos numéricos se utilizan para identificar zonas de tiempo severo y lluvias intensas para el día siguiente (fig. 9.51).

Verificación

Los sistemas de pronóstico se evalúan sistemáticamente para comprobar su habilidad e identificar cualquier sesgo que presenten. El proceso de verificación nos permite identificar las carencias y contribuye a mejorar el modelo. Las técnicas de verificación se describen en detalle en la sección 9.6.

Análisis del modelo ARPEGE de vientos en 850 hPa con imagen satelital IR realzada
Fig. 9.50. (a) Análisis del modelo ARPEGE de vientos en 850 hPa con imagen satelital IR realzada; las líneas negras marcan las zonas de convergencia. (b) Análisis sintético del 1 de noviembre de 2006; las líneas negras marcan las áreas de convección profunda y las zonas de convergencia (Cortesía de Zilore Mumba).
Pronósticos de vientos y humedad en 850 hPa; pronóstico sintético (válido a las 1800 UTC del 2 de noviembre de 2006) con zonas de convergencia, precipitación entre moderada e intensa y tiempo significativo.
Fig. 9.51. Pronósticos numéricos de vientos y humedad en 850 hPa de ARPEGE-Tropique y la oficina meteorológica del R.U. (UK Meteorological Office, UKMO); pronóstico sintético (válido a las 1800 UTC del 2 de noviembre de 2006) con zonas de convergencia, precipitaciones entre moderadas e intensas y tiempo significativo marcados en negro; imagen satelital IR realzada tomada a las 1745 UTC del 2 de noviembre de 2006. Figuras cortesía de Zilore Mumba.

Modelos de área limitada

Los modelos de área limitada o regionales anidados en los modelos globales se ejecutan para uso en entornos operativos y para fines de investigación. Encontrará una lista de los modelos regionales de uso difundido en la tabla 9.1. En la actualidad, los modelos regionales se aplican a gran variedad de campos, como aviación, planificación agrícola, operaciones militares, respuesta a la liberación de sustancias químicas peligrosas e hidrometeorología, para mencionar solo algunos. Si bien los modelos regionales brindan alta resolución, se ven limitados por las condiciones de fronteras laterales impuestas por el modelo global. Dichas condiciones de fronteras laterales constituyen una fuente de error, ya que las técnicas numéricas empleadas para relacionar la escala de los dos modelos pueden producir errores.51 Los modelos de alta resolución representan las estructuras de forma más realista, pero con toda probabilidad esas mismas estructuras serán inexactas en cuanto a su posición y evolución temporal.

Tabla 9.1. Lista de sistemas de PNT operativos globales y regionales
Sistemas de predicción numérica del tiempo globales operativos
GFS (Global Forecast System), sistema de pronóstico global de los Centros Nacionales de Predicción Ambiental
(National Centers for Environmental Prediction, NCEP) de EE.UU.
http://www.opc.ncep.noaa.gov/shtml/listmarineoffices.shtml
Productos del conjunto de NCEP (experimental) http://www.emc.ncep.noaa.gov/gmb/ens/
Sistema de distribución del archivo del modelo operativo de NOAA (NOMADS) http://nomad3.ncep.noaa.gov/

http://nomads.ncdc.noaa.gov/data.php
NOGAPS (Navy Operational Global Atmospheric Prediction System), sistema operativo global de predicción atmosférica de la Armada de EE.UU. http://www.nrlmry.navy.mil/metoc/nogaps
/nogaps_char.html
Centro Europeo de Predicción Meteorológica a Plazo Medio (CEPPM/ECMWF) http://www.ecmwf.int/en/forecasts
GEM (Global Environmental Multiscale), modelo ambiental global multiescala del Centro Meteorológico de Canadá (CMC) http://collaboration.cmc.ec.gc.ca/science/rpn/gef_html_public/index.html
MOGREPS (Unified Model and Met Office Short-range Ensemble System), sistema unificado de modelo y predicción por conjuntos a corto plazo de la oficina meteorológica del RU (UKMO) http://www.metoffice.gov.uk/weather/world/

http://www.metoffice.gov.uk/research/areas/data-assimilation-and-ensembles/ensemble-forecasting/MOGREPS
ARPEGE (Action de Recherche Petite Echelle Grande Echelle), modelo global de Meteo-France http://www.cnrm.meteo.fr/gmapdoc/
Ejemplos de modelos regionales operativos y en tiempo real en uso en el trópico
NAM (North American Mesoscale),
modelo de mesoescala para América del Norte de NCEP
http://www.opc.ncep.noaa.gov/shtml/listmarineoffices.shtml
WRF (Weather Research and Forecast), modelo de investigación y pronóstico del tiempo http://www.wrf-model.org/plots/wrfrealtime.php

http://www.wrf-model.org/
ARW (Advanced Research WRF), WRF de investigación avanzada http://www.wrf-model.org/plots/realtime_main.php
WRF-NMM (WRF-Nonhydrostatic Mesoscale Model), modelo WRF no hidrostático de mesoescala http://www.dtcenter.org/wrf-nmm/users/
COAMPS (Coupled Ocean/Atmosphere Mesoscale Prediction System), sistema acoplado océano-atmósfera de predicción de mesoescala del Laboratorio de Investigación Naval (Naval Research Laboratory, NRL) http://www.nrlmry.navy.mil/coamps-web/web/home
LAPS (Limited Area Prediction System), sistema de predicción de área limitada y TXLAPS (Tropical eXtended Area Prediction System), sistema de predicción de área tropical extendida, de la Oficina Australiana de Meteorología (Australian Bureau of Meteorology) http://www.bom.gov.au/nmoc/NWP.shtml
Pronósticos del modelo numérico de área limitada del Departamento de Meteorología de la India (India Meteorological Department, IMD) http://www.imd.gov.in/Welcome%20To%20IMD/Welcome.php
Servicio Regional de Guangzhou, China http://www.grmc.gov.cn/
ORSM (Operational Regional Spectral Model), modelo espectral regional operativo del Observatorio de Hong Kong http://www.hko.gov.hk/nwp/nwpe.htm
ALADIN-Réunion (Aire Limitée, Adaptation dynamique, Développement InterNationale) modelo de área limitada y adaptación dinámica internacional http://www.meteo.fr/temps/domtom/La_Reunion/meteoreunion2/
INMET (Instituto Nacional de Meteorología) de Brasil http://www.inmet.gov.br/
CIMH (Caribbean Institute for Meteorology and Hydrology) Instituto de Meteorología e Hidrología del Caribe WRF, http://cimh.edu.bb/wrf/?pageID=2sAdft&content=home
MM5, http://www.cimh.edu.bb/
WaveWatch III (WW3) de la NOAA http://polar.ncep.noaa.gov/waves/pres/primer
/primer_1.html

Modelos de pronóstico marino

Los modelos de olas utilizan los pronósticos de vientos y temperatura cerca de la superficie generados por los modelos atmosféricos y los análisis de TSM52 como datos de entrada. En lugar de tratar de pronosticar olas individuales, la mayoría de estos modelos emplean las propiedades estadísticas de las olas para predecir el estado del mar en un punto.53 Los modelos predicen el espectro de energía de estas olas para un rango de frecuencias y direcciones discretas. Para relacionar la frecuencia y dirección de la energía de las olas con las fuentes y los sumideros de energía de las olas, se utiliza una ecuación de densidad de la acción de las olas. Los términos de las fuentes y los sumideros se parametrizan según estudios de los procesos físicos, como la disipación de la energía que se produce cuando rompe una ola.

Puede resultar necesario introducir ajustes en el pronóstico de olas del modelo cuando la capa límite marina se desestabiliza o adquiere una estructura estratificada estable. Cuando una parcela de aire caliente pasa por encima de un cuerpo de agua fría, la capa límite marina adquiere una estructura muy estratificada, los vientos en altura se desacoplan de la superficie y es posible que el modelo exagere sus predicciones de la altura de las olas. Cuando una masa de aire frío pasa por encima de un cuerpo de agua caliente, la capa límite se desestabiliza, los vientos aceleran y es probable que el modelo subestime la altura de las olas.

Para obtener información al día sobre los modelos operativos, consulte la página Operational Models Encyclopedia de COMET: https://sites.google.com/a/ucar.edu/model-encyclo-determ/.

9.4 Predicción numérica del tiempo en el trópico »
9.4.2 Asimilación de datos

El objetivo de la asimilación de datos consiste en optimizar la exactitud del pronóstico fusionando las observaciones con un pronóstico a corto plazo, que también se conoce como campo de fondo. Muchos sistemas de observación producen datos continuamente y el proceso de asimilación permite incorporar los datos recibidos entre un análisis y otro. La diferencia entre la observación y el campo de fondo se denomina incremento de observación o innovación. La asimilación de datos analiza los incrementos de observación y crea una malla de «correcciones» para el pronóstico a corto plazo (o campo de fondo) anterior.

valor de análisis = fondo (o primera aproximación) + corrección
                                   (promedio ponderado de los incrementos de observación o innovaciones)

Un dato de importancia crítica para la asimilación de los datos es la covarianza del error de fondo, que es la covarianza del error de fondo en distintos puntos. Esto significa que si el error del modelo en un lugar suele estar relacionado con un error en otro lugar, la aplicación de una corrección en el primer lugar implica la necesidad de corregir también el segundo. Un concepto clave de la asimilación de datos es que el peso que se les da al fondo y a las observaciones es inversamente proporcional a su varianza de error: la información con una varianza de error más pequeña (lo cual implica un error esperado menor) recibe más peso. La combinación de correcciones y pronóstico a corto plazo constituye las condiciones iniciales del ciclo de pronóstico siguiente (fig. 9.52).

Los procedimientos de asimilación de datos son bastante complejos, ya que existen diferencias de resolución espacial y temporal, y de exactitud, entre las observaciones. La calidad de las observaciones varía según la plataforma de observación, la hora del día (p. ej., las franjas de barrido de los satélites LEO, los informes de radiosondeo) y las condiciones meteorológicas (p. ej., la lluvia puede contaminar los datos de vientos derivados por dispersometría).

Evolución de una variable del modelo y el error de pronóstico durante la integración del modelo.
Fig. 9.52. Evolución de una variable del modelo y el error de pronóstico durante la integración del modelo. Las flechas muestran las pequeñas correcciones introducidas en el pronóstico a corto plazo.

Además, algunas observaciones no coinciden con las variables pronosticadas por el modelo, y en estos casos es preciso desarrollar técnicas que permitan relacionar los análisis del modelo con las observaciones. Por ejemplo, las radiancias se relacionan con las variables del modelo, como la temperatura, por medio de ecuaciones de transferencia radiativa (capítulo 2, sección especial 2-1). Las radiancias previstas se calculan a partir del estado del modelo (p. ej., perfiles de temperatura, humedad y ozono) y se usan para calcular los incrementos de análisis para el campo de fondo.

Los incrementos de observación se ponderan según la percepción de exactitud y validez. El peso que se da a los distintos elementos de información se basa en su covarianza de error. Para que el modelo funcione de manera razonable, es preciso aplicar las covarianzas de error necesarias y contar con buenas estimaciones de dichas covarianzas, lo cual complica la asimilación de datos. El error de observación puede ser grande si el instrumento no es muy exacto o si la resolución de la red de observación difiere de la resolución del modelo. Los datos aislados en regiones con pocos datos representan un problema de asimilación, ya que no hay nada que corrobore el incremento de observación. También se introducen errores a través de las aproximaciones de transferencia radiativa para la asimilación de las mediciones satelitales de radiancia. El régimen de flujo también afecta la calidad del campo de primera aproximación; las varianzas de error aumentan en regiones de cambio rápido y disminuyen en regiones de evolución lenta, flujo zonal o calma. Si el campo de primera aproximación puede considerarse bueno, se necesita poca corrección y se observará poco impacto incluso en las observaciones perfectas.

La asimilación de datos en cuatro dimensiones (Four-Dimensional Data Assimilation, FDDA) permite introducir información nueva mediante (i) reanálisis periódicos, (ii) inserción gradual o corrección, (iii) técnicas matemáticas más avanzadas, como la asimilación de datos variacional en cuatro dimensiones (4DVAR). Existen distintos métodos variacionales de asimilación de datos:

  • El método variacional tridimensional, 3DVAR,54,55,56 emplea covarianzas estáticas de error de fondo a fin de reducir al mínimo la «distancia» entre una solución del modelo y las observaciones disponibles. La función de «distancia» o «costo» J se define como

               J = Jb + Jo+ Jc                 (17)
    donde Jb es un ajuste del análisis ponderado hacia el fondo, Jo es un ajuste del análisis ponderado hacia las observaciones y Jc se usa para reducir al mínimo el ruido generado por el análisis. Las funciones de covarianza de error de pronóstico determinan la dispersión de la influencia de las observaciones (la matriz de covarianza inversa del error calcula la «ponderación» de la función de costo).

    El análisis inicial se ajusta para que el método del adjunto,57,58 que emplea un enfoque iterativo, produzca resultados óptimos. El objetivo consiste en identificar el estado inicial cuya correspondiente solución en el modelo minimice la función que mide la «distancia» entre la solución del modelo y las observaciones. Las «ecuaciones adjuntas» del modelo calculan el gradiente de la función de distancia respecto de la condición inicial del modelo. El gradiente asegura que el análisis a la hora t = 0 se ajuste para brindar un mejor pronóstico en un momento posterior, p. ej., t = 3 h. En 3DVAR solo se necesitan los elementos adjuntos de los operadores de observación (p. ej., la transferencia radiativa).

    Con 3DVAR, se analizan todos los puntos a la vez utilizando todos los datos disponibles. 3DVAR ofrece varias ventajas: se pueden incluir tipos de observaciones no tradicionales en el análisis, se utilizan los datos de mediciones satelitales de radiancia para mejorar los sondeos de temperatura cuando hay pocos datos disponibles y son de calidad baja (en las regiones tropicales, sobre los océanos y en el hemisferio sur) y se optimiza el contenido de la información proveniente de distintos tipos de sensores. Una desventaja de 3DVAR es que normalmente se presupone que las covarianzas de error de fondo son estáticas (fijas en el tiempo), cuando en realidad pueden variar sustancialmente dentro del flujo atmosférico del día.
  • El método 4DVAR es una extensión de 3DVAR que permite un ciclo de asimilación de datos continuo durante una ventana temporal específica (que normalmente abarca varias horas). Este método es capaz de asimilar las observaciones asíncronas. El análisis inicial se ajusta para que el método del adjunto,57,58 que emplea un enfoque iterativo, produzca resultados óptimos. El objetivo consiste en identificar el estado inicial cuya correspondiente solución en el modelo minimice la función que mide la «distancia» entre la solución del modelo y las observaciones. Las «ecuaciones adjuntas» del modelo calculan el gradiente de la función de distancia respecto de la condición inicial del modelo. El gradiente asegura que el análisis a la hora t = 0 se ajuste para brindar un mejor pronóstico en un momento posterior, p. ej., t = 3 h. Con 3DVar, no se necesita la función adjunta del modelo, sino que es suficiente la función adjunta de los operadores hacia adelante (observación). En muchos centros operativos (p. ej., CEPPM, Francia, R.U., Japón) se emplean técnicas 4DVAR,59 que son más exactas que las de 3DVAR, aunque implican una carga de cómputo mayor.

La asimilación de datos es un campo de la predicción meteorológica que se halla en fase de crecimiento, ya que siguen aumentando tanto el volumen como la variedad de los datos que se incorporan en los modelos de pronóstico. Por ejemplo, el modelo WRF-Chem integra plenamente la meteorología y la química. WRF-Chem modeliza explícitamente el flujo atmosférico y la química de aerosoles, y ofrece su asimilación de datos químicos como opción para fines experimentales. En la actualidad, solo un pequeño porcentaje de los datos disponibles se asimila en los modelos operativos (fig. 9.6); muchos se descartan antes del uso debido a redundancia, error grosero o gasto computacional. Realmente vale la pena aumentar la cantidad de datos que se asimilan, ya que la asimilación de datos satelitales ha mejorado el rendimiento de los modelos de PNT.11,60,61 Por ejemplo, se han asimilado mediciones terrestres de vapor de agua precipitable por GPS, refractividad GPS de COSMIC y observaciones meteorológicas estándar sobre el Caribe en los pronósticos de tormentas tropicales. Puede estudiar este tema más a fondo en el módulo de COMET Comprensión de los sistemas de asimilación: cómo los modelos crean sus propias condiciones iniciales.

9.4 Predicción numérica del tiempo en el trópico »
9.4.3 Fuentes de errores de pronóstico del modelo

9.4 Predicción numérica del tiempo en los trópicos »
9.4.3 Fuentes de errores de pronóstico del modelo »
9.4.3.1 Condiciones iniciales

El análisis inicial del modelo combina diversas observaciones (teniendo en cuenta distintos niveles de resolución y exactitud) y el campo de primera aproximación, que debe coincidir con la resolución y los parámetros físicos del modelo. Se introducen errores cuando las observaciones son distantes entre sí o poco frecuentes. Es posible que el estado inicial no sea realista debido a errores intrínsecos de las observaciones (p. ej., error de instrumento o falta de representatividad) que luego se transmiten al análisis objetivo y a la asimilación de datos. También se introducen errores al interpolar el campo de primera aproximación con el lugar de la observación (el modelo pronostica un volumen sobre la malla, aunque las observaciones pueden corresponder a un punto).

Para averiguar qué datos forman parte de un ciclo de ejecución particular del modelo, podemos superponer imágenes satelitales, análisis y datos no procesados. Esto permite detectar cualquier incoherencia causada por la falta de densidad de los datos, perturbaciones del viento provocadas por frentes de racha o estructuras demasiado pequeñas o de movimiento demasiado rápido para que el modelo las pueda predecir. Es importante estar consciente de cualquier situación que pueda aumentar la probabilidad de que el sistema de asimilación falle y en esos caso prestar más atención a las condiciones que están evolucionando de acuerdo con las observaciones.

9.4 Predicción numérica del tiempo en el trópico »
9.4.3 Fuentes de errores de pronóstico del modelo »
9.4.3.2 Condiciones de frontera

Las condiciones en la superficie son un aspecto crítico, porque el modelo está programado para responder a la humedad, la cubierta del suelo y la temperatura en la superficie. Los gradientes de estos valores fuerzan respuestas de mesoescala; p. ej., los gradientes de humedad del suelo contribuyen a determinar dónde se desarrolla la convección. Esto significa que los errores en la humedad del suelo causarán errores en el pronóstico. Además, si la superficie no es representativa, se verán afectados no solo el albedo de superficie, sino también los procesos de radiación subsiguientes.

Los modelos regionales suelen anidarse en los modelos globales, cuya resolución típicamente es más gruesa. La calidad del pronóstico puede degradarse debido a las diferencias de resolución horizontal, vertical y temporal. Además, los errores del modelo de pronóstico global pueden propagarse a los modelos regionales y contaminar los pronósticos regionales. Tales errores se pueden reducir evitando los forzamientos intensos en el borde de una frontera, ya que los fuertes gradientes que resultarían no se tratan de forma realista. Por ejemplo, evite colocar las fronteras en topografía compleja o en regiones de intensos gradientes de temperatura en la superficie. Cree una zona de separación en la frontera entre el dominio anidado y el dominio más grueso. El anidamiento interactivo, es decir, un tipo de anidamiento en dos direcciones en lugar de una, debería reducir la formación de gradientes espurios cerca de las fonteras.51

Es importante recordar que el efecto de condiciones iniciales de calidad inferior puede imponerse por encima de los beneficios de la alta resolución. Conviene cotejar el pronóstico de mayor resolución con los pronósticos posteriores de resolución más gruesa válidos a la misma hora. Si las condiciones cambian rápidamente dentro de los ciclos de pronóstico, el forzamiento a gran escala y las condiciones de frontera pueden haber cambiado y es posible que el pronóstico de resolución gruesa sea mejor.

9.4 Predicción numérica del tiempo en los trópicos »
9.4.3 Fuentes de errores de pronóstico del modelo »
9.4.3.3 Aproximaciones físicas o parametrización

El modelo no puede representar todos los procesos y las estructuras que ocurren dentro de una celda o caja de la malla. Es posible que no comprendamos ciertos procesos lo suficiente como para representarlos en forma numérica o que los datos no estén disponibles a la escala de interés. A veces, los fenómenos son demasiado pequeños o complejos como para resolverlos numéricamente. La parametrización es una manera de agregar el efecto neto de tales procesos al modelo. Hay que tener presente que esta es una de las áreas más difíciles y controvertidas del campo de modelado de la atmósfera.

Normalmente, ciertos procesos físicos —como los cambios de fase del agua, la radiación y la turbulencia en la capa límite— se parametrizan y se conocen como la «física» del modelo. En la mayoría de los modelos, cada proceso se parametriza por separado. Sin embargo, la evolución dentro del modelo refleja los efectos conjuntos de la parametrización de los distintos procesos. Es difícil diagnosticar el error del modelo asociado a cada parámetro individual. La parametrización de un parámetro puede nutrir el error provocado por la parametrización de otro parámetro y el efecto combinado puede acumularse a distintas resoluciones del modelo. Por ejemplo, la distribución vertical de la temperatura y el contenido de vapor de agua se ven afectados por el método empleado para acoplar la convección a los procesos de superficie. Los errores que surgen al predecir o diagnosticar la nubosidad provocan grandes errores en los cálculos de radiación de onda corta y onda larga. Las formas de las partículas de las nubes, cuyo crecimiento se prescribe por medio de un esquema especial de microfísica, también alteran los flujos radiativos.

El rendimiento del modelo y la organización de los sistemas que engendran precipitación son dos aspectos sensibles a la microfísica, que controla las nubes y la precipitación a escala de malla a través de la distribución del calor latente liberado y los efectos de retroalimentación radiativa.

La turbulencia y la fricción en la capa límite son sensibles a la altura de rugosidad prescrita, que puede introducir errores en el pronóstico de vientos y cizalladura vertical del viento y, por consiguiente, en los flujos de calor y humedad que se transportan hacia arriba. Los errores de emulación de los procesos de superficie se deben a errores de balance hídrico o de energía en la superficie del modelo. Ciertas suposiciones, como el perfil de tasa de difusión en la capa límite planetaria, pueden introducir errores. Puede aprender más acerca de las suposiciones físicas en el módulo de COMET Impacto de la física del modelo en los pronósticos numéricos.

9.4 Predicción numérica del tiempo en el trópico »
9.4.3 Fuentes de errores de pronóstico del modelo »
9.4.3.4 Aproximaciones numéricas

El uso de técnicas de diferencias finitas en los modelos de malla produce errores de truncamiento, porque estas intentan aproximarse a derivadas continuas y las derivadas de orden superior se truncan. Además, cuando las ecuaciones se integran a lo largo de períodos extensos, el ruido de pequeña escala aumenta. El error se puede reducir disminuyendo el intervalo de tiempo de la integración.

La forma de la malla también influye en la exactitud del modelo. Las mallas tradicionales de latitud y longitud crean problemas, porque la forma de las celdas sufre distorsiones mayores en las latitudes altas (fig. 9.53a) y las aproximaciones discretas se vuelven más difíciles de implementar en sistemas multiprocesador. Las mallas hexagonales tienen la ventaja de que las celdas son casi del mismo tamaño y las aproximaciones discretas son relativamente fáciles de implementar, aunque la discretización de nivel superior es difícil. Se está estudiando el uso de mallas hexagonales y esferas cúbicas (fig. 9.53b, c) para su posible implementación en la próxima generación de modelos de predicción del tiempo. El dominio de cálculo es otra fuente de error. Algunos modelos de malla son más difíciles de implementar en sistemas de procesamiento en paralelo.

Ejemplo de la malla tridimensional de un modelo global.
Fig. 9.53. Ejemplo de la malla tridimensional de un modelo global actual con separación ortogonal de puntos de malla (a) y dos posibles estructuras alternativas de malla, esferas cúbicas y malla hexagonal. Los modelos (b) y (c) son cortesía de Peter Lauritzen.

La capacidad de un modelo de representar fenómenos particulares es una función del tamaño y la velocidad de las estructuras respecto del número de puntos de malla necesarios para muestrear dichas estructuras. Los modelos de malla no manejan bien las ondas que solo abarcan unos pocos puntos de malla. Los errores de truncamiento que ocurren en los modelos espectrales se deben a que los modelos solo cuentan con información sobre las ondas que pueden resolver y no sobre las ondas de escalas menores. También ocurren errores en los modelos espectrales al transformar los cálculos de física de un modelo espectral a un modelo de malla. Finalmente, los mecanismos de amortiguamiento empleados para reducir las oscilaciones espurias al inicializar el modelo pueden producir efectos adversos en los movimientos importantes para las condiciones meteorológicas.

9.4 Predicción numérica del tiempo en el trópico »
9.4.3 Fuentes de errores de pronóstico del modelo »
9.4.3.5 Predictibilidad intrínseca

La predictibilidad es intrínsecamente limitada por la naturaleza caótica de la atmósfera. Existen numerosas escalas de movimiento en la atmósfera y la energía se transfiere entre ellas. La energía correspondiente a escalas de resolución menores que las observaciones no figura en los modelos numéricos. Por lo tanto, la atmósfera real y la del modelo son diferentes. Con el tiempo, el pronóstico numérico y la atmósfera real divergen (fig. 9.54). Cualquier error en la condición inicial o en el modelo causa una pérdida en la capacidad de predictibilidad.62 Incluso una diferencia menor en las condiciones iniciales puede conducir a errores considerables en un pronóstico a largo plazo. Este error intrínseco crece más rápidamente a escalas pequeñas que a escalas mayores, lo cual significa que los fenómenos meteorológicos de pequeña escala se pronostican con menor exactitud. Los límites de predictibilidad para los fenómenos de pequeña escala pueden ser tan cortos como 75 minutos para longitudes de onda de 20 km.62,63 Tenga presente que caótico no significa aleatorio, ya que podemos definir un sistema con una serie de posibles estados (el clima, en nuestro caso) y predecir la evolución del sistema con cierto grado de exactitud para un período corto.

Crecimiento del error del modelo de PNT con el tiempo.
Fig. 9.54. Crecimiento del error de pronóstico con el tiempo en un modelo de PNT actual y en un modelo perfecto de la atmósfera, con climatología y persistencia.

9.4 Predicción numérica del tiempo en el trópico »
9.4.4 Modelos dinámicos y estadísticos

Los modelos numéricos que hemos descrito hasta ahora son dinámicos, es decir que utilizan las leyes físicas que rigen el comportamiento de la atmósfera y del océano para predecir su estado en el futuro. Los modelos estadísticos o inductivos necesitan examinar las observaciones realizadas en el pasado para predecir el futuro. Estos modelos analizan los datos históricos correspondientes a períodos largos para identificar las tendencias, los extremos y las relaciones entre los productos de pronóstico y los predictores relevantes. Un ejemplo de un modelo estadístico básico es una simple regresión de la presión central de un ciclón tropical y la temperatura de la superficie del mar (TSM). Los sistemas de predicción más complejos usas redes neuronales para enseñar a los modelos a reconocer los eventos precursores y predecir la probabilidad de los resultados de pronóstico.64,65,66,67 Los modelos dinámicos estadísticos utilizan relaciones estadísticas entre los eventos pronosticados y los predictores de los pronósticos de los modelos dinámicos. En la sección 9.5 se analizan a fondo las fortalezas y las debilidades de los modelos dinámicos y estadísticos en relación con la predicción de los ciclones tropicales.

9.4 Predicción numérica del tiempo en el trópico »
9.4.5 Sistemas de predicción por conjuntos

Un modelo numérico individual genera un pronóstico específico o determinista a partir de una configuración específica del modelo (la distancia entre puntos de malla, las condiciones iniciales, la física, etc.) que produce sus propios errores sistemáticos. Podemos medir la sensibilidad del pronóstico frente a la incertidumbre en la configuración del modelo, como las condiciones iniciales, perturbando las condiciones iniciales del modelo de PNT. Esto abre la posibilidad de utilizar un conjunto de predicciones para predecir la incertidumbre en el pronóstico.68,69,70,71,72 Por lo tanto, podemos utilizar de forma estratégica la naturaleza imperfecta de las condiciones iniciales y los modelos numéricos en un sistema de predicción por conjuntos (SPC) para:

  • Establecer una gama de posibles resultados de pronóstico.
    • Crear miembros del conjunto perturbando (i) las condiciones iniciales, (ii) la dinámica o la física del modelo o (iii) las condiciones de frontera del modelo.
  • Estimar la probabilidad de que ocurra cualquier pronóstico individual.
  • Ayudar a determinar el resultado de pronóstico más probable.

Los conjuntos nos ayudan a distinguir entre las situaciones atmosféricas de alta o baja predictibilidad observando la evolución de la incertidumbre en la condición inicial.73 La media de un conjunto constituye una mejor estimación del valor esperado para las variables meteorológicas que un pronóstico determinista individual. La dispersión del conjunto y los momentos de distribución de probabilidad de orden mayor en el pronóstico permiten comparar la evolución temporal y la intensidad de las perturbaciones de los miembros del conjunto.

Los conjuntos de modelo único emplean varios miembros de un mismo modelo y la misma hora inicial, pero cada miembro usa condiciones iniciales ligeramente distintas, para tener en cuenta las incertidumbres de los estados iniciales del modelo. Cuando se usan combinaciones de modelos distintos, se trata de conjuntos multimodelo. Para que el pronóstico de un conjunto finalice a la misma hora que el de un modelo determinista operativo, el modelo por conjuntos normalmente tiene una resolución horizontal más baja. Encontrará una lista no exhaustiva de las ventajas y debilidades de los sistemas de predicción por conjuntos en el módulo de COMET Explicación de la predicción por conjuntos.

Conjuntos regionales

El sistema de predicción por conjuntos a corto plazo (Short-Range Ensemble Forecast, SREF) de NCEP74,75 es el primer sistema de pronóstico por conjuntos regional operativo en tiempo real. Entre los miembros del conjunto se incluyen uno de tres modelos dinámicos [Eta, el modelo espectral regional (Regional Spectral Model) o WRF], distintas parametrizaciones físicas (convección profunda, capa límite, radiación, etc.), uno de dos sistemas de análisis distintos, distintas resoluciones horizontales y verticales y perturbaciones desarrolladas para muestrear los errores condición inicial dependientes del flujo.

9.4 Predicción numérica del tiempo en el trópico »
9.4.5 Sistemas de predicción por conjuntos »
9.4.5.1 Salida del conjunto

Para interpretar las predicciones por conjuntos, trazamos los datos en mapas de distintas formas. A continuación se describen los más comunes.

  • Diagramas de espaguetis
    El diagrama que se obtiene trazando en un mapa las curvas correspondientes a cada miembro del conjunto tiene un aspecto similar a un plato de espaguetis, a cada uno de los cuales se asigna un color distinto para facilitar la interpretación de los datos. Las variables y los niveles que decidamos trazar dependerán del propósito del tipo de pronóstico. Por ejemplo, podría interesarnos el nivel de congelación, un parámetro esencial para la aviación. La figura 9.55a muestra el diagrama de espaguetis correspondiente a la isobara de 1012 hPa generado por el sistema global de predicción por conjuntos (Global Ensemble Forecast System) de NCEP. Aunque sobre el continente los miembros del conjunto coinciden bastante, sobre el Pacífico oriental se nota un mayor grado de divergencia en los pronósticos. En este caso, las predicciones por conjuntos están relativamente cerca del análisis (fig. 9.55b).

    Estos diagramas permiten evaluar rápidamente la incertidumbre indicada por las diferencias de distancia y amplitud entre las curvas de los distintos miembros del conjunto, pero hay que tener en cuenta que se trata de una representación incompleta de la distribución de las probabilidades de pronóstico. La importancia de una leve diferencia donde el gradiente es grande puede ser considerable, mientras una gran diferencia donde el flujo es zonal puede ser menos trascendente.
a) Diagrama de espaguetis de los pronósticos a 24 h del modelo GEFS para la isobara de 1012 hPa y (b) análisis de presión al nivel del mar, viento a 10 m y temperatura a 2 m.
Fig. 9.55. (a) Diagrama de espaguetis de los pronósticos a 24 h del modelo GEFS para la isobara de 1012 hPa (los miembros del conjunto se identifican a la izquierda) y (b) análisis de presión al nivel del mar (las líneas negras gruesas marcan la isobara de 1012 hPa) y temperatura en 850 hPa (isotermas naranja, en °C).
  • Media y dispersión del conjunto
    La media es el promedio simple de todos los miembros del conjunto. La dispersión es la desviación estándar. Cuanto mayor la dispersión, tanto mayor la incertidumbre en las predicciones. La figura 9.56 ilustra la interpretación de los diagramas de media y dispersión.
Un máximo de dispersión en la vaguada indica incertidumbre de amplitud.
Un máximo de dispersión a ambos lados de la vaguada indica incertidumbre de fase o diferencia en cuanto a la posición de la vaguada entre los miembros del conjunto.
Un máximo de dispersión en un solo lado indica agrupamiento.
Fig. 9.56. Representación esquemática de la media y dispersión del conjunto: (a) Un máximo de dispersión en la vaguada indica incertidumbre de amplitud; (b) máximos de dispersión a ambos lados de la vaguada indican incertidumbre de fase o diferencia en cuanto a la posición de la vaguada entre los miembros del conjunto; y (c) un máximo de dispersión en un lado indica el agrupamiento de las predicciones por conjuntos que difieren de la media.

La figura 9.57 ilustra un caso real en el cual la mayor dispersión de la temperatura a 850 hPa se halla sobre el Atlántico sur, con muy poca dispersión sobre el continente, excepto la zona de Brasil noroccidental. El análisis confirma que el pronóstico es más acertado sobre el interior del continente, al tiempo que es muy distinto de la media del conjunto sobre el Atlántico sur y nordeste de Brasil.

Media y dispersión del conjunto para la temperatura a 850 hPa, análisis de temperatura a 850 hPa y presión al nivel del mar.
Fig. 9.57. (a) Media y dispersión del conjunto para la temperatura a 850 hPa, válido a las 0000 UTC del 5 de agosto de 2009. (b) Análisis de temperatura a 850 hPa (isotermas naranja) y presión al nivel del mar (isobaras grises) a las 0000 UTC del 5 de agosto de 2009.

La ventaja de la media y dispersión del conjunto es que presenta un resumen de mucha información en un único mapa. No obstante, es preciso recordar que la media del conjunto no es siempre el mejor pronóstico. Cuando se producen agrupamientos de resultados de pronóstico similares, es probable que la media se encuentre entre los agrupamientos.

  • Diagramas de probabilidad de excedencia
    Estos diagramas muestran la probabilidad de que un valor pronosticado exceda un umbral significativo y se utilizan para identificar la probabilidad de incidencia de eventos extremos.
  • Diagramas de abanico
    Estos diagramas presentan series temporales de predicciones por conjuntos de una celda de la malla para mostrar la evolución temporal de una variable de pronóstico. Por ejemplo, un diagrama de abanico podría mostrar las predicciones del conjunto de la anomalía de TSM en la región El Niño 3.4 (fig. 5.51) o la caída de temperatura pronosticada durante el paso de un frente frío.
  • Sondeos del conjunto
    El perfil de cada miembro del conjunto y la media del conjunto se trazan con distintos colores en un diagrama termodinámico.
  • Diagramas de cajas y bigotes
    Estos diagramas muestran el rango de error en forma de una serie temporal (p. ej., fig. 9.58).
Diagrama de cajas y bigotes
Fig. 9.58. Diagrama de cajas y bigotes que muestra la mediana, los valores máximo y mínimo, y dos cuartiles del conjunto para una variable de pronóstico (en este caso, la temperatura a 2 m).

Las predicciones por conjuntos se verifican comparando las distribuciones de probabilidad pronosticadas y otras estadísticas del conjunto con la frecuencia de las observaciones a lo largo del tiempo. Esto significa que se necesita un conjunto grande de predicciones —que con frecuencia puede abarcar toda una estación— para obtener resultados estables. TIGGE, el gran conjunto mundial interactivo de THORPEX (THORPEX Interactive Grand Global Ensemble; THORPEX es el acrónimo de THe Observing system Research and Predictability EXperiment, es decir, experimento de investigación y predictibilidad del sistema de observación) fue establecido para archivar y comparar los grandes volúmenes de datos generados por los modelos operativos de predicción por conjuntos.76

9.4 Predicción numérica del tiempo en el trópico »
9.4.5 Sistemas de predicción por conjuntos »
9.4.5.2 Asimilación de datos del conjunto

Una técnica de asimilación común en los sistemas de modelado por conjuntos es el filtro de Kalman para conjuntos (EnKF, por la sigla del inglés Ensemble Kalman Filter).77,78 La técnica EnKF emplea conjuntos para determinar las estadísticas de error asociadas con el campo de primera aproximación del modelo. A diferencia de 3DVAR (sección 9.4.2), cuyas estadísticas de error son isotrópicas y estacionarias, las estadísticas de error basadas en conjuntos dependen del flujo y pueden ajustarse al régimen de flujo particular del día del análisis. El filtro de Kalman de transformación de conjuntos (Ensemble Transform Kalman Filter, ETKF) es una forma específica del filtro EnKF que tiene la ventaja de ser rápido, adecuado para generar las condiciones iniciales del conjunto y capaz de actualizar las perturbaciones de las condiciones iniciales. Sin embargo, no representa el error de muestreo de manera eficiente.79 El filtro ETKF se ha utilizado para seleccionar trayectorias de vuelo y escoger el lugar de despliegue de las radiovientosondas para el trabajo de vigilancia de ciclones tropicales.80 La asimilación de datos mediante distintas técnicas, ya sea variacionales, por conjuntos o híbridas, tienen sus relativas ventajas y desventajas para el pronóstico operativo.81,59 Se están sometiendo a prueba sistemas híbridos de asimilación de datos que emplean técnicas variacionales y de filtro de Kalman para conjuntos a fin de manejar mejor los datos que implican procesos muy poco lineales, como la evolución de las nubes y las precipitaciones. Por ejemplo, el sistema WRF híbrido82 combina covarianzas del conjunto y covarianzas 3DVAR, es decir, estimaciones de las estadísticas de error de fondo tanto climatológicas como dependientes del flujo.

Para aprender más sobre el pronóstico por conjuntos, consulte el módulo de COMET Explicación de la predicción por conjuntos.

9.4 Predicción numérica del tiempo en el trópico »
9.4.6 Convección de cúmulos en la predicción numérica del tiempo

El proceso de convección de cúmulos es común en todas las regiones tropicales y el transporte de calor latente por este proceso es el método principal de transferencia de energía desde la superficie hasta la atmósfera. Por lo tanto, es imprescindible representar la convección de cúmulos en los modelos numéricos del tiempo tropical. Como ilustra la figura 9.59, la convección de cúmulos ocurre a distintas escalas, motivo por el cual resulta imposible predecir una nube individual. Por lo tanto, los modelos numéricos crean parámetros para representar el efecto de la convección de cúmulos dentro de una celda dada de la malla.

Fotografía de cúmulo tropical.
Procesos que se deben contemplar en los esquemas de parametrización de cúmulos.
Fig. 9.59. (a) Fotografía de cúmulo tropical; (b) procesos que se deben contemplar en los esquemas de parametrización de cúmulos.

Los esquemas de parametrización de cúmulos tratan de representar muchos procesos, como el transporte vertical de calor, humedad y momento por las corrientes convectivas ascendentes y descendentes; algunos de estos procesos se ilustran en la figura 9.59b.

La tabla 9.2 presenta un resumen de los enfoques adoptados en los modelos de mesoescala para parametrizar los cúmulos.83 Los modelos en los cuales la distancia entre puntos de malla es lo suficientemente pequeña como para resolver las circulaciones de mesoescala (en las latitudes medias se trata de menos de 5 km de distancia entre puntos de malla), se pueden ejecutar sin parametrización de cúmulos. En su lugar, la precipitación se produce mediante parámetros de microfísica explícitos en cada punto de la malla. Con el enfoque tradicional, la precipitación a escala de malla se produce mediante la parametrización de cúmulos, es decir, un método implícito. Otros modelos adoptan una técnica híbrida que combina ambos enfoques.

Tabla 9.2. Descripción de los enfoques de parametrización de cúmulos en los modelos de mesoescala83
Enfoque
Puntos de convección inestable
Puntos de convección estable
Tradicional Implícito Explícito
Plenamente explícito Explícito Explícito
Híbrido Híbrido Explícito

Aunque la parametrización de cúmulos es una manera de representar con rapidez los efectos de la convección, su uso puede resultar problemático.84 A veces los esquemas de parametrización generan la convección en el momento equivocado o con mayor o menor intensidad respecto de las observaciones. La separación de la precipitación entre un esquema de escala de malla y de parametrización de cúmulos en un sistema dado depende del esquema elegido y de la resolución del modelo.85 La manera en que los modelos tratan la transición de la parametrización de cúmulos a una microfísica explícita, y cómo se activan y se ponderan los procesos, afecta la distribución del calentamiento en los sistemas convectivos modelados. Los esquemas de parametrización de cúmulos tienen dificultades para simular la propagación de la convección,86 quizás porque no fueron diseñados específicamente para este tipo de simulación, ya que actúan de forma independiente en cada columna individual del modelo.87 Resulta difícil comparar la calidad de dos esquemas de parametrización de la convección, porque la habilidad de predicción es una función del modelo en su conjunto global, lo cual incluye la interacción entre diferentes parametrizaciones físicas y otras fuentes de error (sección 9.4.3).

A continuación se describen las características de tres esquemas de parametrización de la convección de uso difundido en la predicción del tiempo tropical (la fig. 9.60 presenta un modelo conceptual de dos de ellos). Encontrará una lista más completa y una descripción detallada de los actuales esquemas de parametrización de la convección en el módulo de COMET ¿Cómo producen los modelos la precipitación y las nubes?.

  • Arakawa-Schubert84
    Requiere un equilibrio entre la estabilización convectiva y la tasa de desestabilización a gran escala; tiene en cuenta el desprendimiento de la humedad de las nubes y el calentamiento debido a la subsidencia. La convección es activada por un valor de CAPE en la capa límite; se especifican la profundidad mínima de las nubes y el nivel máximo de inhibición convectiva (CIN, por la sigla del inglés convective inhibition).
  • Betts-Miller-Janjic88
    Ajusta el sondeo del modelo hacia un perfil posconvectivo predeterminado de referencia que se obtiene a partir de la climatología. La convección es activada por un sondeo húmedo con un nivel bajo de CAPE y el hecho de que las nubes alcancen una profundidad dada en exceso de un determinado umbral.
  • Kain-Fritsch89
    Redistribuye la masa dentro de una columna atmosférica de modo tal que la CAPE se consuma durante el proceso de convección. La convección es activada por la CAPE de una capa de 50 a 100 hPa de espesor en la baja troposfera (la capa subnubosa) donde una parcela de aire cálido y húmedo se halla atrapada debajo de una inversión lo suficientemente poco profunda para que una parcela la penetre con una velocidad vertical de unos pocos metros por segundo y cuando la profundidad convectiva de las nubes excede un umbral.
Esquema de Arakawa-Schubert
Esquema convectivo de Kain-Fritsch
Fig. 9.60. Representación esquemática del esquema de Arakawa-Schubert (a)
y del esquema convectivo de Kain-Fritsch (b) en una celda de un modelo.

Los avances en la potencia de cálculo han permitido ejecutar modelos de muy alta resolución en el ámbito operativo. Si bien los modelos no pueden predecir la formación de cada nube individual, los modelos con un espaciado de malla de 5 km son capaces de resolver estructuras nubosas de mesoescala.90,91,92 Sin embargo, aunque un modelo con una malla de 2 km puede producir actividad convectiva detallada, los estudios demuestran que su habilidad de predicción a escalas que permiten discernir tales detalles es muy dudosa.50 Por lo tanto, es probable que el costo computacional que implica la implementación de un modelo operativo de resolución tan alta no se justifique.

Los modelos de resolución de nubes se desarrollaron para poder modelar las interacciones complejas entre la microfísica de la nubes, la dinámica de las nubes, los procesos de radiación y los procesos de superficie en los cúmulos tropicales. Estos modelos resuelven de forma explícita las circulaciones dinámicas que acoplan directamente estos distintos procesos físicos. Aunque en un comienzo se aplicaron al modelado de la convección en los modelos climáticos,93 los avances computacionales logrados en años más recientes han facilitado la «superparametrización», un proceso que combina la parametrización convencional de cúmulos sobre una malla gruesa con un modelo detallado capaz de resolver las nubes sobre una malla más fina. Los efectos de la convección húmeda se expresan mediante flujos turbulentos explícitos.

9.5 Predicción de ciclones tropicales

Un pronóstico exacto de la evolución de un ciclón tropical (CT) depende en primer lugar de un modelo conceptual eficaz que incorpore la física clave de tal evolución. Los modelos de PNT empleados en el proceso de pronóstico deben tener en cuenta estos parámetros físicos. Dado que todos los modelos de pronóstico tienen alguna debilidad, necesitamos contar con métodos eficaces que nos permitan evaluar los pronósticos numéricos con el fin de identificar sus fortalezas y debilidades. Armados con estos conocimientos, podemos integrar todos los posibles futuros que sugieren los distintos modelos para producir el pronóstico más hábil. Examinaremos cada uno de estos aspectos a continuación.

9.5 Predicción de ciclones tropicales »
9.5.1 Factores que afectan el movimiento y la intensidad

9.5 Predicción de ciclones tropicales »
9.5 .1 Factores que afectan el movimiento y la intensidad »
9.5.1.1 Factores que contribuyen al movimiento de los ciclones tropicales

El movimiento de los ciclones tropicales está principalmente controlado por la acción rectora de su entorno, es decir, por el efecto neto de los vientos de todos los demás sistemas atmosféricos cuyos efectos alteran el ciclón tropical. Como los ciclones tropicales abarcan muchos kilómetros en la vertical (los más intensos alcanzan la tropopausa), a la hora de calcular el flujo rector es preciso considerar los vientos a través de toda esta capa.

Si la acción rectora fuera el único aspecto importante, podríamos concebir los ciclones tropicales como meros corchos a la deriva en un río y todo sería muy fácil. Sin embargo, los ciclones tropicales no son tan sencillos: comprenden centenares de tormentas individuales, todas en distintas etapas de evolución y disipación, un todo consolidado por el campo de vientos de la tormenta. Dada la estructura compleja de los ciclones tropicales, debe haber otros factores que influyan en su movimiento.

Después de la acción rectora, uno de los principales factores que influyen en el movimiento de los ciclones tropicales es el efecto β (capítulo 8, sección 8.7.1). El efecto β describe cómo el parámetro de Coriolis producido por la curvatura de la Tierra altera el movimiento de los ciclones tropicales. El flujo asimétrico que resulta de la interacción del vórtice con el parámetro de Coriolis se conoce como giro β.

Los giros β dependen únicamente del ciclón tropical y de la vorticidad terrestre (Coriolis), de modo que el ciclón tropical se desplaza por acción de los giros β, incluso en ausencia de un flujo rector. Típicamente, la propagación provocada por los giros β agrega entre 2 y 5 m s−1 a la velocidad y se dirige hacia el polo y el oeste respecto de la tormenta. Por lo tanto, una tormenta ubicada en 20°N se propaga hacia el noroeste, mientras que una tormenta situada en 20°S se propaga hacia el sudoeste. Podemos utilizar la técnica de suma de vectores para separar el movimiento de un ciclón tropical producido por la acción rectora del componente de propagación atribuible a los giros β (fig. 9.61).

Dado que los giros β son el producto de la advección de distintos grados de vorticidad de fondo, si el entorno del ciclón tropical contiene gradientes de vorticidad relativa de una magnitud similar a β, habrá que incluirlos en los cálculos de propagación de la tormenta. No obstante, debido a que la vorticidad relativa generada por otros sistemas atmosféricos puede dar lugar a gradientes en cualquier dirección, no podemos conocer la dirección de propagación de antemano.

Movimiento de un ciclón tropical producto de la acción rectora y la propagación.
Vectores de movimiento para una tormenta teórica que resultan de la suma lineal de un campo de viento climatológico promedio.
Fig. 9.61. (a) Representación esquemática de las componentes de acción rectora y propagación en los alisios del este y del oeste en los hemisferios norte y sur para el movimiento de un ciclón tropical. (b) Vectores de movimiento para una tormenta teórica que resultan de la suma lineal de un campo de viento climatológico promedio (promedio ponderado de la masa entre 850 y 300 hPa) con la propagación en cada latitud para el mismo ciclón tropical. Fíjese en las trayectorias medias de recurvatura de los ciclones tropicales.

Otros factores también influyen en el movimiento de los ciclones tropicales, como la estructura e intensidad del sistema, la cizalladura vertical del viento ambiental y la presencia de otros sistemas atmosféricos. La estructura del ciclón tropical controla el tamaño y la intensidad de los giros β, de modo que la propagación de dos ciclones tropicales ubicados a la misma latitud, pero de estructura diferente, será distinta.

Representación esquemática del impacto de la cizalladura vertical del viento en la corriente rectora.
Fig. 9.62. Representación esquemática del impacto de la cizalladura vertical del viento en la corriente rectora de dos ciclones tropicales de distinta intensidad.

La intensidad del ciclón tropical está relacionada con la extensión vertical de la tormenta. Como la actividad tormentosa es más vigorosa en los ciclones tropicales más intensos, por lo general estas tormentas alcanzan mayores alturas que las tormentas más débiles. Esto significa que necesitamos calcular el flujo rector a través de una capa más profunda para un ciclón tropical intenso que para uno más débil (fig. 9.62).

La cizalladura vertical del viento puede alterar el movimiento, ya que el viento medio a través de la profundidad del ciclón tropical constituye el flujo rector. También puede afectar el movimiento de otra forma: si la cizalladura del viento es excesiva, el ciclón tropical se debilita y su estructura cambia.

La presencia de otros ciclones tropicales repercute en el movimiento de las tormentas, ya que dos tormentas pueden guiarse mutuamente —un fenómeno conocido como efecto Fujiwhara— de forma tal que terminan girando una alrededor de la otra (fig. 8.62). Dado que la mayoría de los sistemas atmosféricos de escala sinóptica son más grandes que los ciclones tropicales, si otro sistema participa en el movimiento de dos tormentas, es posible que encubra el efecto Fujiwhara. Para determinar si estamos observando dicho efecto, restamos el movimiento promedio de las dos tormentas y trazamos su movimiento en relación con esta corriente rectora más amplia. La figura 9.63 muestra el movimiento relativo del huracán Iris y la tormenta tropical Karen (1995). Este ejemplo ilustra cómo un ciclón tropical puede asimilar a otro más débil. La muy intensa cizalladura horizontal del viento del flujo rotacional del sistema más intenso provoca la absorción del sistema más débil. Durante este período particularmente activo en el Atlántico Norte, Iris y Karen también sintieron los efectos del huracán Luis y de la tormenta tropical Jerry.

Claramente los factores ambientales que determinan el movimiento están relacionados entre sí y con la intensidad del ciclón tropical. A continuación consideraremos brevemente los factores que influyen en la intensidad.

El huracán Iris y la tormenta tropical Karen en el Atlántico Norte (1995).
El huracán Iris y la tormenta tropical Karen durante la interacción de Fujiwhara.
Fig. 9.63. Trayectorias relativas del huracán Iris y la tormenta tropical Karen
en el Atlántico Norte en 1995 durante la interacción Fujiwhara.
Observe cómo el sentido de rotación cambia de ciclónico
a anticiclónico conforme Iris absorbe a Karen.94

9.5 Predicción de ciclones tropicales »
9.5.1 Factores que afectan el movimiento y la intensidad »
9.5.1.2 Factores que producen cambios de intensidad en los ciclones tropicales

El entorno de la tormenta (cizalladura vertical del viento, temperatura del mar, humedad relativa, otros sistemas atmosféricos), así como su propia estructura e intensidad, determinarán la intensidad de la tormenta en el futuro. El aspecto que determina si una tormenta mantendrá su intensidad actual o se intensificará más es su capacidad de mantener la convección profunda alrededor del núcleo.

Las aguas cálidas del océano tropical aportan la humedad que alimenta la convección, y esto aumenta la energía estática húmeda en la capa límite del ciclón tropical. La conversión de esta energía estática húmeda (capítulo 5, sección 5.2.3) en energía cinética a través de la convección es el mecanismo por el cual los ciclones tropicales se intensifican, de modo que una superficie del mar fría o una entrada de aire seco debería debilitar la tormenta. Las teorías propuestas para explicar la intensidad potencial (IP) de los ciclones tropicales se centran en la termodinámica de las tormentas (capítulo 8, sección 8.4.1). Sin embargo, muy pocos ciclones tropicales alcanzan su intensidad potencial, de modo que cabe considerar el entorno y la termodinámica del ciclón tropical.

Como ya hemos mencionado, un intenso régimen de cizalladura vertical del viento puede debilitar un ciclón tropical; la estructura de la tormenta se adapta al nuevo entorno dominado por cizalladura (fig. 9.64). La cizalladura del viento ambiente induce convección en la dirección del vector cizalladura de la tormenta. En un comienzo, la convección en la dirección del vector cizalladura crea asimetría en la pared del ojo, de modo que el núcleo debe recuperar su estado simétrico antes de que la tormenta pueda intensificarse. Dependiendo de su estructura e intensidad, el ciclón tropical puede volver a intensificarse una vez que la convección se reorganice y la pared del ojo recupere su estado simétrico; realizar el movimiento hacia el polo conocido como recurvatura y luego pasar por el proceso de transición extratropical (y potencialmente reintensificarse en forma de ciclón extratropical; capítulo 8, sección 8.5); o bien, disiparse.

. Representación esquemática de los factores de la alta troposfera que afectan el cambio de intensidad de los ciclones tropicales.
Fig. 9.64. Representación esquemática de los factores de la alta troposfera que afectan el cambio de intensidad de los ciclones tropicales (de Merrill 1988).95

¿Qué aspecto de la estructura de la tormenta puede alterar el impacto que cierto grado de cizalladura vertical del viento ejerce sobre un ciclón tropical? El factor crítico es el radio de vientos máximos, que puede cambiar independientemente del radio de la zona con vientos de 34 nudos, una medida común del tamaño de la tormenta. La intuición sugiere que un ciclón tropical de rotación rápida con un radio de vientos máximos pequeño estará protegido de los efectos de los elementos externos (como otros sistemas atmosféricos) en mayor medida que un ciclón tropical más débil que tiene un radio de vientos máximos más grande. Podemos cuantificar esta diferencia por medio de la estabilidad inercial (capítulo 8, sección 8.2.3.2). Las tormentas con un alto grado de estabilidad inercial son más resistentes a los efectos externos, de modo que un ciclón tropical intenso puede aguantar un mayor grado de cizalladura vertical del viento que una tormenta más débil. Esto significa que un ciclón tropical intenso tiene potencial para intensificarse aún más, a menos que ocurra una de estas cuatro situaciones: 1) la tormenta pasa sobre tierra firme (el impacto del terreno abrupto es mayor); 2) la tormenta pasa sobre aguas frías; 3) la tormenta incorpora aire seco (a través de la capa límite), lo cual debilita la convección en el núcleo; o bien 4) la tormenta está sujeta a fuerte cizalladura en la región de corriente de salida, donde la estabilidad inercial es débil (fig. 8.14), lo cual interrumpe la corriente de salida del ciclón en altura.

En resumen, los pronósticos de intensidad constituyen un problema mucho más complejo que los de trayectoria; de hecho, tales predicciones dependen en gran medida de la trayectoria, ya que de no acertar en la posición, el ciclón tropical estará sometido a los efectos de un entorno distinto. La intensidad de los ciclones tropicales depende fundamentalmente de los patrones de viento, temperatura y humedad en el núcleo de la tormenta y en el entorno cercano. En muchos casos, es extremadamente difícil medir estos patrones y asimilarlos en los modelos. Los cambios de intensidad también se rigen por procesos internos que aún no se comprenden plenamente, como los ciclos de sustitución de la pared del ojo. El cambio de intensidad es un problema que abarca varias escalas e implica interacciones complejas entre las tormentas del núcleo del ciclón tropical y su entorno, así como las interacciones aire-océano.

El movimiento y la intensidad no son los únicos factores importantes que necesitamos considerar para prever los impactos sociales del paso de un ciclón tropical. Si desconocemos la estructura del campo de vientos (es decir, dónde se hallan los vientos más intensos y hasta dónde se extienden los vientos peligrosos), no podemos asesorar a la población respecto de la mejor forma de reaccionar. La figura 9.65 muestra la enorme diferencia en el tamaño de dos huracanes, Floyd (1999) y Andrew (1992). Por ejemplo, la idea de que se aproxima una tormenta con vientos máximos de 40 m s−1 puede causar temor y quizás algunos considerarían la posibilidad de irse de la zona. Pero sabiendo que se trata de una tormenta pequeña cuyos vientos apenas alcanzarán los 10 m s−1 —el equivalente de una brisa fuerte— podrías quedarse más tranquilos. Por el contrario, al tomar conciencia de que se aproxima una tormenta muy grande que con toda probabilidad someterá a su hogar a vientos de intensidad de huracán, quizás decida refugiarse en un lugar seguro.

Imágenes satelitales de dos huracanes, Floyd (1999) y Andrew (1992), que se acercan a Florida.
Fig. 9.65. Imágenes satelitales de dos huracanes, Floyd (1999) y Andrew (1992), que se acercan a Florida. Aunque en el momento de captar las imágenes las dos tormentas eran similares en términos de intensidad, eran de tamaño marcadamente distinto. Claramente, el área que potencialmente puede sufrir daños es mucho más grande en el caso de Floyd que para Andrew.

Ahora que contamos con información básica sobre la evolución de los ciclones tropicales, es hora de considerar diversas técnicas de pronóstico y algunos métodos para decidir cuáles producirán la mejor predicción en una situación dada, ya que ningún método individual puede dar siempre los mejores resultados.

9.5 Predicción de ciclones tropicales »
9.5.2 Aplicación de los modelos de predicción dinámicos a los ciclones tropicales

Los modelos dinámicos generan soluciones para las leyes físicas fundamentales que rigen la evolución de la atmósfera y generan sus pronósticos integrando las ecuaciones correspondientes en el futuro (sección 9.4.1.1). Claramente, los modelos dinámicos tratan de predecir lo que ocurrirá en una situación específica. Esta es una diferencia clave entre los modelos estadísticos y los modelos dinámicos.

En términos generales, comprendemos bastante bien la física del movimiento de los ciclones tropicales, que depende predominantemente del flujo ambiental (secciones 8.7 y 9.5.1.1). Esto significa que es relativamente sencillo pronosticar la trayectoria de una tormenta, ya que los modelos numéricos demuestran un alto grado de habilidad de pronóstico para el flujo sinóptico. Los sistemas atmosféricos de escala sinóptica son relativamente grandes y fáciles de medir y como, por lo general, su evolución es lenta, la integración en el modelo no se desvía a lo largo de un determinado período de pronóstico. Por lo tanto, podemos obtener pronósticos de trayectoria muy buenos centrándonos en la evolución del entorno de la tormenta en lugar de la tormenta en sí, un enfoque que es además muy adecuado para los modelos dinámicos. Podemos considerar los modelos dinámicos en términos de una jerarquía de menor a mayor complejidad. La utilidad de los distintos modelos dinámicos varía de acuerdo con la situación.

Modelos dinámicos simplificados de trayectoria: Modelos beta y advección (BAMD, BAMM, BAMS)

Los modelos «beta y advección» (Beta and Advection Model, BAM) son modelos de trayectoria simples que solo consideran la acción rectora y el efecto β para calcular el movimiento de los ciclones tropicales. En estos modelos, el ciclón tropical no puede cambiar, ni tampoco influir en su entorno de manera alguna.

El pronóstico de viento tridimensional generado por un modelo más complejo se promedia en la vertical para crear un campo de vientos bidimensional que constituye el flujo rector del ciclón tropical. Lo que distingue los modelos BAMD, BAMM y BAMS es el espesor de la capa a lo largo de la cual se calcula dicho flujo rector: profunda, mediana o somera. Esta es la única forma en que las variaciones en la vertical se incorporan en el pronóstico de movimiento del modelo BAM. La capa del flujo rector se escoge en función de la intensidad del ciclón tropical cuya trayectoria se va a pronosticar (vea la representación esquemática de la fig. 9.64).

Una ventaja de los modelos BAM es su rapidez. En el año 2008, los modelos BAM ya se ejecutaban casi instantáneamente, lo cual permite crear varios pronósticos del movimiento de un ciclón tropical con capas de acción rectora de distintas profundidades y varias posiciones de la tormenta, un aspecto este último que puede ser incierto, especialmente en el caso de sistemas débiles con ojos de estructura indeterminada. De este modo podemos determinar el grado de sensibilidad del pronóstico ante estos factores y hacernos una idea del potencial de error de trayectoria en esta situación (fig. 9.66). Por supuesto que nuestra comprensión del movimiento de la tormenta sufrirá debido a que no se han tomado en cuenta ni la evolución del ciclón tropical, ni los efectos de la estructura vertical.

Variación de capa del flujo rector según la intensidad del ciclón tropical.
Fig. 9.66. Variación de capa del flujo rector según la intensidad
del ciclón tropical. La figura se basa en los resultados descritos
por Velden y Leslie (1991)96 y se han podido usar por cortesía
de James Franklin, del Centro Nacional de Huracanes.

Modelos globales dinámicos (trayectoria e intensidad): ECMWF, GFS, UKMET, NOGAPS

Los modelos dinámicos tridimensionales, que son más complicados, se pueden subdividir en dos clases: globales (mundiales) y regionales. En lugar de recurrir a una única, capa como los modelos BAM, estos modelos pueden incluir entre 25 y 90 niveles en la vertical.

Describiremos brevemente los modelos que se utilizan en el Centro Nacional de Huracanes (National Hurricane Center, NHC) en Miami, Florida (EE.UU.); los de uso más difundido se recogen en la tabla 9.3. Muchos de estos modelos dinámicos están a disposición de cualquier centro de pronóstico, con la excepción de los modelos regionales (de área limitada), que varían forzosamente de una región a otra. La tabla 9.4 presenta los modelos de área limitada operativos y sus regiones de aplicación.

Los modelos numéricos globales empleados para pronosticar los ciclones tropicales no se desarrollaron pensando específicamente en dichas tormentas, sino como modelos de PNT para uso general (secciones 9.4.1.2 y 9.4.1.3). Estos modelos ofrecen resoluciones horizontales de 25 a 60 km (p. ej., fig. 9.53). Como los actuales modelos globales son capaces de resolver la estructura general del ciclón tropical y el flujo sinóptico del entorno, típicamente generan predicciones bastante aceptables de las trayectorias de los ciclones tropicales, especialmente durante el período inicial del pronóstico. Sin embargo, dada su resolución relativamente gruesa, los modelos globales no son capaces de representar la estructura del núcleo de un ciclón tropical y no son apropiados para predicciones de intensidad.

Tabla 9.3. Modelos numéricos dinámicos de uso común para el pronóstico de trayectorias en el Centro Nacional de Huracanes de los EE.UU. Puede obtener un resumen técnico de estos modelos del CNH.
Modelos operativos usados con frecuencia
para pronosticar los ciclones tropicales en el CNH
Acrónimo Escala
Sistema de Pronóstico Global (Global Forecast System, GFS) de NCEP
http://www.emc.ncep.noaa.gov/index.php?branch=GFS

Productos de NCEP sobre huracanes
  http://www.nco.ncep.noaa.gov/pmb/products/hur/
GFS Global
Modelo de la oficina meteorológica del R.U.
(UK Meteorological Office, UKMET)
  http://www.metoffice.gov.uk/research/modelling-systems/unified-model
UKMET Global
NOGAPS (Navy Operational Global Atmospheric Prediction System),
sistema operativo global de predicción atmosférica
de la Armada de EE.UU.
  https://sites.google.com/a/ucar.edu/model-encyclo-determ/deterministic/nogaps
NOGAPS Global
Modelo del Centro Europeo de Predicción Meteorológica a Plazo Medio (CEPPM/ECMWF)
  http://www.ecmwf.int/en/forecasts/charts
ECMWF Global
Modelo de investigación y pronóstico del tiempo de huracanes
(Hurricane Weather Research and Forecasting Model, HWRF)
  http://www.emc.ncep.noaa.gov/HWRF/index.html
HWRF Regional
Modelo geofísico de dinámica de fluidos
(Geophysical Fluid Dynamics Model, GFDL) del NWS
  http://www.gfdl.noaa.gov/research/weather/tpb_gfdl.html
GFDL, GFDN Regional
Tabla 9.4. Modelos dinámicos empleados
para el pronóstico de ciclones tropicales en distintas regiones
Modelos operativos empleados para el pronóstico de ciclones tropicales en distintas regiones Acrónimo Escala
Modelos numéricos de la agencia meteorológica de Japón
(Japan Meteorological Agency)
  http://www.jma.go.jp/jma/en/Activities/nwp.html
JMA/GSM Global
Sistema de predicción de tifones por conjuntos de la agencia meteorológica de Japón
  http://www.jma.go.jp/jma/en/Activities/nwp.html
JMA/TEPS Global
Centro meteorológico nacional de la China
  http://www.nmc.gov.cn/english/product.php?class=hailangdxy
CNMC Global
TXLAPS (Tropical eXtended Area Prediction System),
sistema de predicción de área tropical extendida,
de la Oficina Australiana de Meteorología
(Australian Bureau of Meteorology)
  http://www.bom.gov.au/nmoc/ab_nmc_op.shtml#TXLAPS
TXLAPS Regional

Modelos dinámicos regionales (trayectoria e intensidad): GFDL, GFDN, HWRF

Estos modelos dinámicos regionales se han desarrollado específicamente para pronosticar los ciclones tropicales. El área limitada facilita el uso de resoluciones más altas, pero su dominio debe ser lo suficientemente amplio como para impedir que la tormenta alcance sus límites. Esta restricción es una función del tratamiento numérico del flujo cerca de las fronteras del modelo (sección 9.4.3.2). Debido a la cobertura limitada, las estructuras alejadas del ciclón tropical no se manejan demasiado bien. Como esto puede degradar los pronósticos a largo plazo, el plazo de anticipación de los modelos regionales es más corto.

Para lograr la mayor resolución posible con las capacidades informáticas disponibles, los modelos de área limitada suelen incorporar múltiples niveles: la malla de área limitada más grande contiene varios «nidos» de resolución más fina. De esta forma el modelo puede simular la atmósfera lejos de la tormenta a una resolución más baja, para después aumentarla cerca del ciclón tropical y aumentarla incluso más cerca del núcleo de la tormenta. En las versiones operativas de los modelos GFDL y HWRF, el nido más interno tiene una resolución de 9,5 km, la cual se aproxima a la resolución necesaria para simular la pared del ojo de forma realista.

Gracias a esta mayor resolución, los modelos regionales manejan mejor las interacciones entre el ciclón tropical y su entorno, algo que puede producir pronósticos de trayectoria e intensidad más acertados a distancias temporales cortas (p. ej., figura 9.67, para huracán Katrina 2005).

Pronósticos de trayectoria del modelo GFDL en momentos consecutivos para huracán Katrina.
Fig. 9.67. Pronósticos de trayectoria del modelo GFDL en momentos consecutivos para huracán Katrina (2005); cortesía de James Franklin.

Los modelos regionales han alcanzado una resolución lo suficientemente fina como para comenzar a simular el núcleo del huracán (fig. 9.68) y son capaces de predecir los cambios rápidos de intensidad. ¡Lástima que no lo hagan de forma confiable! En la actualidad, la habilidad de predicción de la intensidad de los modelos dinámicos regionales se está aproximando a la de los modelos estadísticos. Un factor limitante de los pronósticos dinámicos de intensidad es la falta de mediciones de viento, temperatura y humedad a través del núcleo y el entorno cercano, que hacen falta para inicializar correctamente el modelo. Sin tales observaciones, las condiciones iniciales del modelo son imperfectas y, por tanto, también lo son los pronósticos de intensidad que genera.

Nidos de la malla del modelo GFDL operativo.Estructura tridimensional del núcleo de un huracán maduro.
Fig. 9.68. (a) Nidos de la malla del modelo GFDL operativo y simulación de un huracán maduro que muestra la estructura de la pared del ojo y las bandas de lluvia. (b) Simulación de la estructura tridimensional del núcleo de un huracán maduro (cortesía de James Franklin, NHC).

En resumen, los modelos dinámicos multinivel regionales y globales son los que demuestran mayor habilidad al pronosticar las trayectorias de los ciclones tropicales. Entre dichos modelos, por lo general el GFDL y el GFS han generado la mejor guía en los últimos años, pero los resultados de cada modelo varían considerablemente de un año a otro y entre una tormenta y otra. Aunque de vez en cuando es posible generar predicciones de trayectoria mejores que un modelo, los pronósticos de los modelos han mejorado considerablemente en los últimos años y es muy difícil «ganar» de forma continua. Los modelos dinámicos aún no pueden producir pronósticos de intensidad mejores que los modelos estadísticos. Si bien ni los modelos dinámicos ni los modelos estadísticos pueden captar de forma confiable los cambios rápidos de intensidad, los modelos dinámicos (especialmente el modelo GFDL acoplado) han demostrado un mayor grado de habilidad, aunque de forma intermitente.

9.5 Predicción de ciclones tropicales »
9.5.3 Modelos estadísticos de predicción

Los modelos estadísticos se basan en relaciones históricas que enlazan un producto de pronóstico de interés (movimiento o intensidad) con el comportamiento de las tormentas ocurridas en el pasado sobre la base de información específica de la tormenta (p. ej., posición de la tormenta, época del año, movimiento actual, intensidad y entorno). El aspecto más importante que hay que tener en mente acerca de los modelos estadísticos es que pronostican el comportamiento típico de los ciclones tropicales en situaciones similares y no son capaces de pronosticar situaciones atípicas, como la rápida intensificación o los cambios bruscos de trayectoria. Esta sección examina los modelos de trayectoria e intensidad con base estadística utilizados en el Centro Nacional de Huracanes.

Modelos estadísticos de trayectoria: CLIPER (CLImatología-PERsistencia)

Este es el único modelo estadístico empleado para pronosticar las trayectorias de los ciclones tropicales. CLIPER, que depende exclusivamente de la climatología derivada a partir de las tormentas ocurridas en el pasado y de la continuación de la trayectoria de la tormenta actual, desconoce por completo el estado actual de la atmósfera: simplemente reproduce la trayectoria típica que exhiben los ciclones tropicales que pasan por esta región durante esta época del año y con este rumbo inicial. Por eso la guía de CLIPER no debe utilizarse como pronóstico. Sin embargo, CLIPER sí tiene una aplicación práctica: se utiliza como línea de base para evaluar la habilidad de los modelos más complejos. Si un modelo de trayectoria no es más exacto que CLIPER, se considera inutilizable. Claramente, un modelo que no es capaz de generar un pronóstico mejor que una simple indicación de que «la trayectoria para mañana es un promedio de las trayectorias de los demás ciclones tropicales que estuvieron en esta posición en este día», tiene problemas.

Modelos estadísticos de intensidad

Ya vimos que los pronósticos de intensidad representan un reto y que los modelos dinámicos aún no exhiben un grado de habilidad confiable para pronosticar la intensidad de los ciclones tropicales; los modelos de pronóstico de intensidad más hábiles son los modelos estadísticos. Los modelos estadísticos simplemente predicen el comportamiento promedio de una tormenta en determinada situación. Esto significa que nuestros mejores modelos de intensidad solo pueden indicar qué constituye un comportamiento normal en un estado particular. Por eso resulta extremadamente difícil pronosticar los cambios de intensidad inusuales o extremos, como los que exhibió huracán Wilma (2005), que se ilustran en la figura 9.69. Los modelos estadísticos de pronóstico de intensidad empleados en el Centro Nacional de Huracanes se describen a continuación y se enumeran en la tabla 9.5.

Imágenes GOES del huracán Wilma (2005)
Fig. 9.69. Las imágenes GOES del huracán Wilma (2005) muestran su rápida intensificación de 975 a 882 hPa a lo largo de un período de nueve horas. ¡Wilma se transformó de una tormenta tropical en un huracán de categoría 5 en 24 horas!

SHIPS (Statistical Hurricane Intensity Prediction Scheme)

SHIPS es un modelo de intensidad estadístico-dinámico cuyos pronósticos se basan en relaciones estadísticas entre el comportamiento de los ciclones tropicales y ciertos predictores obtenidos de los pronósticos de un modelo dinámico.98 SHIPS también incluye predictores satelitales, como la intensidad y simetría de la convección basadas en mediciones de imágenes satelitales infrarrojas y el contenido de calor del océano superior, determinado a partir de las observaciones de altimetría satelital. Como además de los datos de climatología y persistencia SHIPS incluye información sobre el estado actual de la atmósfera, típicamente presenta un error medio de intensidad un 10 al 15 % menor que el modelo SHIFOR5 (tabla 9.5, a continuación).

SHIPS emplea una técnica de regresión lineal múltiple para combinar la información de los predictores en un pronóstico de intensidad. El modelo SHIPS fue desarrollado sobre la base del conjunto de los ciclones tropicales ocurridos en el océano abierto entre 1982 y el presente; las ecuaciones de regresión se derivan todos los años para incluir en el modelo los ciclones de la temporada anterior. Esto significa que la ponderación (y, por tanto, la importancia para el pronóstico) de los predictores puede cambiar de un año a otro. SHIPS incluye los siguientes predictores:

  • climatología y persistencia
  • parámetros ambientales atmosféricos, como cizalladura vertical y estabilidad
  • información sobre el océano, como temperatura de la superficie del mar (TSM) y contenido de calor de la capa superior del océano

Los predictores estadísticamente más significativos (en 2008) para un pronóstico de intensidad que demuestre habilidad son:

  • la diferencia entre la intensidad actual y la intensidad potencial (IP) para este ciclón tropical
  • la cizalladura vertical del viento
  • la persistencia
  • la temperatura en la alta troposfera

Históricamente, los resultados del modelo SHIPS han superado los de la mayoría de los modelos dinámicos, incluidos los del GFS, el modelo que genera los predictores dinámicos para el mismo SHIPS.

La inclusión de información de los modelos dinámicos en los modelos estadísticos puede aumentar su habilidad en comparación con los pronósticos de ciclones tropicales basados exclusivamente en la información actual. ¿Qué impacto podrían tener otros enfoques, como la técnicas de predicción por conjuntos, en los pronósticos de ciclones tropicales? Estudiaremos esos métodos en la próxima sección.

Tabla 9.5. Modelos numéricos estadísticos empleados para el pronóstico de intensidad en el Centro Nacional de Huracanes de los EE.UU.
Modelo estadístico de huracanes Resumen de las características del modelo
SHIFOR5, Statistical Hurricane Intensity Forecast, v. 5 (pronóstico estadístico de intensidad de huracanes, versión 5) Climatología y persistencia: La versión de intensidad de CLIPER empleada como línea de base para evaluar la habilidad de los demás modelos de pronóstico de intensidad.
Decay-SHIFOR Statistical Hurricane Intensity Forecast with Decay over land (pronóstico estadístico de intensidad de huracanes con disipación sobre tierra firme) Igual que SHIFOR, con climatología y persistencia, pero solo para ciclones tropicales sobre tierra firme; modelo basal que genera una guía de intensidad útil para fines operativos.
SHIPS Statistical Hurricane Intensity Prediction Scheme (esquema estadístico de predicción de intensidad de huracanes) Modelo estadístico-dinámico: Utiliza climatología, persistencia y predictores de modelos dinámicos y datos de diagnóstico satelitales
Decay-SHIPS, SHIPS sobre tierra firme Igual que SHIPS, pero limitado a los ciclones tropicales sobre tierra firme. En 2008, en promedio Decay-SHIPS se consideraba como el mejor modelo de pronóstico de la intensidad, pero no es capaz de observar las oscilaciones rápidas.
Índice SHIPS de intensidad rápida Igual que SHIPS, pero limitado a casos de cambio rápido de intensidad (que se definen como un aumento de 15 m s−1 (55 km h−1, 30 nudos) en los vientos máximos en 24 horas). Ha producido resultados ambiguos.
LGEM Logistic Growth Equation Model (modelo de ecuación logística de crecimiento) Datos de entrada similares a SHIPS, pero con un enfoque estadístico más avanzado.

9.5 Predicción de ciclones tropicales »
9.5.4 Aplicación de técnicas de predicción por conjuntos y consenso

Como explicamos en la sección 9.4.5, las predicciones por conjuntos se derivan a partir de una serie o conjunto de pronósticos generados por varios modelos distintos o por un mismo modelo. Los pronósticos derivados combinando una serie de pronósticos numéricos se conocen como pronósticos «de consenso», por analogía con el proceso por el cual un grupo de personas llega al consenso sobre la solución de un problema.

9.5 Predicción de ciclones tropicales »
9.5.4 Aplicación de técnicas de predicción por conjuntos y consenso »
9.5.4.1 Predicciones por conjuntos de modelo único

Como sugiere el nombre, los miembros de un conjunto de modelo único emplean el mismo modelo y la misma hora de inicio, pero a partir de condiciones iniciales ligeramente distintas. En términos generales, se trata de maximizar la dispersión de las distintas predicciones a cierta distancia de la hora de pronóstico para asegurar que la predicción incluya la evolución real (observada posteriormente) del ciclón tropical. Sin embargo, a menudo la resolución utilizada en los ciclos de ejecución del conjunto es más baja que la de la versión determinista del modelo. Tal cambio de resolución puede introducir diferencias en el pronóstico que no están directamente relacionadas con los cambios en las condiciones iniciales.

Como muestra claramente la figura 9.70, la predicción de un conjunto presenta una amplia gama de posibilidades. A menudo, el promedio simple de las predicciones de todos los miembros del conjunto genera un pronóstico más hábil que cualquiera de los miembros individuales del conjunto, porque los errores asociados a los pronósticos individuales tienden a cancelarse mutuamente. Sin embargo, el promedio de un conjunto de predicciones individuales muy distintas entre sí (por ejemplo, si un miembro predice la recurvatura y otro la continuación de la trayectoria hacia el oeste) puede producir un pronóstico de escasa utilidad (sección 9.4.5). Es aquí que debemos aplicar nuestro juicio profesional para decidir si la media del conjunto es significativa.

Comparación de los pronósticos del modelo GFS operativo (naranja) y los miembros del conjunto de GFS (blanco) con la «mejor trayectoria» observada (negro) del huracán Ike.
Fig. 9.70. Comparación de los pronósticos del modelo GFS operativo (naranja)
y los miembros del conjunto de GFS (blanco) con la «mejor trayectoria» (negro) del huracán Ike (2008). En este caso, la media del conjunto de GFS dio mejores resultados que el modelo GFS determinista (naranja); cortesía de James Franklin.

Los apartados siguientes presentan un resumen de los sistemas de predicción por conjuntos de uso difundido para pronosticar los ciclones tropicales.

GEFS (Global Ensemble Forecast System), el sistema global de predicción por conjuntos del Servicio Nacional de Meteorología (NWS) de EE.UU.

Los ciclos de ejecución del modelo GEFS, que se basa en el modelo GFS, comprenden el GFS a baja resolución (distancia horizontal de ~100 km entre puntos de la malla con 28 niveles verticales) como control y 20 miembros del conjunto con la misma resolución. GEFS produce pronósticos a hasta 16 días, cuatro veces al día. Una técnica de reposicionamiento del vórtice del ciclón tropical asegura que la posición de la tormenta sea idéntica en las condiciones iniciales de cada miembro del conjunto.

CEFS (Canadian Ensemble Forecast System), el sistema canadiense de predicción por conjuntos del Servicio Meteorológico de Canadá (Meteorological Service of Canada, MSC)

El modelo CEFS se basa en el modelo GEMS del MSC (tabla 9.3). GEM es un modelo de malla global; tanto el ciclo determinista de control como los 20 miembros del conjunto utilizan una malla con una separación horizontal de 0,9 x 0,9 grados (aprox. 100 x 100 km) y 28 niveles verticales. Las perturbaciones que representan las incertidumbres en las condiciones iniciales se generan mediante la técnica EnKF que se describe en la sección 9.4.5.2. Dichas perturbaciones se aplican al análisis del ciclo de control para crear el estado inicial de cada uno de los 20 miembros del conjunto. El modelo CEFS produce pronósticos a hasta 16 días, dos veces al día.

ECMWF EPS, el sistema de predicción por conjuntos del Centro Europeo de Predicción Meteorológica a Plazo Medio (CEPPM/ECMWF)

El modelo ECMWF EPS cuenta con una resolución horizontal equivalente a aproximadamente 40 km y 62 niveles verticales. Los 51 miembros del conjunto y 25 «vectores singulares»99 se preparan para generar las condiciones iniciales de 50 pronósticos perturbados; el pronóstico determinista de control es el último miembro del conjunto. Los «vectores singulares» son medidas de las diferencias en el pronóstico que aumentarán con mayor rapidez con el tiempo.100 El modelo determina la estructura de incertidumbre de la condición inicial relacionada con estos vectores de rápido crecimiento. Para incluir los efectos de los procesos diabáticos en la región de un ciclón tropical, en el año 2002 se incorporaron vectores singulares húmedos «tropicales»101 en el modelo. Los vectores singulares tropicales se calculan en áreas particulares centradas en un ciclón tropical que ha alcanzado por lo menos la intensidad de tormenta tropical.

JMA TEM (Typhoon Ensemble Model), el modelo de predicción de tifones por conjuntos de la Agencia Meteorológica de Japón

El objetivo del modelo de predicción de tifones por conjuntos es generar predicciones de trayectoria acertadas. Este modelo global emplea una distancia horizontal aproximada de 60 km entre puntos de la malla y 60 niveles verticales; los pronósticos a cinco días se ejecutan cuatro veces al día. El conjunto comprende 11 miembros. Las perturbaciones se derivan mediante la técnica de vector singular, que se aplica al análisis del modelo JMA global para generar las condiciones iniciales de los 11 miembros del conjunto.

9.5 Predicción de ciclones tropicales »
9.5.4 Aplicación de técnicas de predicción por conjuntos y consenso »
9.5.4.2 Conjuntos de múltiples modelos: pronósticos de consenso

Los modelos de consenso no son modelos de pronóstico propiamente dichos, sino combinaciones o promedios de los pronósticos generados por otros modelos; esencialmente se trata de una aplicación práctica de la idea de que cuatro ojos ven mejor que dos. Por lo general, los modelos de consenso para ciclones tropicales producen mejores pronósticos que los modelos individuales que los componen.102,103 Al combinar los distintos modelos, un modelo de consenso puede aprovechar la naturaleza aleatoria de muchos de los errores que ocurren en los modelos. Con frecuencia, el promedio de los distintos modelos anula los errores aleatorios y termina generando un mejor pronóstico que cualquier de los modelos individuales. Es más, la dispersión (variación) de los modelos individuales que integran el conjunto puede constituir una medida de la incertidumbre del pronóstico de consenso (sección 9.4.5.1).

La manera más sencilla de obtener un pronóstico de consenso consiste en promediar la salida de todos los modelos; p. ej., se puede calcular la media de todas las latitudes y longitudes correspondientes a la posición del centro del ciclón tropical generadas por el modelo para cierta hora de pronóstico. En el Centro Nacional de Huracanes, los pronósticos de consenso de uso más difundido son el GUNA, el CONU y el FSSE, que se describen más adelante. Normalmente, los pronósticos de consenso son más exactos —en promedio— que las predicciones generadas por sus modelos individuales.

Por supuesto que el enfoque de consenso no siempre produce buenos resultados, especialmente si los escenarios del modelo son completamente distintos. Por ejemplo, la mayoría de los modelos (fig. 9.69) no lograron simular bien las vueltas que dio el huracán Ophelia (2005) junto a las costas de Florida, Georgia y Carolina del Sur (fig. 9.71). Durante el período de pronóstico del modelo, Ophelia trazó un bucle junto a la costa oriental de Florida.104 El período de pronóstico abarcó el momento en que hizo otra vuelta junto a las costas de Georgia y Carolina del sur, el 11 y 12 de septiembre.

Mejor trayectoria del Centro Nacional de Huracanes para el huracán Ophelia.
Fig. 9.71. Mejor trayectoria del Centro Nacional de Huracanes para el huracán Ophelia (2005). Las vueltas que dio junto a las costas de Florida, Georgia y Carolina del Sur dieron lugar a pronósticos de trayectoria muy distintos entre los varios modelos operativos (fig. 9.72).
Pronósticos a 120 horas para huracán Ophelia inicializados a intervalos de 6 h, 1200 UTC del 7 de septiembre a las 0600 UTC del 9 de septiembre de 2005.
Fig. 9.72. Guía de trayectoria de pronósticos a 120 horas para el huracán Ophelia inicializados a intervalos de 6 h, 1200 UTC del 7 de septiembre a las 0600 UTC del 9 de septiembre de 2005 El pronóstico oficial se da en negro; la leyenda identifica los modelos numéricos individuales. Imágenes cortesía de Jonathan Vigh.

Modelos de consenso disponibles en el NHC

Consideremos algunos de los modelos de consenso del Centro Nacional de Huracanes.97 Estos modelos incluyen una versión de los modelos dinámicos primarios (ECMWF, GFS, UKMET, NOGAPS, CMC, GFDL, GFDN, HWRF) indicados en las tablas 9.3 y 9.4. Algunos modelos de consenso incluyen los modelos estadísticos y estadístico-dinámicos que se mencionan en la tabla 9.5.

A la hora de calcular los pronósticos de consenso, el complemento completo de los modelos no está siempre disponible. Sin embargo, solo algunos de los productos de consenso son lo suficientemente sólidos como para producir un pronóstico con un subconjunto de los modelos que forman parte del conjunto. A veces conviene excluir ciertos modelos para crear un «consenso selectivo», si se pueden resolver las discrepancias entre los modelos. Sin embargo, resolver tales discrepancias es muy difícil. En la sección de enfoque 2sección de enfoque 2 veremos cómo los profesionales integran la información de los modelos en la elaboración de sus pronósticos oficiales.

Incluso sin seleccionar explícitamente los modelos a utilizar en un pronóstico de consenso, los modelos de «consenso corregido» generan automáticamente pronósticos de trayectoria e intensidad. Un pronóstico de consenso corregido utiliza el rendimiento previo de los modelos miembros para formar el subconjunto óptimo o para corregir los sesgos de esos modelos con el fin de derivar la predicción más acertada posible. Los componentes específicos de cada modelo de consenso se pueden obtener del Centro Nacional de Huracanes.97

Modelos de consenso para la intensidad de ciclones tropicales: ejemplo

ICON: Decay-SHIPS, GFDI, HWRF, LGEM

ICON comenzó a utilizarse en el año 2008. Se trata de un pronóstico de consenso para la intensidad calculado como el promedio de ponderación igual de la salida de intensidad de los modelos Decay-SHIPS, GHMI (pronóstico GFDI ajustado), HWRF y LGEM. La ventaja de este modelo es que incluye dos modelos estadísticos y dos modelos dinámicos, lo cual imparte una medida adicional de independencia al enfoque de pronóstico.

Modelos de consenso para las trayectorias de los ciclones tropicales: ejemplos

GUNA, CGUN: GHMI, EGRI, NGPI y GFSI

El pronóstico GUNA de consenso para trayectorias es un promedio de estos cuatro modelos: GHMI, EGRI, NGPI y GFSI.a Los cuatro modelos deben estar disponibles y todos tienen igual peso. CGUN es el GUNA corregido para los sesgos individuales del modelo. Las correcciones de los sesgos del modelo se derivan de forma estadística mediante parámetros conocidos al comienzo del pronóstico, como la dispersión del modelo, la intensidad inicial, la posición, etc.

TVCN, TVCC: GFDI, GFNI, NGPI, UKMI, GFSI, HWFI, EMXI

TVCN es el promedio ponderado uniforme de la guía de siete modelos, pero solo se requiere un subconjunto (al menos dos miembros) para producir un pronóstico. Los miembros se evalúan todos los años y pueden variar de un año a otro. TVCC es la versión de sesgo corregido de TVCN.

Modelos de consenso para la trayectoria e intensidad de los ciclones tropicales: ejemplo

Florida State University Super Ensemble: FSSE

El superconjunto de la Universidad Estatal de Florida es un sistema de consenso multimodelo ponderado que usa el último pronóstico oficial del Centro Nacional de Huracanes y los miembros del modelo dinámico de los otros modelos de consenso. Los sesgos individuales del modelo se basan en el rendimiento histórico de cada modelo miembro del superconjunto, para lo cual se utiliza una base de datos de capacitación que comprende aproximadamente 75 conjuntos de pronósticos generados por cada modelo en el pasado. El FSSE asigna un peso distinto a cada modelo miembro. Las ponderaciones individuales se determinan por regresión lineal múltiple durante la fase de entrenamiento del conjunto de 75 pronósticos. El FSSE difiere de los demás modelos en uso en el NHC, porque está constantemente aprendiendo del rendimiento previo de los modelos que lo integran.

El FSSE tiene una limitación que se manifiesta cuando el rendimiento de los modelos miembros en el pasado no representa con exactitud su actuación en el presente. Por ejemplo, si se realizan cambios importantes en un modelo miembro entre dos temporadas de huracanes consecutivas, es posible que FSSE subestime o sobreestime la habilidad de ese modelo. Por tanto, la técnica de FSSE resulta más exacta cuando no se hacen cambios importantes en los modelos miembros entre la fase de entrenamiento y la fase de pronóstico operativo.

Predicción del error de trayectoria: GPCE (Goerss Prediction of Consensus Track Error)

El modelo Goerss de predicción de consenso del error de trayectoria genera una mejor medida de la incertidumbre del pronóstico de consenso para la trayectoria105 que el enfoque estándar basado en la habilidad de predicción de tormentas en el pasado.105

¿Cómo se logra esto? Es lógico llegar a la conclusión de que una dispersión grande en los pronósticos numéricos introduce un alto grado de incertidumbre en el pronóstico y errores de trayectoria potencialmente grandes. Además, la diferencias a la hora de inicio del pronóstico también indican la existencia de incertidumbres capaces de afectar el pronóstico. Goerss aplicó esta lógica para crear un producto de error de la predicción de consenso que depende de una combinación de:

  • la dispersión del modelo de consenso (la diferencia entre la predicción de cada miembro del conjunto y la media del conjunto para un parámetro en particular, es decir, latitud, longitud, intensidad, etc.),
  • la intensidad inicial y pronosticada del ciclón tropical,
  • la posición inicial del ciclón tropical,
  • el desplazamiento pronosticado del ciclón tropical (latitud y longitud),
  • la velocidad de movimiento del ciclón tropical, y
  • el número de miembros disponibles (para TVCN).

Utilizando estos predictores y el comportamiento observado de los ciclones tropicales para las temporadas comprendidas entre 2002 y 2006, se identificaron modelos de regresión lineal por pasos capaces de predecir el error de la predicción de consenso de la trayectoria de los ciclones tropicales para cada combinación de duración del pronóstico y modo de consenso (fig. 9.73).

Cantidad de pronósticos de las temporadas de 2001 a 2007 que verifican.
Fig. 9.73. Cantidad de pronósticos de las temporadas de 2001 a 2007 que verifican. El GCPE fue desarrollado sobre la base de un conjunto de datos de entrenamiento de estos datos de las temporadas de 2002 a 2006.

A continuación se utilizaron los modelos de regresión para determinar el radio de las áreas circulares trazadas alrededor de las posiciones pronosticadas por el modelo de consenso dentro de las cuales se anticipaba que la posición del ciclón tropical objeto de la verificación se hallaría aproximadamente el 75 % del tiempo.

La figura 9.74. muestra la línea de regresión del error de pronóstico a 120 horas calculado por el GCPE y el error del pronóstico de consenso de la trayectoria. Para asegurar que el error de la trayectoria de consenso es menor que el error de pronóstico previsto por el GCPE al menos el 75 % del tiempo, la línea de regresión se ha ajustado hacia arriba para que no atraviese el origen. El resultado es una regresión corregida que produce «círculos de confianza» del 75 % alrededor del pronóstico de consenso.

Verificación del error de pronóstico calculado por el GCPE en comparación con el verdadero error de trayectoria.
Fig. 9.74. Verificación del error de pronóstico calculado por el GCPE en comparación con el verdadero error de trayectoria del pronóstico correspondiente (realizado con un conjunto de datos de entrenamiento).

¿Qué resultados dio esta forma de proceder? Para la temporada del Atlántico de 2007, los círculos generados por GPCE (fig. 9.75) contenían la posición del ciclón tropical que se estaba verificando el 72, 71, 76 y 83 por ciento de las veces a una distancia de 24, 48, 72, 96 y 120 horas, respectivamente (fig. 9.76). En otras palabras, de habernos fijado en el círculo de error de pronóstico en lugar de las líneas, hubiéramos estados preparados para la tormenta al menos el 71 % del tiempo.

Ejemplo de círculos de pronóstico de GCPE correspondientes al error de la trayectoria potencial de consenso.
Fig. 9.75. Ejemplo de círculos de pronóstico del GCPE correspondientes al error de la trayectoria potencial para un pronóstico de consenso del huracán Rita (2005) a 48 h inicializado a las 0600 UTC del 22 de septiembre de 2005. La línea negra representa la mejor trayectoria derivada después del paso de la tormenta.
Documentación de la frecuencia con que la trayectoria real de la tormenta cayó dentro del círculo de error de pronóstico calculado por GCPE.
Fig. 9.76. Documentación de la frecuencia con que la trayectoria real de la tormenta cayó dentro del círculo de error de pronóstico calculado por el modelo GCPE. Recuerde que la temporada de 2007 no formaba parte del conjunto de entrenamiento inicial del GCPE.

¿Cómo se desempeñan los modelos de consenso de la trayectoria?

Generar un pronóstico por conjuntos o de consenso requiere un mayor esfuerzo que la predicción de cualquiera de los modelos miembros. ¿Valen la pena? Una comparación de la habilidad de predicción relativa de los modelos de consenso de uso difundido, sus correspondientes modelos miembros y el pronóstico oficial (fig. 9.77) permite evaluar el valor agregado del pronóstico de consenso. En la figura 9.77, se comparan las estadísticas de verificación de los pronósticos de trayectoria de 12 a 120 h de los modelos de consenso GUNA, CONU y FSSE con sus respectivos modelos miembros (GFSI, GFDI, GFNI, UKMI y NGPI) y el pronóstico oficial del NHC (OFCL). La habilidad se mide como un porcentaje de mejora respecto de los correspondientes pronósticos de CLIPER (sección 9.5.3). Estas estadísticas de habilidad se calcularon a partir de todos los pronósticos de las tormentas del Atlántico Norte para las temporadas de huracanes de 2004 a 2007.

Se nota que los pronósticos de consenso multimodelo exhiben un mayor grado de habilidad en general que la media del modelo GFS individual por conjuntos (AEMI) y cualquiera de los modelos individuales (fig. 9.77). No obstante, los pronósticos de consenso ponderados (FSSE) no representan una mejora sustancial respecto de los pronósticos medios de consenso simples no ponderados (GUNA y CONU).

Comparación de la habilidad de predicción de trayectorias.
Fig. 9.77. Comparación de la habilidad de predicción de trayectorias para modelos de pronóstico de consenso (GUNA, CONU, FSSE y AEMI) y dinámicos (GFSI, GFDI, GFNI, UKMI y NGPI) y el pronóstico oficial del Centro Nacional de Huracanes (OFCL). Los modelos dinámicos incluidos en la gráfica son los modelos miembros utilizados para generar los pronósticos de consenso.

En un comienzo, la figura 9.77 es un poco desconcertante. ¿Cómo podemos explicar una habilidad menor para los pronósticos a 12 y 24 horas que para los pronósticos a plazo más largo, incluso los de 96 horas? (Escriba su respuesta en el campo siguiente.)

Explicación

El problema no es que el desempeño de los modelos de pronóstico es peor a plazos menores (12 y 24 horas), sino que CLIPER demuestra el mayor grado de habilidad en esos plazos, ya que buena parte del tiempo la persistencia es una apuesta razonable para la trayectoria de un ciclón tropical. Por eso resulta más difícil que los otros modelos sobresalgan en comparación.

Cuando el plazo de pronóstico es mayor (120 horas), el componente de climatología de CLIPER le imparte un mayor grado de habilidad respecto de los modelos dinámicos. Los problemas relacionados con las condiciones iniciales o la física empleada en los modelos limitan su habilidad para plazos de pronóstico largos.

Para mejorar la habilidad de predicción necesitamos evaluar nuestra comprensión de la física subyacente, la eficacia con que logramos convertir dicha comprensión en un pronóstico y el éxito que tienen los métodos nuevos. Por ejemplo, la simple extrapolación de la trayectoria actual hacia adelante en el tiempo no es un método hábil, aunque en una zona con muy pocos datos puede que sea nuestra única opción. Estos temas se tratan en la próxima sección, donde se utilizan pronósticos de ciclones tropicales como ejemplo.

La información sobre la predicción de ciclones tropicales presentada hasta ahora se complementa con la descripción de cómo tres pronosticadores del tiempo tropical producen sus pronósticos de ciclones tropicales (sección de enfoque 2).

a GFDI, GFNI, EGRI, UKMI, NGPI y GFSI se interpolan temporalmente entre las horas de pronóstico estándar de los modelos GFDL, GFDN (GFDL de la Armada de EE.UU.), UKMO, NOGAPS y GFS y las horas de pronóstico deseadas. Las condiciones iniciales y de frontera de los modelos GFDL y GFDN se derivan a partir del modelo GFS global del NWS y del modelo global NOGAPS de la Armada de EE.UU., respectivamente. EMXI es la versión interpolada del modelo ECMWF.

9.6 Verificación y validación de pronósticos

Para utilizar la guía del modelo de forma eficaz en la preparación de un pronóstico, es preciso identificar cuándo y por qué un buen modelo puede equivocarse.

Como ya vimos en la sección 9.4.1, todos los modelos hacen suposiciones sobre el funcionamiento de la atmósfera. Tales suposiciones responden a algún tipo de compromiso (p. ej., escasos recursos informáticos, falta de comprensión, ausencia de métodos para implementar nuestra comprensión de la física). En determinadas circunstancias, estas suposiciones pueden perder su validez.

Pero más allá de las limitaciones impuestas por las suposiciones de modelado, hay que tener presente que la atmósfera es un sistema caótico. Una consecuencia de este caos atmosférico para la predicción meteorológica es que un error pequeño en el modelo del estado actual de la atmósfera crece con el tiempo hasta tal punto que nuestro pronóstico carece por completo de habilidad (sección 9.4.3).

¿Se ha convencido de que los modelos no son perfectos? Muy bien, pero para formular el mejor pronóstico posible necesitamos decidir cuál de los modelos es el mejor o al menos uno de los mejores. Por eso verificamos los pronósticos (es decir, cuando sepamos la respuesta, nos aseguramos de que el modelo haya generado resultados correctos) y validamos su utilidad (evaluamos la exactitud del pronóstico después del evento). Ciertos modelos demuestran habilidad en determinados tipos de situaciones, como la intensificación paulatina de un tormenta o una trayectoria recta, pero no en otros, por ejemplo, durante períodos de rápida intensificación durante la fase de recurvatura. Es importante estar conscientes de estas sutilezas para producir pronósticos hábiles.

9.6 Verificación y validación de pronósticos »
9.6.1 Enfoques tradicionales y nuevos métodos de verificación de pronósticos de ciclones tropicales

La verificación de los pronósticos de ciclones tropicales tiene dos facetas:

  1. la verificación de la guía de pronóstico operativo específica que distribuyen las oficinas de pronóstico y
  2. la verificación de los modelos numéricos que generan el fondo del pronóstico operativo.

En el pasado, las verificaciones del pronóstico operativo se limitaban a las predicciones de trayectoria e intensidad. Los errores simples de diferencia que ocurren entre las predicciones y las observaciones para el plazo de pronóstico elegido se pueden resumir para cada tormenta individual o para una serie de temporadas (como en la figura 9.78). Esto presenta un resumen visual de los errores de pronóstico con el tiempo. Esa información se presenta también en la tabla 9.6.

Ejemplo de verificación de pronósticos de trayectoria de la oficina de pronóstico de La Reunión para las temporadas de 1990-1991 a 2007-2008.
Fig. 9.78. Ejemplo de verificación de pronósticos de trayectoria de la oficina de pronóstico de La Reunión para las temporadas de 1990-1991 a 2007-2008.

La tabla 9.6 muestra que durante el período de 1990-1991 a 2007-2008, los errores de posición de ciclones tropicales del análisis del modelo disminuyeron de casi 50 km a aproximadamente 30 km y los errores de pronóstico de trayectoria a 48 horas disminuyeron en un 60 %. La habilidad varía de una temporada a otra, quizás porque en algunas temporadas el movimiento de los ciclones tropicales fuera menos predictible o debido a cambios ocurridos en los productos de pronóstico o los sistemas de observación.

Tabla 9.6. Resumen de los errores de predicción de la trayectoria (km) de los ciclones tropicales del océano Índico sur para la oficina de pronóstico de La Reunión, por plazo de pronóstico
Temporada Análisis 12 h 24 h 36 h 48 h 60 h 72 h
1990 a 1991
(para 2004 a 2005, a 36, 60 y 72 h)
52 118 208 235 446 374 470
2007 a 2008 28 118 120 159 193 221 254

Se compilan verificaciones de pronóstico gráficas y tabulares de este tipo para los pronósticos de intensidad de cada cuenca oceánica. Como se explica en la sección 9.5.2, en términos generales los pronósticos de intensidad demuestran un grado de habilidad relativamente bajo, de modo que esos pronósticos también se pueden resumir por categoría. El Centro Nacional de Huracanes ha comenzado a verificar los radios de varios umbrales de vientos pronosticados por cuadrante.

Por lo general, los métodos de verificación de pronóstico más complejos se reservan para los modelos de pronóstico. Dichos métodos han evolucionado rápidamente. En el transcurso de la última década, la verificación de los pronósticos numéricos de ciclones tropicales ha pasado de la mera distribución de trayectoria, intensidad y precipitación (usando métodos de verificación de distribución espacial, multicategoría o basados en entidades) a técnicas más complejas que brindan información cuantitativa sobre la habilidad del modelo.

La disponibilidad de predicciones por conjuntos suple la necesidad de medidas de verificación oportunas con una base estadística. A continuación estudiaremos algunos enfoques nuevos.

9.6 Verificación y validación de pronósticos »
9.6.2 Métodos generales de verificación de las predicciones

Existen varios tipos de pronósticos de ciclones tropicales —probabilidad de formación, evolución de la trayectoria e intensidad, bandas de viento y lluvia, y alertas y vigilancias— y los productos de pronóstico correspondientes se presentan de varias formas (tabla 9.7) y para distintos dominios (tabla 9.8). Debido a la variedad de productos de pronóstico, cada tipo se evalúa con métodos de verificación distintos106,107,108,109 que fueron desarrollados por grupos de trabajo internacionales organizados por el Programa Mundial de Investigación Meteorológica y el Programa Mundial de Investigaciones Climáticas de la OMM.110

Tabla 9.7. Tipos de pronósticos de ciclones tropicales emitidos y potenciales métodos de verificación
Tipo de pronóstico Ejemplos de pronósticos Métodos de verificación
Cualitativo
(escrito)111,112
Perspectivas de génesis en 5 días Visual, dicotómico, multicategoría
Determinista
(respuesta única)
Pronóstico cuantitativo de precipitación Visual, dicotómico, multicategoría, continuo, espacial
Probabilístico Probabilidad de precipitación, pronóstico de trayectoria por conjuntos Visual, probabilístico, por conjuntos
Tabla 9.8. Amplitud espacial y temporal de los pronósticos de ciclones tropicales y potenciales métodos de verificación
Dominio espacio-temporal Ejemplos de pronósticos Métodos de verificación
Serie temporal Trayectoria o intensidad de
evolución del ciclón tropical
Visual, dicotómico, multicategoría, continuo, espacial
Determinista
(respuesta única)
Mapa de distribución de lluvias
y vientos del ciclón tropical
Visual, dicotómico, multicategoría, continuo, probabilístico, espacial, por conjuntos
Espacio-temporal Banda de lluvias del ciclón tropical, alertas y vigilancias, trayectorias por conjuntos Dicotómico, multicategoría, continuo, probabilístico, por conjuntos

9.6 Verificación y validación de pronósticos »
9.6.2 Métodos generales de verificación de las predicciones »
9.6.2.1 Verificación visual («a ojo») de las predicciones

La forma más rápida de evaluar la habilidad general de un pronóstico consiste en realizar un análisis visual. Una mirada a estos pronósticos de lluvia (fig. 9.79) es suficiente para hacerse una idea de la relativa habilidad de los dos pronósticos de distribución de las lluvias del huracán Fran (1996). En este caso, el modelo GFDL demuestra un mayor grado de habilidad que R-CLIPER.

Verificación de los pronósticos de lluvia total de la tormenta para el huracán Fran: lluvia observada en pluviómetros.Verificación de los pronósticos de lluvia total de la tormenta para el huracán Fran: pronóstico del modelo estadístico R CLIPER. Verificación de los pronósticos de lluvia total de la tormenta para el huracán Fran: total de lluvia pronosticado por el modelo GFDL.
Fig. 9.79. Verificación de los pronósticos de lluvia total de la tormenta para el huracán Fran (1996) de las 1200 UTC del 9 de septiembre a las 1200 UTC del 12 de septiembre: (a) lluvia observada en pluviómetros; (b) pronóstico del modelo estadístico R CLIPER (i) a lo largo de la trayectoria pronosticada de GFDL (tonos) y (ii) a lo largo de la mejor trayectoria (curvas); y (c) total de lluvia pronosticado por el modelo GFDL para el mismo período. La mejor trayectoria del CNH se ha trazado en los primeros dos paneles a intervalos de 12 h y la trayectoria pronosticada de GFDL (posiciones de 12 h marcadas con G) se ha trazado en los últimos dos (de Tuleya et al., 2007).113

Si bien la verificación visual es un buen punto de partida para una rápida comprobación empírica, el uso exclusivo de este método resulta inadecuado, ya que: (i) lleva tiempo, (ii) es susceptible de sesgos de interpretación por parte del observador y (iii) no es una medida cuantitativa de la habilidad. Sin medidas cuantitativas de verificación adicionales, resulta difícil determinar los méritos relativos de cualquier procedimiento de pronóstico dado un conjunto grande de casos.

9.6 Verificación y validación de pronósticos »
9.6.2 Métodos generales de verificación de las predicciones »
9.6.2.2 Verificación de predicciones dicotómicas (sí/no)

Los pronósticos dicotómicos brindan una respuesta afirmativa o negativa clara a esta pregunta: ¿Ocurrirá este evento? Los pronósticos de génesis y llegada a tierra son ejemplos de predicciones dicotómicas: la tormenta se forma o no se forma; toca tierra o no. Hay cuatro posibles combinaciones de observaciones (sí o no) y predicciones (sí o no) para cualquier pronóstico (tabla 9.9). Estas posibilidades constituyen la distribución conjunta del problema de pronóstico.

Tabla 9.9. Definiciones de los resultados de un pronóstico dicotómico
Observado Pronóstico Denominación
Sí, el evento ocurrió Sí, el evento fue pronosticado Acierto
No, el evento no fue pronosticado Error
No, el evento no ocurrió Sí, el evento fue pronosticado Falsa alarma
No, el evento no fue pronosticado Negativo correcto

La frecuencia de cada uno de estos resultados se puede resumir fácilmente en una tabla de contingencias (tabla 9.10), que es una forma útil de ver los tipos de errores que se están cometiendo.

Tabla 9.10. Tabla de contingencias para un pronóstico dicotómico. La cantidad total de incidencias y no incidencias observadas y pronosticadas, que se da en la última fila y la primera columna de la tabla de contingencias, se conocen como distribución marginal. La cantidad total de casos en la muestra se da en la celda inferior derecha.
Frecuencia de cada resultado para un conjunto de pronósticos dicotómicos Observado
No Total
Pronóstico Acierto Falsa alarma Pronostica la incidencia
No Error Negativo correcto Pronostica la no incidencia
Total Observado No ocurrió Todos los casos (igual en la horizontal y la vertical)

Un sistema de pronóstico perfecto solo produce aciertos y negativos correctos, nunca errores o falsas alarmas.

9.6 Verificación y validación de pronósticos »
9.6.2 Métodos generales de verificación de las predicciones »
9.6.2.3 Verificación de predicciones multicategoría

Una predicción multicategoría es una predicción dicotómica con más de dos opciones. En lugar de tomar una decisión afirmativa o negativa, se decide a qué categoría pertenece cada observación y predicción.

Los pronósticos de intensidad son ejemplos de predicciones multicategoría: el número total de períodos en que el conjunto de ciclones tropicales está constituido por tormentas tropicales, huracanes y huracanes mayores se puede comparar en términos de observaciones y pronósticos. Esto genera un sistema de tres categorías, que es el sistema multicategoría más sencillo posible para nuestro ejemplo.

La verificación de una predicción multicategoría comienza con una tabla de contingencias en la cual se comparan la frecuencia de los pronósticos y las observaciones de las distintas categorías. Por ejemplo, una predicción multicategoría podrí abarcar las categorías de ciclones tropicales, los rangos de intensidad de lluvia (p. ej., niveles de intensidad de lluvia en mm por día) y la frecuencia de las tormentas (p. ej., de temporada activa, neutral o inactiva).

La tabla 9.11 es una tabla de contingencias multicategoría para un conjunto ficticio de pronósticos de intensidad de ciclones tropicales. Las cifras representan la cantidad de veces que se observó o pronosticó una tormenta con nombre de cada categoría de intensidad.

Tabla 9.11. Ejemplo de una tabla de contingencias multicategoría para verificar los pronósticos de intensidad de ciclones tropicales. Las celdas beige oscuro contienen las observaciones; el tono beige más claro corresponde a las frecuencias totales de pronóstico de cada categoría. Las celdas blancas representan las frecuencias de acierto del pronóstico según la intensidad. Este conjunto de verificación contiene 1000 eventos ficticios distribuidos en las distintas categorías.
Evaluación de un modelo de pronóstico estacional ficticio Climatología
Huracanes mayores Huracanes Tormentas tropicales Total (pronósticos)
Pronóstico estacional Huracanes mayores 180 150 25 355
Huracanes 50 120 90 260
Tormentas tropicales 20 80 285 385
Total (climatología) 250 350 400 1000

Dados pronósticos perfectos, las únicas celdas que contendrían valores distintos de cero serían las que forman la diagonal de la esquina superior izquierda a la esquina inferior derecha. Las celdas fuera de esa diagonal brindan información sobre la naturaleza específica de los errores de pronóstico. La comparación de la última fila con la columna derecha de la tabla permite evaluar si los pronósticos producen la distribución correcta de frecuencias por categoría. Por ejemplo, la tabla 9.11 muestra que la frecuencia de predicción de los huracanes mayores es mucho mayor que la frecuencia con que se observan.

La información de la tabla 9.11 se representa gráficamente en la figura 9.80. Cada conjunto de tres columnas corresponde a la frecuencia con que se verificó que las categorías de pronóstico coincidían con la categoría de ciclón tropical observada, que se indica a lo largo del eje horizontal. Por ejemplo, el primer grupo de tres columnas muestra todos los ciclones tropicales que según las observaciones eran huracanes mayores, pero de todos ellos solamente 180 se pronosticaron como huracanes mayores, mientras que 50 fueron pronosticados como huracanes y los 20 restantes como tormentas tropicales.

Verificación de predicciones multicategoría de frecuencia de categorías de tormentas.
Fig. 9.80. Verificación de predicciones multicategoría de frecuencia de categorías de tormentas. Los colores indican la frecuencia de los pronósticos de categoría de tormenta correspondientes a las categorías observadas que se indican a lo largo del eje de las x: huracán mayor (azul), huracán (rojo) y tormenta tropical (verde).

La ventaja del enfoque multicategoría es que permite diagnosticar de forma más inmediata la naturaleza de los errores de pronóstico. La desventaja es que al conservar una mayor cantidad de información se vuelve más difícil condensar los resultados en un solo número. Sin embargo, podemos asignar «sí» a la «categoría 1» y «no» a la «categoría 2» para convertir la verificación de cualquier predicción multicategoría en una serie de verificaciones dicotómicas. En nuestro ejemplo, podría responder a la pregunta siguiente: «Es la tormenta (observada/pronosticada) un huracán mayor o no?».

9.6 Verificación y validación de pronósticos »
9.6.2 Métodos generales de verificación de las predicciones »
9.6.2.4 Verificación de pronósticos de datos de distribución espacial

El ejemplo del pronóstico de precipitación para el huracán Fran (1996; fig. 9.79) que vimos antes contiene mucha información que no se puede obtener con una simple inspección visual, pero de reducir estas imágenes a un solo número, o incluso a varios, se pierde mucha información útil. Sí, nos importa saber si va a llover o no, pero también nos interesan la intensidad de la lluvia, el área y la distribución de las lluvias fuertes, y el lugar donde se producirán dichas lluvias. Por lo tanto, en este ejemplo podrían surgir errores en relación con (i) una tasa de lluvia demasiado alta o baja, (ii) un área de lluvias demasiado grande o pequeña o incorrectamente distribuida o (iii) la velocidad de movimiento de la tormenta. Aunque podemos reducir las primeras dos preguntas (si va a llover y cuánto) a pruebas dicotómicas o multicategoría, esto no es tan sencillo para el ámbito espacial y la posición de las lluvias.

Para nuestro ejemplo de pronóstico de lluvia, un posible método de verificación espacial se basa en la verificación de entidades114 (fig. 9.81). Este método de verificación contempla las preguntas siguientes: «¿Cuál es el error de pronóstico de la posición (distribución espacial)?» y «Cómo se subdivide el error total en componentes de posición, volumen y estructura de escala fina incorrectos?»

Representación esquemática de la verificación espacial orientada a objetos.
Fig. 9.81. Representación esquemática de la verificación espacial orientada a objetos. El ámbito espacial (línea gruesa) del sistema en cuestión se define por medio de un umbral predeterminado y las curvas concéntricas resaltan las distribuciones de valores de umbral significativos.

Este método orientado a objetos verifica las propiedades de los pronósticos espaciales de entidades, donde una entidad es cualquier elemento que se pueda definir por medio de una curva cerrada. Podemos citar como ejemplos de entidades las zonas contiguas de lluvia o nubosidad, los centros de bajas presiones y los vientos máximos. Para cada entidad en el pronóstico y las observaciones, la verificación orientada a objetos aplica técnicas de reconocimiento de patrones para descomponer el error total en un error de posición y errores de área, intensidad media y máxima y distribución espacial.

Una vez identificadas las entidades observadas y pronosticadas, también se pueden aplicar métodos de verificación multicategoría. Por ejemplo, cada entidad se puede clasificar en términos de «aciertos», «no aciertos», etc., según la proximidad entre el pronóstico y la posición observada, o la concordancia entre la intensidad máxima observada y pronosticada.

Podemos invocar varios umbrales para evaluar una gama de posibles umbrales de decisión de un sistema de pronóstico determinista, como una serie de umbrales de intensidad o de intervalos espaciales (por ejemplo, los eventos pronosticados a 10, 20 o 30 km del lugar de la verificación). Un enfoque de este tipo, con varios umbrales, produce una comparación más equitativa frente a los sistemas de predicción por conjuntos y otros pronósticos probabilísticos.

Consideremos una vez más la figura 9.79, es decir, el ejemplo de pronóstico de precipitación para el huracán Fran (1996). En lugar de considerar la distribución de las lluvias respecto de la tormenta, podríamos preguntar cuánta lluvia depositará huracán Fran en un determinado lugar, con lo cual fijamos en un punto discreto la posición de la lluvia a verificar. Observe que aún nos interesa averiguar las fuentes del error de pronóstico, pero nos importa saber cómo estos errores afectan un lugar o una región particular, no el sistema meteorológico en sí. Otra manera de validar los datos de distribución espacial consiste en buscar la respuesta a esta pregunta: ¿A qué escalas espaciales se asemeja el pronóstico a las observaciones?

Para dar respuesta a esta interrogante, podemos descomponer un campo distribuido en el espacio (p. ej., lluvias o velocidades del viento) en valores de umbral y después probar dichos valores de umbral en los lugares donde contamos con datos de verificación. El cálculo de un índice de habilidad en cada lugar sobre la base de la concordancia de valores de umbral brinda una medida de habilidad cuantitativa distribuida en el espacio. El índice de habilidad de Brierb se usa ampliamente para los pronósticos de distribución espacial.

La prueba más estricta es una verificación de la habilidad punto por punto, pero si calculamos el índice de habilidad sobre áreas cada vez más grandes, la prueba se vuelve menos onerosa y el índice debería mejorar.

Otro posible índice, el índice de habilidad por fracciones (Fractions Skill Score, FSS),115 se evalúa para áreas cada vez más grandes. El índice va de 0 (falta total de correspondencia) a 1 (coincidencia perfecta). Cuando no se pronostica ningún evento y ocurre alguno, o si no ocurre ningún evento cuando se ha pronosticado alguno, el índice FSS es cero.

Conforme aumenta el tamaño de las áreas empleadas para calcular las fracciones, el valor del índice alcanza una asíntota que depende de la razón entre las frecuencias pronosticada y observada del evento. Cuanto más el valor asintótico se acerque a 1, tanto menor será el sesgo del pronóstico. El índice es más sensible a los eventos poco comunes (o a áreas pequeñas), por lo que puede resultar particularmente útil para identificar las faltas de correspondencia entre las observaciones y los pronósticos numéricos de los campos de viento de los ciclones tropicales.

b El índice de habilidad de Brier (BS) se da como Índice de habilidad de Brier (<I>Brier Skill Score</I>, BS), donde los tres términos de la derecha identifican los errores provocados por confiabilidad y resolución del modelo, y por la incertidumbre de las observaciones, respectivamente. Dichos términos se definen en la discusión de pronósticos de probabilidad.

9.6 Verificación y validación de pronósticos »
9.6.2 Métodos generales de verificación de las predicciones »
9.6.2.5 Métodos de pronósticos probabilísticos

Un pronóstico probabilístico indica la probabilidad p de que ocurra un evento, donde p se expresa como una fracción (0 ≤ p ≤ 1) o como un porcentaje (0 ≤ p ≤ 100 %) de probabilidad. Un sistema exacto de pronóstico de probabilidades tiene las características siguientes:

  • Confiabilidad: La concordancia entre la probabilidad de pronóstico y la frecuencia media de observación. Un modelo perfectamente confiable siempre pronostica los eventos que ocurren sin nunca generar falsas alarmas.
  • Resolución: La capacidad del pronóstico para resolver el conjunto de eventos de la muestra en subconjuntos que se caracterizan por resultados distintos. La resolución implica que los eventos se pueden categorizar mediante algún tipo de verificación de predicciones multicategoría.
  • Definición: La tendencia a pronosticar probabilidades cerca de 0 o 1, en lugar de agrupar los valores alrededor de la media. Si el pronóstico está siempre cerca de la media, no contamos con mucha más información de la que podríamos derivar de la climatología.

Además del índice de habilidad de Brier y de otros índices similares que comparan los valores pronosticados y observados de las variables elegidas, existe otra clase de índices de habilidad que resulta útil. Se trata de índices de probabilidades clasificadas que nos informan acerca de la habilidad del pronóstico para predecir la categoría a la cual corresponde la observación que se verifica. La intensidad de los ciclones tropicales y las tasas de lluvia son algunos ejemplos de categorías que podríamos considerar.

Índice de probabilidades clasificadas (Ranked Probability Score)

Para un conjunto de pronósticos probabilísticos pertenecientes a ciertas categorías, el índice de probabilidades clasificadas RPS se calcula como

               Índice de probabilidades clasificadas (Ranked Probability Score)                     (18)

donde M es el número de categorías de pronóstico, pk es la probabilidad prevista de que ocurra un evento en la categoría k y ok es un indicador binario de la categoría en la cual ocurrió el evento [ok = 0 para una falsa alarma en esa categoría y ok = 1 un pronóstico acertado]. Consideremos un ejemplo que ilustra el índice RPS.

Dado un conjunto de probabilidades de pronóstico con la siguiente distribución:

Categoría de velocidad máxima del viento Probabilidad de intensidad pronosticada
en esta categoría, pk
30 a 40 m s−1 20 %
40 a 50 m s−1 50 %
50 a 60 m s−1 25 %
60 a 70 m s−1 5 %
> 70 m s−1 0 %

y una intensidad observada de 45 m s−1, calcule el índice RPS sobre la base de esta escala de cinco categorías.

Sugerencia: Comience llenando los datos en esta tabla.

Categoría de velocidad máxima del viento Verificación ok RPSk (aporte de cada categoría al RPS)
     
     
     
     
     

Explicación

Dada la intensidad observada de 45 m s−1, ok = 1 para la categoría de 40 a 50 m s−1 y ok = 0 para las cuatro categorías restantes; con esta información podemos llenar la tabla de la forma siguiente:

Categoría de velocidad máxima del viento Verificación ok RPSk (aporte de cada categoría al RPS)
30 a 40 m s−1 0 0,04
40 a 50 m s−1 1 0,25
50 a 60 m s−1 0 0,0625
60 a 70 m s−1 0 0,0025
> 70 m s−1 0 0,0

El resultado se obtiene sumando los valores de la columna derecha de la tabla: RPS = 0,071.

Este ejemplo permite apreciar que el índice penaliza dar más peso a la probabilidad de una categoría incorrecta, porque las diferencias se elevan a la potencia de dos. Si la tormenta no hubiera alcanzado 30 m s−1, el índice arrojaría exactamente uno, es decir, el pronóstico estaría completamente equivocado. Si pk = 100 % para la categoría 40 a 50 m s−1, el valor de RPS hubiera sido cero, es decir, un pronóstico perfecto de intensidad de ciclones tropicales para esta categoría de vientos.

En fin, el índice RPS puede constituir una medida de habilidad más razonable, especialmente para la intensidad de los ciclones tropicales, que a menudo implica incertidumbre sobre el valor real, aunque el rango probable de intensidades que se verificarás es evidente.

El índice de habilidad de probabilidades clasificadas (Ranked Probability Skill Score, RPSS) mide la mejora relativa del pronóstico respecto de la climatología. Una ventaja del RPSS es que toma en cuenta la distribución climatológica de los eventos entre categorías. Aunque también podrían utilizarse otros pronósticos de referencia, como CLIPER, en ese caso la verificación de frecuencias entre las categorías se realizaría respecto de dichas referencias y no de la climatología observada.

Existen muchas otras medidas de la eficacia de los pronósticos probabilísticos. Nuestra discusión se ha limitado a presentar algunos de los varios enfoques posibles.

9.6 Verificación y validación de pronósticos »
9.6.2 Métodos generales de verificación de las predicciones »
9.6.2.6 Métodos de verificación de las predicciones por conjuntos

Como mencionamos en la sección 9.4.5,sección 9.4.5, los conjuntos comprenden varias versiones de un solo modelo dinámico o varios modelos dinámicos distintos. El pronóstico de un conjunto capta la incertidumbre del pronóstico y presenta una serie de posibles resultados.

También se pueden implementar muchos métodos para evaluar los pronósticos de probabilidad a fin de evaluar las predicciones por conjuntos, donde la dispersión de los miembros del conjunto indica una probabilidad. Sin embargo, como los conjuntos brindan información sobre el rango de posibles resultados a partir de una serie particular de condiciones iniciales, también podemos aplicar otras medidas de habilidad a los conjuntos. Aunque en este contexto consideraremos solo algunas de ellas, esperamos que profundice en el tema, acudiendo a las referencias citadas o a los recursos cuyos enlaces se proporcionan.

  • Histograma de rangos
    El histograma de rangos, que también se conoce como diagrama de Talagrand,116,117 es un método visual de verificación cuantitativa y multicategoría (fig. 9.82) empleado para evaluar la medida en que la dispersión de los miembros del conjunto de pronóstico representa la variabilidad (incertidumbre) real de las observaciones.
Ejemplo de histograma correspondiente a un conjunto con 15 miembros o elementos.
Fig. 9.82. Ejemplo de histograma de rangos correspondiente a un conjunto de 15 miembros o elementos. Normalmente, un conjunto de N miembros comprende N+1 clases, siendo la mayor y la menor ilimitadas. En este ejemplo, la clase de valor más alto se repite como la clase 0.

Si la dispersión de un conjunto es perfecta, una observación tiene la misma probabilidad de caer entre cualquier pareja de elementos del conjunto, ya que cada miembro del conjunto representa un escenario de igual probabilidad. Por lo tanto, podemos evaluar el éxito de la dispersión del conjunto con solo fijarnos en la forma del diagrama. Si el histograma:

  • es plano, la dispersión del conjunto es aceptable para representar la incertidumbre del pronóstico. Observe que un histograma plano no sugiere necesariamente un buen pronóstico, simplemente que el conjunto es una representación razonable de la distribución de probabilidades observada;
  • tiene forma de U, la dispersión del conjunto es demasiado pequeña, porque muchas observaciones caen fuera del rango que abarcan todos miembros del conjunto.
  • tiene forma de cúpula, la dispersión del conjunto es demasiado grande, porque la mayoría de las observaciones caen en el medio del rango de los miembros del conjunto;
  • es asimétrico, el conjunto presenta un sesgo general en comparación con las observaciones.

Verificación de pronósticos de eventos raros y extremos

Como estamos interesados en verificar las predicciones por conjuntos de los ciclones tropicales, repasaremos brevemente dos métodos para verificar las predicciones por conjuntos de eventos raros y extremos.

  • Límite determinista
    El límite determinista118 es el momento en el pronóstico cuando la suma de los errores y las falsas alarmas en las predicciones de un conjunto equivale al número de aciertos de un sistema meteorológico dado. Dicho límite mide el plazo hasta el momento en que el pronóstico tiene mayores probabilidades de ser acertado que de no serlo (fig. 9.83). Aunque esto no parece muy emocionante, puede ayudarnos a decidir el peso que conviene dar a ese pronóstico y, posiblemente, que conviene pasar de la guía determinista a la guía probabilística.

Este enunciado es un ejemplo del uso de un límite determinista: el límite determinista de los pronósticos de intensidad de los ciclones tropicales del modelo ABC es de 24 horas.

Ejemplo del cálculo del límite determinista.
Fig. 9.83. Ejemplo del cálculo del límite determinista para un sistema meteorológico y un modelo de pronóstico elegidos.
  • Índice de dependencia extrema
    El índice de dependencia extrema (Extreme Dependency Score, EDS) mide la confiabilidad con que un modelo pronostica un sistema meteorológico específico, como un ciclón tropical. El EDS119 es una medida de la habilidad de predicción de los eventos raros que se han observado. El índice oscila entre −1 y 1, siendo EDS = 1 un resultado perfecto.

9.6 Verificación y validación de pronósticos »
9.6.3 Resumen: Ventajas y debilidades de los actuales modelos de pronóstico de ciclones tropicales

Los resultados de los métodos de verificación actualmente en uso nos permiten hacer algunos comentarios generales sobre la habilidad de la actual generación de modelos de pronóstico.

Aunque de vez en cuando un pronosticador humano demuestra cierta habilidad en comparación con los modelos de pronóstico operativos, el rendimiento de los modelos ha mejorado considerablemente con los años, hasta el punto que se nos ha vuelto muy difícil generar coherentemente mejores pronósticos que los modelos, por lo menos en lo referente a los pronósticos de trayectoria.

Los pronósticos de intensidad son mucho más complejos que los de trayectoria. En primer lugar, los pronósticos de intensidad dependen en cierta medida de los de trayectoria (p. ej., para obtener interacciones con otros sistemas atmosféricos e información sobre la temperatura del mar). Además, la intensidad depende de los detalles de la estructura del núcleo del ciclón tropical, como la distribución de la convección profunda y otros procesos internos de la tormenta. Por tanto, los modelos dinámicos de pronóstico aún exhiben escasa habilidad para predecir los cambios de intensidad en los ciclones tropicales.

Los modelos estadísticos de intensidad de ciclones tropicales están comenzando a brindar una guía útil, pero debido a que se elaboran sobre la base de información histórica de tormentas, su habilidad queda limitada a la evolución de los ciclones tropicales de intensidad «típica». Ningún modelo pronostica bien los eventos tales como los cambios rápidos de intensidad, independientemente de que se trate de un modelo estadístico o dinámico. Los actuales modelos estadísticos de cambios rápidos de intensidad se basan en un conjunto de tormentas muy pequeño, lo cual limita el rango de posibles cambios de intensidad que soporta el modelo estadístico.

Los sistemas de pronóstico de consenso permiten cierto grado de optimismo de que la exactitud de los pronósticos mejore. Los sistemas de predicción por conjuntos están comenzando a enfrentarse directamente al problema de pronóstico de los ciclones tropicales101,120 centrando la atención en dichos sistemas durante el desarrollo de las perturbaciones del conjunto,80 en lugar de generar las perturbaciones como parte de un problema de pronóstico más amplio. Dichos sistemas podrían producir mejores pronósticos, no solo de las trayectorias y la intensidad de los ciclones tropicales, sino también de las distribuciones del viento y de la lluvia y de la evolución de la estructura de las tormentas. El pronóstico de los ciclones tropicales durante la transición extratropical121 (sección 8.5sección 8.5) y los efectos de dichos sistemas en la circulación de latitudes medias122,123 es otro problema crítico que se está estudiando con estos modelos por conjuntos diseñados en torno a problemas específicos.

Temas de enfoque

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.1 Descripción general del monzón del norte de Australia

Por el Dr. Mick Pope, Oficina Australiana de Meteorología (Australian Bureau of Meteorology, BoM)

El monzón es la inversión estacional en la circulación atmosférica tropical y subtropical y el régimen de precipitación asociado,124 que produce dos fases marcadas, una húmeda y otra seca (fig. 9E1.1).125 Los cambios en las circulaciones atmosféricas son producto de ciertas inversiones en los gradientes de temperatura entre las regiones continentales y los océanos contiguos. En muchos casos esto ocurre en concierto con la migración estacional de la célula de Hadley y la vaguada monzónica o ZCIT con ella asociada. No obstante, en el caso de los monzones americanos (fig. 9E1.1, paneles de la izquierda) no se ha identificado una inversión estacional de los vientos.125 Las regiones ecuatoriales pasan por dos estaciones lluviosas y el régimen de los alisios junta la humedad sobre los océanos tropicales cálidos. En lugares como Australia y la India, se registran temporadas de lluvia cuando el flujo a través del ecuador pasa a ser del oeste (fig. 9E1.1, paneles de la derecha). Los correspondientes alisios del este son secos y se caracterizan por una inversión en niveles bajos que atrapa la convección profunda.

En esta sección especial examinaremos el monzón de Australia e Indonesia como caso de estudio de la dinámica del monzón, prestando particular atención a las diferencias entre las varias fases intraestacionales.

Radiación de OL saliente media, líneas de corriente en 200 hPa y vectores viento en 850 hPa.
Fig. 9E1.1. Radiación de OL saliente media, líneas de corriente en 200 hPa y vectores viento en 850 hPa (1979-1995) para los monzones americano, africano y asiático-australiano. Los paneles superiores muestran los períodos pico del monzón en el verano boreal. Los paneles inferiores muestran los períodos pico del monzón en el verano austral. Las flechas rojas indican el flujo monzónico general. Los mapas pequeños muestran la elevación digital en color.

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.1 Descripción general del monzón del norte de Australia »
9E1.1.1 El ciclo estacional

Al igual que el monzón de la India,126 el monzón de Australia e Indonesia exhibe una variación intraestacional que comprende una fase activa y otra de inactividad que se caracterizan por un régimen de precipitaciones generalizadas y precipitaciones aisladas, respectivamente (fig. 9E1.2).

Mapa de la región del monzón de Australia e Indonesia.
Medias diarias de vientos zonales (b) y precipitación (c) en Darwin, Australia.
Fig. 9E1.2. (a) Mapa de la región del monzón de Australia e Indonesia. Medias diarias de viento zonal (b) y precipitación (c) en Darwin, Australia.

El monzón del norte de Australia forma parte del monzón mundial impulsado por la célula de Hadley. El calentamiento generado por la condensación engendra movimientos ascendentes en las torres calientes que producen bajas presiones cerca de la superficie en las regiones tropicales y, en consecuencia, un gradiente de presión a través del ecuador respecto de las latitudes medias del hemisferio de invierno. La columna de calentamiento en la torre caliente también produce un gradiente de presión inverso mucho más intenso en la troposfera superior que estimula el flujo de retorno hacia el hemisferio de invierno en altura.127 Los estudios de modelización muestran que la respuesta al calentamiento troposférico es más intensa cuando el calentamiento ocurre lejos del ecuador.128 A esto se superpone el contraste térmico tierra-mar que se desarrolla durante la primavera austral.125 La depresión térmica que a menudo se forma sobre la región de Pilbara provoca un flujo poco profundo del oeste sobre el norte de Australia que humedece y preacondiciona el entorno para la convección profunda (fig. 9E1.3). Este período de preacondicionamiento y convección aislada poco profunda se conoce como período de intensificación. Hay también un forzamiento provocado por la migración estacional de las temperaturas máximas de la superficie del mar.129

Presión al nivel del mar (isobaras) y vorticidad en 900 hPa.
Fig. 9E1.3. Presión al nivel del mar (isobaras) y vorticidad en 900 hPa
(tonos de color) antes del comienzo del monzón, el 6 de diciembre de 2005 (a)
y durante una fase activa del monzón, el 23 de marzo de 2006 (b). Imágenes generadas con el modelo TXLAPS de la Oficina Australiana de Meteorología. Intervalos de isobaras de 2 hPa; tonos de color cada 15 × 10−6 s−1. Los valores negativos en el hemisferio sur indican vorticidad ciclónica.

Icono Piénselo Una porción considerable de la lluvia ocurre fuera del período de vientos del oeste. ¿Qué sistemas atmosféricos pueden ser responsables de estas condiciones? Contestaremos esta pregunta en una sección posterior.

El ciclo estacional se puede también considerar en términos de la CAPE, un indicador de la intensidad de las corrientes convectivas ascendentes. En promedio, las corrientes ascendentes más enérgicas se registran entre noviembre y enero. La figura 9E1.4 muestra los valores mensuales de CAPE, inhibición convectiva (CIN) y número días de CAPE cero correspondientes al sondeo de Darwin de las 2300 UTC. El nivel de la CAPE casi se duplica durante el final de la temporada seca (septiembre a noviembre) y se observa una rápida disminución del número días de CAPE cero. Es probable que el aumento en la CIN que se produce durante este período sea un artefacto de la gran cantidad de días de CAPE cero entre septiembre y octubre. El número de días de CAPE cero alcanza un mínimo durante el pico del monzón, que ocurre en febrero, aunque este no es el momento de máxima CAPE media mensual.

Valores medios mensuales de CAPE, CIN y número días de CAPE cero.
Fig. 9E1.4. Valores medios mensuales de CAPE, CIN y número días de CAPE cero para el sondeo de Darwin de las 2300 UTC. Los valores de CAPE y CIN se calculan a partir de los valores de superficie no modificados de las 2300 UTC. Los valores mensuales medios de CIN excluyen los días de CAPE cero.130

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.2 Regímenes del monzón del norte de Australia

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.2 Regímenes del monzón del norte de Australia »
9E1.2.1 TWP-ICE

El monzón del norte de Australia exhibe un grado considerable de variabilidad intraestacional. La figura 9E1.5 muestra el promedio zonal de lluvia acumulada para los meses de enero y febrero de 2006 registrado durante el experimento internacional de nubes en las aguas cálidas tropicales (Tropical Warm Pool – International Cloud Experiment, TWP-ICE).131 El período activo del monzón estuvo marcado por vientos zonales profundos del oeste sobre Darwin; luego, un intenso sistema convectivo de mesoescala (SCM) que atravesó la zona entre el 23 y el 26 de enero descargó un promedio de 45 mm de lluvia por día. El período que comienza el 6 de febrero se conoce como fase o período de interrupción del monzón, y se caracteriza por profundos vientos troposféricos del este, que en este caso generaron un promedio de aproximadamente 8 mm de lluvia por día en la zona.

Promedio de la lluvia acumulada en un círculo de 300 km de diámetro.
Fig. 9E1.5. Promedio de la lluvia acumulada en un círculo de 300 km de diámetro muestreado con el radar polarimétrico durante el experimento TWP-ICE. La líneas verticales gruesas marcan el comienzo y el final del período de observación intensiva y las líneas punteadas marcan las transiciones de un régimen a otro.131

El monzón del norte de Australia se caracteriza por un período activo y otro de interrupción.132,133,134 Durante los períodos de actividad de la OMJ (que no ocurren todos los veranos) se produce una fuerte sincronización entre el ciclo de actividad e inactividad y la OMJ.135,136 De forma análoga, las mayores probabilidades de lluvia en el quintil superior se observan durante la fase activa de la OMJ. Se observan otros efectos del monzón en Darwin, como vaguadas en altura137 y ondas de Rossby atrapadas en el ecuadorondas de Rossby atrapadas en el ecuador.138

Durante el experimento TWP-ICE se observó el fenómeno poco común de un período suprimido con relativamente poca lluvia acompañado por tres días de condiciones despejadas sin lluvia sobre Darwin. En las secciones siguientes estudiaremos estos tres regímenes monzónicos más en detalle.

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.2 Regímenes del monzón del norte de Australia »
9E1.2.2 El monzón activo

Imagen satelital IR, p.n.m. y vorticidad en 900 hPa, sondeo de las 2300 UTC, imagen radar de la convección de fase activa.
Fig. 9E1.6. (a) Imagen satelital IR tomada a las 1930 UTC (1000 HSL); (b) análisis de presión al nivel del mar y vorticidad en 900 hPa del modelo de la Oficina Australiana de Meteorología para las 0000 UTC del 18 de enero de 2006 y (c) sondeo en Darwin de las 2300 UTC del 17 de enero de 2006, correspondiente a una fase activa del monzón. (d) Ejemplo de imagen radar de convección de fase activa.

El período activo del monzón está asociado con convección tropical profunda generalizada, algo que se nota en forma de nubes frías en la imagen IR (fig. 9E1.6a). Cabe notar que algunas de las nubes frías en esta imagen pueden ser cirros, ya que en el infrarrojo no se pueden distinguir los cirros fríos de la convección que causa precipitación (capítulo 2, sección 2.5.2capítulo 2, sección 2.5.2). El patrón sinóptico asociado es una depresión profunda sobre la región de Kimberley que dirige los vientos del oeste y el noroeste hacia el noroeste del continente australiano y las aguas contiguas. La máxima de vorticidad ciclónica con orientación este-oeste indica la posición de la vaguada monzónica. Del lado del ecuador de la vaguada monzónica, la convergencia del flujo en la depresión engendra la nubosidad y el perfil de movimiento vertical observados (fig. 9E1.6a,c). El sondeo muestra un perfil típico para el período activo del monzón, con una pequeña depresión del punto de rocío a través de la troposfera y un gradiente térmico vertical cercano al gradiente adiabático saturado. La CAPE suele ser pequeña durante el período activo del monzón. El perfil del viento muestra vientos del oeste hasta cerca del nivel de 400 hPa y vientos del este en los niveles superiores. Drosdowsky (1984)139 definió el período activo del monzón en términos del perfil del viento: viento zonal medio del oeste hasta 500 hPa y viento zonal medio del este más allá de 300 hPa.

¿Qué elementos meteorológicos serán más importantes en un entorno de monzón activo? ¿Cómo podemos describir adecuadamente el momento en que comienzan y cesan estos eventos y por qué?

Explicación

Este es un ejemplo de la evolución del tiempo convectivo anticipado durante el monzón activo tal como se expresa en un pronóstico de aeródromo (Terminal Aerodrome Forecast, TAF):

TAF YPDN 171802Z 1718/1818 34015KT 9999 SCT020
TEMPO 1718/1802 30020G40KT 1000 TSRA BKN010 SCT020CB
INTER 1802/1810 30020G40KT 3000 +SHRA BKN010
TEMPO 1810/1818 31020G40KT 1000 TSRA BKN010 SCT020CB

El TAF para Darwin indica períodos de visibilidad limitada, nivel bajo de las nubes y precipitación en forma de chubascos intensos (+SHRA) y tormentas con lluvia (TSRA) para la totalidad del período de validez del pronóstico, que abarca 24 horas a partir de las 1800 UTC (0330 HSL). El código INTER significa que las condiciones persistirán durante períodos de 30 minutos o menos y TEMPO indica períodos de 30 minutos a 1 hora.

Durante las tormentas descritas por el TAF anterior, la visibilidad bajó a 1 km y a 3 km en chubascos fuertes. El término BKN010 describe nubes bajas con una base de 300 m (1000 pies) que cubren entre 5 y 7 octas del cielo. La cobertura de 24 horas es coherente con las observaciones de nubosidad generalizada y la presencia de convergencia y movimiento ascendente de escala sinóptica (fig. 9E1.6). La preocupación con la convección profunda durante las horas nocturnas y matutinas (entre las 1000 UTC/1930 HSL y las 0200 UTC/1130 HSL) implica que durante el período activo del monzón es más probable que la convección profunda sea nocturna, de modo que se trata de una masa de aire marítima. El uso del código TEMPO para este período pretende abarcar la hora de potencial intensificación de la convección y las condiciones concomitantes de visibilidad reducida y bases de nubes más bajas provocadas por la convección e intensificadas por el proceso de bulbo húmedo. El mayor número y grado de intensidad de las corrientes ascendentes no suele ocurrir sino hasta después del amanecer (entre las 0700 y las 0900 HSL).

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.2 Regímenes del monzón del norte de Australia »
9E1.2.3 La fase de interrupción del monzón

En contraste con el período activo, durante la fase de interrupción del monzón la activación de la brisa marina provoca condiciones de nubes más dispersas (fig. 9E1.7), a menudo en zonas costeras, que se propagan hacia el oeste. El mapa de presión al nivel del mar y vorticidad muestra que la vaguada monzónica se halla al norte de Darwin y se extiende desde el mar de Arafura hasta el mar de Coral. Hay una región de vorticidad ciclónica junto a la costa occidental de Australia que se extiende hasta una depresión térmica.

¿Qué diferencias observa entre el sondeo del período de interrupción del monzón (9E1.7c) y el de la fase activa del monzón? (Escriba su respuesta en el campo siguiente.)

Imagen satelital IR, p.n.m. y vorticidad en 900 hPa, sondeo, imágenes radar de la convección durante la fase de interrupción del monzón.
Fig. 9E1.7. (a) Imagen satelital IR tomada a las 0230 UTC (1700 HSL); (b) análisis de p.n.m. y vorticidad en 900 hPa del modelo de la Oficina Australiana de Meteorología para las 0000 UTC del 7 de febrero de 2006 y (c) sondeo en Darwin de las 2300 UTC del 6 de febrero de 2006, correspondiente a una fase de interrupción del monzón. (d) Ejemplo de imágenes radar de convección durante la fase de interrupción.
AnimaciónAnimación de imágenes IR realzadas de la fase de interrupción del monzón

Explicación

Las principales estructuras del sondeo son los vientos del este a través de casi toda la troposfera, en contraste con los vientos del oeste que vimos para el período activo del monzón. La capa de vientos del oeste poco profunda cerca de la superficie es producto de la depresión térmica. El patrón en zigzag del perfil de punto de rocío indica que hay aire seco en los niveles medios, una condición que a veces se conoce como cuña o franja seca.

Examine la imagen satelital de la fig. 9E1.7: ¿dónde cree que se formará un frente de brisa marina sobre el norte de Australia? (Escriba su respuesta en el campo siguiente.)

Explicación

En la imagen satelital, ¿dónde cree que se formará un frente de brisa marina?

Imagen satelital IR, reflectividad radar
Fig. 9E1.8. (a) Imagen satelital IR y (b) imagen de reflectividad radar (derecha) para un período de interrupción del monzón. Imágenes de reflectividad radar antes (c) y después (d) de que la convección que se propaga hacia el oeste encuentre la brisa marina.

La convección suele ocurrir a lo largo del borde de avance de los frentes de brisa marina,140 donde el aire caliente y húmedo del flujo dominante que proviene del interior asciende hasta el nivel de convección libre. La orientación del flujo dominante determina los lugares preferenciales para el desarrollo de la convección (fig. 9E1.8). Los vórtices o rodillos convectivos también se generan en el interior. La región despejada junto a la costa indica la posición de la masa de aire del lado de la costa del frente de brisa marina. En la imagen de radar, la línea de convección paralela a la costa indica la presencia de un frente de brisa marina. La convección que se observa a lo largo de la península de Coburg es una indicación de la convergencia de las brisas marinas (fig. 9E1.8b).

El frente de brisa marina también interactúa con la convección existente. En la figura 9E1.8c, el frente de brisa marina se observa como una línea celeste orientada entre Humpty Doo (HDoo) y Finnis Range (Finn). Una tormenta está propagándose desde el sudeste. Cuando la tormenta alcanza el frente de brisa marina, el flujo de la corriente de salida interactúa con la brisa marina e inicia un nuevo ciclo de convección, que en este caso se manifiesta como una línea de turbonada que se propaga hacia el noroeste.

Compare el TAF de Darwin correspondiente al período de interrupción (más adelante) con el del período activoperíodo activo. ¿Qué diferencia observa en cuanto al viento? ¿Cómo se relaciona esto con las diferencias en el régimen sinóptico? ¿Qué diferencias se notan en los elementos meteorológicos clave y su evolución temporal?


TAF YPDN 061611Z 0618/1818 22007KT 9999 SCT020 FM0802 30014KT 9999 SCT030
TEMPO 0706/0612 10015G35KT 1000 TSRA BKN010 SCT020CB

(Escriba su respuesta en el campo siguiente.)

Explicación

Durante el período activo del monzón, los vientos soplan del noroeste, pero en este momento el viento es del sudoeste y cambia a brisa marina del noroeste durante las horas de la mañana. Se pronostican tormentas eléctricas para las horas de la tarde y de la noche, en comparación con chubascos y tormentas, como ocurre durante el período activo del monzón. El código TEMPO es para las horas diurnas y no para todo el período de pronóstico, lo cual indica que la convección desencadenante es producto de la brisa marina y del calentamiento de la superficie.

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.2 Regímenes del monzón del norte de Australia »
9E1.2.4 Comparación de las fases activa y de interrupción

Considere el ciclo diurno medio que se describe en la sección 5.3.7.2sección 5.3.7.2 para el monzón de Australia e Indonesia: ¿qué diferencias podemos anticipar entre los períodos activo y de interrupción del monzón en un lugar como Darwin? (Escriba su respuesta en el campo siguiente.)

Explicación

Los entornos de fase activa y de interrupción del monzón están sometidos a forzamientos sinópticos y masas de aire diferentes. Tales diferencias deberían reflejarse en el ciclo diurno de la convección profunda que producen, como sugieren los pronósticos TAF que acabamos de ver para los períodos de fase activaactiva y de interrupciónde interrupción. Las figuras 9E1.9 y 9E1.10 comparan los ciclos diurnos de convección para distintas fases del monzón.

Ciclo diurno del número de células por día
Fig. 9E1.9. El ciclo diurno del número de células por día con reflectividad de 45 dBZ durante el período activo del monzón (izquierda) y la fase de interrupción del monzón (derecha) en Darwin.

El período de interrupción presenta una fuerte señal diurna que alcanza un pico a las 1400 HSL. El desarrollo temporal de este pico depende de la posición geográfica, así como de los cambios que pueden ocurrir a diario en el forzamiento sinóptico, el ciclo de brisa marina y la incidencia de convección previa, que puede suprimir el entorno. El período activo presenta un ciclo diurno relativamente uniforme, con un máximo diurno menos marcado a las 1600 HSL en comparación con el período de interrupción del monzón, y un pico matutino a las 0700 HSL. El ciclo diurno relativamente uniforme es coherente con la naturaleza marítima de la masa de aire.

Comparación de reflectividad media en términos de altura
Fig. 9E1.10. Comparación de la reflectividad media en términos de altura durante el período activo del monzón (izquierda), la fase de interrupción del monzón (centro) y el entorno de intensificación (derecha) observados con el radar de Gunn Point, Darwin, Australia.141

Otra manera de ilustrar el ciclo diurno consiste en comparar la reflectividad media con la altura (fig. 9E1.10). La fase activa del monzón exhibe un ciclo diurno muy débil con valores máximos a las 0930 y 1530 HSL. El ciclo diurno del período de interrupción es uniforme, a excepción del pico pronunciado que ocurre por la tarde, a las 1530 HSL, cuando en la mayor parte de la troposfera la reflectividad media aumenta en la vertical a razón de 10 dBZ. El perfil del período de acumulación es típico de comienzos de la temporada húmeda, cuando la humedad en la superficie aún está aumentando. Los ecos no son tan profundos como durante el período de interrupción ni tan amplios para una altura dada, lo cual indica que se trata de corrientes ascendentes más débiles. Esto se debe a la incorporación del aire ambiental más seco que trae la capa límite. El aumento gradual en la reflectividad durante el ciclo diurno es coherente con el mecanismo por el cual distintas franjas de aire humedecen la atmósfera y permiten la formación de gotas de lluvia más grandes.

icon_think ¿Qué efectos produce la cantidad de convección en la termodinámica de las regiones de monzón activo y de interrupción, y viceversa?

Como muestra la figura 9E1.11, los entornos del monzón activo y de interrupción están relacionados con la vaguada monzónica. En la corriente en chorro proveniente del sudeste, del lado del polo respecto de la vaguada monzónica marcada «O», la advección de aire seco produce las cuñas secas que observamos en el perfil de punto de rocío. Del lado del ecuador de la vaguada monzónica, en el punto «X», el aire marítimo húmedo asciende en la región de convergencia y humecta una profunda capa del sondeo. La secuencia de imágenes de la figura 9E1.11 ilustra que conforme la vaguada monzónica migra hacia el polo, los vientos cambian de este a nordeste, con un flujo del sudeste en la troposfera superior, hasta que se produzca el régimen monzónico de vientos profundos del oeste con vientos del este en altura. La humedad troposférica aumenta conforme cambian las trayectorias y el forzamiento sinóptico.

Hora 00

  Haga clic en la «O» para ver un perfil aerológico. Haga clic en la «X» para ver la animación de un corte vertical.

Hora 00
Imagen Imagen

Hora 12

  Haga clic en la «O» para ver un perfil aerológico.

Hora 12
Imagen

Hora 24

  Haga clic en la «O» para ver un perfil aerológico.

Hora 24
Imagen
Fig. 9E1.11. Representación esquemática de los entornos de monzón activo y de interrupción en relación con la vaguada monzónica. La animación de la sección vertical que acompaña la figura de la pestaña «Hora 00» fue adaptada de McBride y Frank 1999.142
Figure for print version
Ilustración en cuatro paneles que muestra las imágenes de los entornos de monzón activo y de interrupción con los perfiles aerológicos y la animación de la sección vertical que los acompañan en la fig. 9F1.11.

La animación en sección vertical que aparece al hacer clic en la «X» de la imagen de la pestaña «Hora 00» de la figura 9E1.11 ilustra la diferencia en la CAPE y el gradiente térmico vertical en el entorno correspondiente a las fases de monzón activo y de interrupción. La liberación de calor latente en la troposfera media a alta calienta el entorno al tiempo que la evaporación de la precipitación enfría la troposfera inferior, lo cual estabiliza el gradiente térmico vertical. El ensanchamiento de las bolsas de aire frío cerca de la superficie arrastra aire más fresco y más seco desde los niveles superiores y reduce la CAPE. Durante los períodos de interrupción del monzón, el calentamiento de la superficie por radiación de onda corta y el enfriamiento de la atmósfera por emisión de radiación de onda larga desestabiliza la troposfera y permite que la CAPE aumente.

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.2 Regímenes del monzón del norte de Australia »
9E1.2.5 El monzón suprimido

Vuelva a examinar la figura 9E1.5. ¿Qué tipo de entorno sinóptico puede producir un régimen suprimido? (Escriba su respuesta en el campo siguiente.)

Explicación

Imagen satelital IR, p.n.m. y vorticidad en 900 hPa, sondeo e imágenes radar de un régimen de monzón suprimido.
Fig. 9E1.12. (a) Imagen satelital IR tomada a las 1930 UTC (1000 HSL, hora solar local), (b) análisis de p.n.m. y vorticidad en 900 hPa del modelo de la Oficina Australiana de Meteorología para las 0000 UTC del 28 de enero de 2006, (c) sondeo en Darwin de las 2300 UTC del 27 de enero de 2006 correspondiente a una fase suprimida del monzón, (d) ejemplos de imágenes radar de un régimen de monzón suprimido.
AnimaciónSecuencia de imágenes IR realzadas del período de monzón suprimido

El monzón suprimido sobre Darwin es producto de una intensa depresión sobre Australia central (fig. 9E1.12). Estas regiones de muy bajas presiones guardan cierto parecido estructural con los ciclones tropicales en las imágenes satelitales y pueden transformarse en ciclones tropicales cuando pasan por encima de las aguas cálidas del océano tropical.143 El mapa de presión al nivel del mar y vorticidad muestra que la vaguada monzónica y la convergencia con ella asociada se encuentran a buena distancia hacia el sur de Darwin. En lugar del flujo de oeste a noroeste asociado con el período activo del monzón, ahora vemos un régimen del sudoeste.

Compare el sondeo del monzón suprimido con el de la fase activa del monzón. ¿Qué diferencias y similitudes exhibe el perfil del viento? ¿Qué diferencias hay en el perfil de punto de rocío? (Escriba su respuesta en el campo siguiente.)

Explicación

Los intensos vientos del oeste guardan un parecido con el período activo del monzón, pero la componente meridional es del sur. Las cuñas secas que vemos en el perfil de punto de rocío se parecen a las del perfil de la fase de interrupción del monzón. Esto sugiere que las trayectorias difieren debido a la posición de la depresión, que arrastra aire más seco desde el sur. Un examen de los campos de humedad del modelo y las trayectorias de retroceso confirma esta sospecha.

¿Qué diferencia se notará en la región de Darwin debido a las trayectorias más secas? ¿Es probable ver convección profunda? (Escriba su respuesta en el campo siguiente.)

Explicación

Esta descripción de la situación meteorológica incluye un ejemplo de un TAF.

TAF YPDN 271613Z 2718/2818 27020G30KT 9999 BKN020
INTER 2718/2818 26020G40KT 4000 SHRA BKN010

El TAF contiene un código INTER (para plazos de menos de 30 minutos) que solo indica chubascos y sugiere un entorno relativamente suprimido, es decir sin convección profunda. Observe que la fig. 9E1.5 indica que conforme la zona de bajas presiones se desplazó hacia el sur las condiciones quedaron aún más suprimidas, hasta tal punto que en determinado momento ya no se observaron chubascos.

Las condiciones de monzón suprimido subrayan la deficiencia de utilizar el viento zonal como único factor para definir el comienzo del monzón. Se precisa más trabajo para definir de forma más rigurosa los regímenes del monzón del norte de Australia.141

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.2 Regímenes del monzón del norte de Australia »
9E1.2.6 Resumen de las diferencias de régimen del monzón del norte de Australia

El período activo del monzón está dominado por un profundo movimiento ascendente que alcanza un máximo casi a 6 km y gran frecuencia de nubes (línea roja en la fig. 9E1.13). Aunque durante el período de interrupción del monzón se forman tormentas intensas, debido a su naturaleza aislada y a ciertas diferencias en el forzamiento a gran escala, el movimiento vertical es mucho menor en comparación con el período activo del monzón (línea azul en la fig. 9E1.13). El monzón suprimido exhibe un movimiento vertical medio muy débil y el perfil vertical de frecuencia de nubes muestra la predominancia de nubes convectivas poco profundas, mayormente por debajo de 3 km, junto con los cirros entre 10 y 14 km. No es sorprendente que el período sin nubes esté asociado en gran medida con la subsidencia.

Movimiento vertical medio y frecuencia de nubes derivados con el radar de nubes milimétrico.
Fig. 9E1.13. El movimiento vertical medio (izquierda) y la frecuencia de nubes que corresponden a varios regímenes de monzón derivados con el radar de nubes milimétrico durante el experimento TWP-ICE (identificados en la fig. 9E1.5).131

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.3 Tipos de tormentas del monzón del norte de Australia

Esta sección explora algunos de los sistemas atmosféricos convectivos asociados con el monzón del norte de Australia. No pretende ser un tratamiento exhaustivo del tema.

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.3 Tipos de tormentas del monzón del norte de Australia »
9E1.3.1 Microrráfagas húmedas

Las microrráfagas húmedas son tormentas con una base de nubes muy baja que generan precipitaciones considerables en la superficie y son capaces de producir vientos de superficie dañinos (fig. 9E1.14). La humedad suele extenderse hasta el nivel de 500 hPa, encima del cual hay una capa seca y poca cizalladura del viento. La escasa altura de la base de las nubes se debe al nivel alto de humedad relativa cerca de la superficie, que inhibe la evaporación. Cuando el nivel de nube cálida es alto (>3000 m), el proceso de coalescencia por colisión puede producir gotas de lluvia grandes. Tales condiciones implican que el efecto de arrastre causado por la precipitación es importante en la formación de la corriente descendente. Estas tormentas se forman durante las fases activa y de interrupción del monzón.

Representación esquemática (izquierda) y sondeo (derecha) de una microrráfaga húmeda.
Fig. 9E1.14. Representación esquemática (izquierda) y sondeo (derecha) de una microrráfaga húmeda en Darwin, 2300 UTC del 31 de enero de 2000.

El 31 de enero de 2000, una microrráfaga húmeda sostenida de aproximadamente 30 minutos de duración engendró ráfagas de 100 y 150 km h−1. La figura 9E1.15 muestra las velocidades Doppler de una microrráfaga húmeda. La figura 9E1.15 también muestra el efecto de un nivel alto de CAPE en el entorno de una microrráfaga húmeda. Cuando la CAPE es alta, se forman intensas corrientes ascendentes que producen ecos de fuerte reflectividad en altura que permiten detectar un reventón inminente antes de que ocurra. Cuando la CAPE es de baja a moderada (<2000 J kg−1) los ecos iniciales se observan a entre 3 y 6 km (10 000 a 19 000 pies) de altitud. Las ráfagas que ocurren en estas condiciones no suelen ser severas. Cuando la CAPE es más alta, los ecos iniciales se observan a entre 7 y 9 km (22 000 a 30 000 pies) de altitud.

Velocidades Doppler para una microrráfaga húmeda, reflectividad CAPPI a 6000 m (20 000 pies).
Fig. 9E1.15. (a) Velocidades Doppler para una microrráfaga húmeda y (b) vistas de reflectividad de pantalla panorámica de altitud constante (Constant Altitude Plan Position Indicator, CAPPI) a 6000 m (20 000 pies; arriba) e indicador altura-distancia (range height indicator, RHI) a través de la misma tormenta (abajo) para una microrráfaga húmeda obtenidas con el radar de Darwin el 14 de noviembre de 2001.

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.3 Tipos de tormentas del monzón del norte de Australia »
9E1.3.2 Microrráfagas secas

Las microrráfagas secas son una estructura típica en el interior de Australia cuando el entorno contiene un flujo profundo del este donde la capa límite es profunda (hasta 4800 metros sobre el suelo) y seca. Estas tormentas producen vientos dañinos en la superficie, pero nada de precipitación. Las corrientes ascendentes son débiles debido a la CAPE baja y poca cizalladura vertical del viento. Por tanto, el reventón es producto de la evaporación. El sondeo de la figura 9E1.16 se observó en el aeródromo de Alice Springs (Australia) en 1992; este reventón produjo ráfagas de 72 y 94 km h−1. Estas tormentas son difíciles de pronosticar, porque la mezcla con el aire caliente del entorno debilita el empuje hidrostático negativo de la corriente descendente. Estas tormentas se forman durante las fases activa y de interrupción del monzón.

Representación esquemática y sondeo de una microrráfaga seca.
Fig. 9E1.16. (a) Representación esquemática y (b) sondeo de una microrráfaga seca que ocurrió en Alice Springs a 2300 UTC del 2 de noviembre de 1992.144

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.3 Tipos de tormentas del monzón del norte de Australia »
9E1.3.3 Líneas de turbonada continentales

Durante la fase de interrupción del monzón, pueden formarse líneas de turbonada continentales capaces producir vientos dañinos en la superficie. Una típica línea de turbonada continental que se aproxima a Darwin desde el este presenta un borde de avance marcado por convección profunda y una región estratiforme a la zaga (fig. 9E1.17).

Imagen de reflectividad de una línea de turbonada que se aproxima tomada con el radar de Darwin el 3 de febrero de 2003.
Fig. 9E1.17. Imagen de reflectividad de una línea de turbonada que se aproxima tomada con el radar de Darwin el 3 de febrero de 2003.

En el modelo conceptual básico, una línea de turbonada es una línea de convección que se propaga en sentido perpendicular al vector cizalladura del viento medio o flujo rector medio (como se muestra en el módulo Una matriz de tormentas convectivas de COMET). El intenso flujo unidireccional del viento produce la cizalladura que equilibra la vorticidad generada en el borde de avance de la bolsa de aire frío por los gradientes de empuje hidrostático y genera células convectivas nuevas en el borde de avance (fig. 9E1.18). El perfil del viento también incluye los vientos que se asimilan en la corriente descendente convectiva en forma de ráfagas en la superficie. La bolsa de aire frío se forma a medida que se evapora la precipitación que cae a través del aire ambiental no saturado, que a veces se denomina cuña seca.

Desarrollo de línea de turbonada continental durante el período de interrupción del monzón y sondeo de las 2300 UTC en Darwin.
Fig. 9E1.18. (a) Estructura del desarrollo inicial de una línea de turbonada continental durante el período de interrupción del monzón. (b) Sondeo de las 2300 UTC en Darwin que muestra el perfil de viento, temperatura y humedad típico de una línea de turbonada continental durante el período de interrupción del monzón.

Una de las características de una línea de turbonada severa es el chorro de entrada en la región detrás de la tormenta. Tales chorros se forman en entornos de CAPE alta con intensa cizalladura vertical del viento. El chorro de entrada trasero acelera el flujo hacia la parte de atrás de la línea de turbonada y aumenta las potenciales ráfagas en la superficie.

En determinado momento, la bolsa de aire frío se adelanta a la convección que la engendró y la línea de turbonada se disipa. A esta altura en el proceso, los vientos de superficie más intensos ocurren cuando el chorro de entrada trasero alcanza la superficie en la corriente descendente (fig. 9E1.19). El radar Doppler puede revelar la existencia de un chorro de entrada trasero e indicar si es inminente la descarga de ráfagas de vientos de superficie. La figura 9E1.19 muestra una imagen de radar Doppler que exhibe un doble efecto de aliasing o soplapamiento por ambigüedad de distancia de los ecos de 25 m s−1 (~50 nudos) situados más allá del alcance nominal del radar 9 minutos antes de que se registrara una ráfaga de 107 km h−1 (58 nudos) en la superficie. La zona delgada de color azul oscuro indica esta ambigüedad de alcance, que luego pasa por tonos naranja y vuelve otra vez al azul oscuro, formando una región aproximadamente circular.

Etapas finales de la evolución de una línea de turbonada e imagen de velocidad Doppler.
Fig. 9E1.19. (a) Representación esquemática de las etapas finales
de la evolución de una línea de turbonada y (b) imagen de velocidad
Doppler de una línea de turbonada 9 minutos antes de que se registraran
vientos dañinos cerca de la superficie.

Otra estructura potencialmente grave que puede surgir en las líneas de turbonada es una pareja de vórtices con giro ciclónico y anticiclónico. Tales vórtices se forman cuando la corriente ascendente levanta la vorticidad en el borde de avance de la bolsa de aire frío y causa su inclinación. Una pareja de vórtices puede intensificar el chorro de entrada trasero y causar una curva en parte de la línea de turbonada, una protuberancia que se conoce como eco en forma de arco. La figura 9E1.17 muestra un eco en forma de arco, así como elementos curvos en la reflectividad en ambos extremos del borde de avance, una indicación de una pareja de vórtices.

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.3 Tipos de tormentas del monzón del norte de Australia »
9E1.3.4 Turbonadas monzónicas

Las turbonadas monzónicas, que también se conocen como turbonadas marítimas, se forman en entornos de profundos vientos del oeste. Estas líneas de turbonada se forman en regiones de cizalladura del viento entre moderada y fuerte en la troposfera inferior y cuando existe una banda de intensos vientos del oeste. La figura 9E1.20 muestra un ejemplo de una serie de estructuras lineales con intensos vientos de superficie que se desplazan sobre las islas Tiwi. Hay una gran cuña seca entre 800 y 500 hPa. El 3 de enero de 2005, una turbonada monzónica generó varias líneas de convección que engendraron ráfagas con velocidades observadas de hasta 110 km h−1.

Imagen de reflectividad radar y (b) trayectoria de ascenso de radiosonda.
Fig. 9E1.20. (a) Imagen de reflectividad radar y (b) trayectoria de ascenso de radiosonda (derecha inferior) para el 1 de febrero de 2006.

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.4 El monzón sobre el continente marítimo

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.4 El monzón sobre el continente marítimo »
9E1.4.1 Héctor y la convección sobre islas planas

Héctor, un complejo de tormentas que se forma sobre las islas Tiwi, alcanza alturas de más de 15 km y en el eco de >30 dBZ presenta un alcance horizontal de al menos 200 km2145 Héctor se forma en períodos de interrupción del monzón. El flujo zonal del viento troposférico durante dicho período, que es del este, constituye la acción rectora, como ocurre en el caso de las líneas de turbonada tropicales. La dirección del flujo en niveles bajos determina dónde comienza la actividad convectiva (fig. 9E1.21). La figura 9E1.21 también muestra la evolución de Héctor cuando el flujo en niveles bajos proviene del oeste, como cuando hay una depresión térmica activa sobre el territorio continental de Australia. La convección comienza de forma preferencial en el lado oriental de las islas Tiwi, en el frente de brisa marina (fig. 9E1.21). Un frente de brisa marina poco intenso inicia una convección débil en la costa occidental. A medida que esta convección inicial dominada por las corrientes ascendentes (a) se transforma en convección dominada por las corrientes descendentes (b), la bolsa de aire frío se ensancha, su vorticidad equilibra la cizalladura del viento y la bolsa de aire frío pasa a ser el nuevo núcleo de inicio de la actividad convectiva. Se produce ascenso adicional conforme Héctor se propaga hacia el oeste y la bolsa de aire frío interactúa con el frente de brisa marina occidental. La figura 9E1.22 muestra una secuencia radar de la evolución de un complejo Héctor.

Fig. 9E1.21. (a) Representación esquemática de la evolución de Héctor,
un sistema convectivo de mesoescala que se propaga sobre las islas Tiwi (adaptado de Carbone et al., 2000).134
Secuencia de imágenes de reflectividad radar de la evolución de Héctor.
Fig. 9E1.22. Una secuencia de imágenes de reflectividad radar de la evolución de Héctor. Las líneas blancas indican la posición de los frentes de brisa marina, las rojas representan la corriente de salida de la convección de la costa oriental y la línea verde traza la corriente de salida de la convección de la costa occidental (Wilson et al., 2001).145

El elemento clave de Héctor es que ocurre en una isla cuya topografía es poco accidentada, lo cual permite la propagación del sistema convectivo de mesoescala entero a través de la isla. El sitio de inicio de la actividad convectiva viene determinado por el flujo en niveles bajos y a partir de ese momento Héctor se propaga hacia el oeste.

¿Qué cree que ocurre en islas con topografía abrupta?

(Escriba su respuesta en el campo siguiente.)

Explicación

Contemplaremos esta situación en la sección siguiente.

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.4 El monzón sobre el continente marítimo »
9E1.4.2 Timor y la convección sobre topografía abrupta

La isla de Timor se caracteriza por montañas de altura considerable, cuyo pico más alto alcanza los 2963 metros. La figura 9E1.23 muestra la situación observada en dos días de febrero de 2006 bajo condiciones similares de flujo de viento de nivel del gradiente (a 900 metros sobre el nivel del mar). Sin embargo, las diferencias en el perfil del viento dan lugar a diferencias en cuanto a la iniciación y evolución de las nubes convectivas (compare los paneles izquierdo y derecho de la figura 9E1.23). El día 8 los vientos soplaban de este a nordeste, pero el día 11 el flujo en buena parte de la troposfera vertical era débil (no fue posible obtener una imagen para el día 10). El día 8, la convección parece formarse hacia el interior, junto la sierra central de la isla, y sigue el curso de las cordilleras. Más tarde ese mismo día, el flujo de la baja troposfera dirige la convección poco profunda que se ha formado en el mar de Timor hacia el nordeste. El día 11, el flujo ligeramente más débil cerca de la superficie permite que se forme convección cerca de la costa y en la sierras al oeste de Dili. A continuación, el flujo rector transporta esta convección hacia el mar de Savu.

¿Qué impacto tienen estas situaciones distintas en los pronósticos para el aeropuerto de Dili? Estudie la figura 9E1.23 antes de proceder a preparar un pronóstico.

Imágenes satelitales infrarrojas (IR).
Análisis de líneas de corriente/isotacas a nivel del gradiente
Diagramas termodinámicos oblicuos T - log p
Fig. 9E1.23. Imágenes satelitales infrarrojas (arriba), análisis de líneas de corriente/isotacas a nivel del gradiente (900 metros sobre el nivel del mar; centro) y diagramas termodinámicos oblicuos T - log p y sondeos de las 0000 UTC para Dili Kupang (abajo) el 8 (izquierda) y el 11 (derecha) de febrero de 2006.

(Escriba su respuesta en el campo siguiente.)

Explicación

TAF WPDL 080105Z 0801/0814 31008KT 9999 BKN025
FM0813 14003KT 9999 SCT020
PROB30 INTER 0805/0810 5000 SHRA BKN010

TAF WPDL 110107Z 1101/1114 29011KT 9999 SCT025
PROB30 TEMPO1105/1111 1000 TSRA BKN010 SCT020CB

El día 11 se pronosticaron posibles tormentas y lluvias (probabilidad del 30 %) para Dili, ya que el flujo rector provenía del este, lo cual podía transportar las tormentas desde las sierras hasta Dili. El día 8 el flujo rector seguía la orientación de las cadenas de montaña, de modo que solo se pronosticaron chubascos y menos nubes para Dili.

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.4 El monzón sobre el continente marítimo »
9E1.4.3 Papúa Nueva Guinea

El clima de Papúa Nueva Guinea no se considera plenamente monzónico, ya que no se dan períodos mensuales confiables sin lluvia o casi sin lluvia, como es el caso en Darwin, por ejemplo. En tierras altas, caen entre 2500 y 3500 mm de lluvia, y algo menos en las áreas menor elevación. Por ejemplo, Port Moresby recibe menos de 1000 mm de lluvia al año. Pese a su posición tropical, puede helar en lugares a más de 2200 m de altura y a 4000 m o más puede acumularse nieve.

La lluvia en Papúa Nueva Guinea se intensifica sobre las regiones oceánicas tropicales debido a dos factores:

  1. las montañas del continente marítimo
  2. la zona de aguas cálidas del Pacífico occidental

Ambos contribuyen a mantener un alto nivel de θe en el aire de la zona. Las imágenes satelitales de rutina permiten ver que Papúa Nueva Guinea siente los efectos de las nubes asociadas a la ZCIT todo el año, pero los patrones de circulación del viento asociados y la naturaleza de las perturbaciones atmosféricas varían según la estación (fig. 9.24).

Cuando los alisios soplan del sudeste, se produce convergencia donde el flujo proveniente del mar siente los efectos de la convergencia friccional y la colisión con las brisas terrales nocturnas (fig. 9E1.24). Durante el monzón, tales zonas de convergencia ocurren en lugares distintos (fig. 9E1.24). En cualquier época del año, la intensificación de las corrientes ascendentes por la topografía local conduce a la convección.146 Las circulaciones de valle y de montaña también contribuyen a la convergencia y convección a nivel local.

Flujo relativo al terreno durante el régimen de los alisios, entre mayo y agosto, y el flujo del monzón, de enero a abril. Las flechas blancas y amarillas muestran el flujo dominante y e indican la posición general de los máximos de lluvia.

Fig. 9E1.24. Flujo relativo al terreno durante el régimen de los alisios, entre mayo y agosto, y el flujo del monzón, de enero a abril. Las flechas blancas y amarillas muestran el flujo dominante y e indican la posición general de los máximos de lluvia durante las temporadas de los alisios y del monzón, respectivamente.

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.4 El monzón sobre el continente marítimo »
9E1.4.4 La región de Indonesia y Malasia

Al igual que ocurre en Papúa Nueva Guinea, la topografía accidentada puede jugar un papel clave en la variación estacional del régimen de lluvias en todo el continente marítimo.147 Cerca del ecuador, la diferencia entre la estación húmeda y la seca es mucho menos marcada que en las zonas del monzón del norte de Australia. Por ejemplo, en Singapur la distribución de la lluvia es relativamente uniforme (fig. 9E1.25). El mínimo de lluvia local se da en julio y febrero, bajo los efectos de flujos de alisios secos. En la costa este, cuanto más al norte, tanto mayor la intensificación topográfica de la lluvia durante el monzón del invierno boreal (del nordeste). Por ejemplo, en noviembre cae dos veces la cantidad de lluvia en Kota Bahru que en Singapur. De forma análoga, en la costa noroccidental se observa un pico de lluvia secundario durante el período de abril y mayo, producto del flujo del sudoeste a través del ecuador y de la topografía elevada.

Estadísticas de lluvia anual para la península de Malasia y Singapur.
Fig. 9E1.25. Estadísticas de lluvia anual para la península de Malasia y Singapur.

Java tiene una marcada estación seca (fig. 9E1.26), especialmente en el sur, cuando se sienten los efectos de los alisios del sudeste en el hemisferio sur (mayo a septiembre). De forma análoga, hay una marcada estación húmeda, que se manifiesta bajo los efectos del monzón del invierno boreal (alisios del nordeste).

Estadísticas de lluvia anual para Java.
Fig. 9E1.26. Estadísticas de lluvia anual para Java.

Sumatra (fig. 9E1.27) también tiene una estación seca, por efecto de los alisios del hemisferio sur (mayo a septiembre). La estación húmeda es bimodal en aquellos lugares donde las montañas pueden intensificar los flujos del nordeste y sudoeste durante el invierno y el verano boreal, respectivamente.

Estadísticas de lluvia anual para Sumatra.
Fig. 9E1.27. Estadísticas de lluvia anual para Sumatra.

Variabilidad intraestacional

Como en el norte de Australia, la OMJ y varios modos de ondas tropicales, como las ondas de Kelvin, las ondas de Rossby ecuatoriales n = 1 y las ondas mixtas de Rossby-gravedad son responsables de la variabilidad intraestacional en el continente marítimo (capítulo 4, sección 4.1capítulo 4, sección 4.1 y las referencias allí citadas). NOAA y la Oficina Australiana de Meteorología (BoM) llevan a cabo actividades rutinarias de observación y predicción de la OMJ (tabla 4.1)de la OMJ (tabla 4.1) y de varios modos de ondas tropicales (tabla 4.2)de varios modos de ondas tropicales (tabla 4.2) en tiempo real.

Sin embargo, y como vimos antes en esta misma sección, un buen conocimiento de la topografía local es fundamental para pronosticar la lluvia sobre el continente marítimo. Por ejemplo, Haylock y McBride (2001)148 demostraron que había poca coherencia (correlación de 0,18) entre las anomalías de lluvia durante el período de diciembre a febrero para dos estaciones de medición en Java separadas por menos de 100 km.

Sección de enfoque 1: El monzón de Australia e Indonesia »
9E1.5 Resumen del monzón del norte de Australia

La figura 9E1.28 presenta un resumen de las diferencias entre los regímenes activo, de interrupción y suprimido del monzón del norte de Australia. Dicho monzón es producto de la superposición del contraste térmico anual que se desarrolla entre tierra firme y el océano durante la primavera austral a la migración estacional de la célula de Hadley. El monzón del norte de Australia está sujeto a los efectos moduladores de la oscilación de Madden-Julian, de las vaguadas en altura y de las ondas ecuatoriales, así como de una componente transitoria inherente de los sistemas monzónicos.125 Las intensas depresiones que atraviesan el interior del continente australiano pueden producir vientos secos del sudoeste que provocan la fase suprimida o inactiva del monzón. La cantidad considerable de topografía abrupta que existe en el continente marítimo modifica el flujo sinóptico a gran escala de modo tal que se precisa un buen conocimiento de la topografía local para determinar la naturaleza estacional o intraestacional de la convección profunda.

Resumen de las diferencias entre los varios regímenes del monzón del norte de Australia.
Fig. 9E1.28. Resumen de las diferencias entre los varios regímenes del monzón del norte de Australia.

La figura 9E1.28 muestra en forma esquemática las principales estructuras del monzón del norte de Australia. Como el monzón de la India, el monzón del norte de Australia alterna entre una fase activa y una de interrupción del monzón con la migración de la vaguada monzónica. Aunque la posición de la vaguada es de naturaleza inherentemente transitoria, también siente los efectos moduladores de la OMJ y de las ondas atrapadas en el ecuador, como las ondas de Rossby.

Durante el período activo del monzón, el forzamiento a gran escala provocado por la vaguada monzónica produce la advección desde el oeste de una profunda masa de aire marítimo húmedo. Unas corrientes convectivas ascendentes relativamente poco intensas producen condiciones generalizadas de nubosidad y precipitación. El ciclo diurno es débil, con un máximo de actividad convectiva durante las horas nocturnas y en la mañana, producto de su naturaleza marítima, aunque también ocurre un máximo sobre tierra firme, en las horas de la tarde, debido al calentamiento de la capa límite. Además de los ciclones tropicales, las manifestaciones atmosféricas más peligrosas son las turbonadas monzónicas y las inundaciones provocadas por las lluvias generalizadas y persistentes producidas por los sistemas convectivos de mesoescala.

Durante la fase de interrupción del monzón, la subsidencia generalizada significa que la convección es producto del forzamiento local en los frentes de brisa marina y es de naturaleza primordialmente diurna. El calentamiento de la superficie por radiación de onda corta y el enfriamiento de la troposfera media por emisión de radiación de onda larga contrastan con el enfriamiento de la superficie impulsado por la bolsa de aire frío y el calentamiento de la troposfera media por liberación de calor latente más característicos del período activo del monzón. El resultado es el desarrollo de convección profunda aislada, pero más intensa, durante el período de interrupción del monzón en forma de convección pulsante y la propagación de varias líneas de convección, como las líneas de turbonada continentales y Héctor.

El tercer régimen monzónico ocurre cuando la vaguada monzónica se halla en Australia central. En estas condiciones, el aire seco se arrolla alrededor de una depresión profunda y engendra vientos áridos del oeste sobre el norte de Australia y condiciones que inhiben la convección.

Sección de enfoque 2: Perspectiva de los meteorólogos en el trópico

Para comprender mejor el proceso de elaboración de un pronóstico de ciclones tropicales, entrevistamos a dos pronosticadores del Centro Nacional de Huracanes de la NOAA, el Centro Meteorológico Regional Especializado o CMRE responsable de las zonas del Atlántico Norte y Pacífico oriental, y a una pronosticadora de Météo-France La Réunion, el CMRE responsable del océano Índico sur. También les preguntamos sobre la trayectoria que los llevó al campo de la predicción de ciclones tropicales y cómo ha cambiado el proceso de pronóstico a lo largo de sus carreras.

Sección de enfoque 2: Perspectiva de los meteorólogos en el trópico »
9E2.1 Pronosticadores del Centro Nacional de Huracanes (entrevistas grabadas)

Las entrevistas con el Dr. James Franklin y el Dr. Lixion Avila, ambos pronosticadores del NHC, se grabaron el 9 de junio de 2009. Aquí puede escuchar las entrevistas en su idioma originalAquí puede leer la transcripción o traducción de dichas entrevistas.

Dr. James Franklin, Pronosticador del Centro Nacional de Huracanes

El Dr. James Franklin (en inglés)

Pregunta 1

¿Cuándo y cómo decidió usted ser pronosticador de ciclones tropicales? ¿Puede describir la trayectoria de su carrera? ¿Hizo algo especial en la escuela primaria o secundaria para favorecer sus objetivos?

Respuesta:

Mi trayectoria comenzó a la edad de seis años, cuando sentí la fuerza del huracán Cleo que pasaba por encima mi casa… eso es lo que realmente despertó mi interés.

La verdad es que no comencé en el campo de pronóstico. Hice trabajo de investigación durante 17 años, volando a través las tormentas con la división de investigación de huracanes de la NOAA; al final de ese período, cuando se desarrollaban las radiovientosondas con GPS, hice algunos estudios relacionados con el ámbito operativo y durante un tiempo estudié el comportamiento de los vientos en los huracanes; me interesaba la estructura del viento en el ojo de las tormentas en relación con la altura. Ese trabajo captó la atención de algunas personas en el Centro Nacional de Huracanes y en determinado momento me preguntaron si estaba interesado en trabajar allí. Nunca lo había considerado antes de que me lo propusieran.

Varios sucesos en mi vida han sido pura casualidad, como el hecho de haber vivido algunos huracanes en mi juventud. Cuando estudiaba en MIT, Bob Burpee, que trabajaba en la División de Investigación de Huracanes, tomó un año sabático y me dejó a cargo de su curso de meteorología tropical, algo que al final hice lo suficientemente bien como para que me ofreciera un puesto de trabajo.

En la secundaria, mis dos intereses principales fueron la meteorología y la astronomía. La meteorología me parecía más interesante, por lo menos tenía más peso en la vida de la gente y era un poco más emocionante, de modo que me decidí por esa carrera. Cuando comencé los estudios universitarios, ya sabía que iba a estudiar meteorología en general, aunque en aquel entonces no tenía idea de que se trataría de huracanes.

Sí, pasé buena parte de mi carrera de pregrado en MIT tomando clases de meteorología con gente de calibre, como Fred Sanders y Pauline Austin, y también con Fred y Kerry Emanuel, juntos recorrimos todo el litoral de Nueva Inglaterra en el Golf de Fred. Yo pensaba escribir la tesis de maestría precisamente sobre el litoral de Nueva Inglaterra. Mi gran amigo Frank Marks, que en esa época estaba en MIT, iba a examinar los datos que obtenía durante nuestras observaciones, pero cuando volví, descubrí que en lugar de guardar los datos, Frank los había borrado todos, de modo que había perdido la base de mi tesis. Aun así, Bob Burpee me contrató para trabajar en la División de Investigación de Huracanes. Un par de años más tarde me ayudó a encontrar otro tema para la tesis.

Pregunta 2

¿Qué proceso sigue para pronosticar los ciclones tropicales? ¿Qué herramientas utiliza? ¿Difiere su respuesta según se trate de pronosticar la trayectoria, la intensidad, el tamaño o la cantidad de lluvia?

Respuesta:

Trayectoria
Hace muchos años, era posible obtener mejores resultados de lo que indicaba la guía, al menos en términos de la predicción de trayectorias, pero los modelos numéricos han mejorado tanto en los último 15 a 20 años que ahora nuestros pronósticos de trayectoria son dos veces mejores que entonces. Es realmente muy difícil obtener buenos resultados sin integrar los modelos numéricos.

Una técnica potente en meteorología en general, y no solo en relación con los huracanes, es el concepto de consenso, que consiste en combinar 3 o 4 modelos numéricos que demuestren habilidad. Y ese es nuestro objetivo cuando preparamos un pronóstico: aportar algo que mejore el resultado de consenso. A veces un modelo no se inicializa bien, o reconocemos ciertas condiciones que indican que un determinado modelo da mejores resultados o no se desempeña tan bien en cierta situación. Aunque a menudo las expectativas sobre la intensidad afectan el pronóstico de trayectoria, todo gira en torno a la idea de consenso y reajustar el movimiento en alguna dirección a partir de esa guía.

Un aspecto del proceso de pronóstico tiene que ver con la presentación de un panorama coherente a nuestros usuarios. Es muy importante constreñir la continuidad de un pronóstico a otro. La tendencia es hacer pequeños cambios incrementales en el pronóstico anterior, mejorar lo que heredamos. No he hablado de intensidad, de modo que voy a pasar a ese tema.

Intensidad
El pronóstico de intensidad difiere del pronóstico de trayectoria, fundamentalmente porque en este caso la guía que está a nuestra disposición no es tan avanzada. No obstante, el pronóstico da mejores resultados que nuestra guía de intensidad. Tenemos cuatro modelos de guía de intensidad, dos dinámicos y dos estadísticos. El pronosticador puede discernir mucho más de lo que ocurre con una tormenta en términos de su estructura convectiva y la organización del campo de vientos en relación con las paredes concéntricas del ojo. Como en realidad nuestra guía de intensidad actual no incorpora bien ningún factor nuclear, la capacidad de ver lo que sucede en el núcleo es lo que nos permite agregar valor a la guía numérica y aportar mucho al proceso.

Tamaño
También pronosticamos el tamaño de los ciclones tropicales para emitir predicciones de radio de vientos, es decir, la extensión máxima de los vientos de fuerza de huracán en cada uno de los cuatro cuadrantes alrededor del centro de la tormenta. Y en este caso estamos realmente tratando de hacer algo con poca habilidad, por eso nuestro error al estimar ese parámetro es del orden del 50 por ciento. Es algo realmente difícil. La única ayuda disponible para estos pronósticos son los modelos de climatología y persistencia, como CLIPER, por ejemplo, para los radios de vientos. En términos generales, suponemos que conforme una tormenta se fortalece, su tamaño aumentará. Una vez que termine una tormenta, generamos lo que se llama mejor trayectoria, un análisis posterior basado en todos los datos disponibles que crea un registro permanente, la mejor constancia de la evolución de esa tormenta en particular: posición, presión, velocidad de los vientos máximos sostenidos y estado, es decir, tormenta tropical, subtropical, extratropical. Hasta tiempos muy recientes no se mantenían datos de radio de vientos con la mejor trayectoria, de modo que hasta 2004 o 2005 se trata de estimaciones operativas que no se comprobaron después de la tormenta, y no cabe duda de que esos datos no son de la misma calidad que las estimaciones finales de intensidad que ahora se incluyen en la mejor trayectoria. Además, contamos con muy pocas mediciones de las verdaderas dimensiones de estos radios, y a veces no hay ningún dato al respecto. Podemos observar el escudo nuboso, y hay observaciones de superficie (muy pocas, por cierto), tenemos algunas herramientas adicionales que nos pueden ayudar. El instrumento de microondas AMSU también genera estimaciones del tamaño.

Lluvia
Los pronósticos de lluvias son responsabilidad del Centro de Predicciones Hidrometeorológicas. Allí consideran la guía de los modelos, los análogos y las tormentas del pasado. La guía de lluvia que se incluye en nuestros boletines actuales proviene del Centro de Predicciones Hidrometeorológicas.

Pregunta 3

¿Ha cambiado su proceso debido a las predicciones de los modelos por conjuntos?

Respuesta:

Los modelos por conjuntos son un elemento de suma importancia para el proceso de pronóstico de ciclones tropicales. Hay dos métodos principales, uno de los cuales consiste en tomar un modelo y ejecutarlo una y otra vez con condiciones iniciales ligeramente distintas. Esa forma de proceder no ha dado muy buenos resultados para los pronósticos operativos de ciclones tropicales. El otro método consiste en generar el consenso a partir de distintos modelos.

Cuando los miembros de un conjunto son independientes, la media que se obtiene es realmente mejor. En términos de las predicciones de intensidad, hemos comprobado que en promedio el consenso de los cuatro principales modelos de intensidad es mucho mejor que los resultados de cualquiera de esos cuatro modelos individuales. Yo creo que eso se debe en parte a que se trata de modelos muy independientes. Ni siquiera son del mismo tipo, dos son estadísticos y dos son dinámicos, muy independientes, y esa independencia es lo que realmente ayuda. Cuando los miembros de un conjunto son independientes, los errores tienden a cancelarse, especialmente si la situación sinóptica es relativamente simple, algo que se observa a menudo en el Pacífico oriental. Muchos de los errores que ocurren en los modelos son aleatorios, de modo que al combinar tres o cuatro de ellos se obtienen pronósticos mucho mejores en comparación con los resultados de cada modelo individual.

En el Atlántico, la señal no es tan fuerte. Allí tenemos forzamientos de escala sinóptica más intensos, entornos más complicados, la entrada de vaguadas de latitudes medias y muchas otras estructuras ambientales; dado ese panorama, los diferentes modelos no manejan tales estructuras de la misma manera. En el Atlántico, el concepto de consenso es un poco menos eficaz que en el Pacífico oriental, porque el componente de comportamiento de los modelos es más sistemático.

Pregunta 4

¿Puede describir un día en el cual hay que pronosticar un ciclón tropical? ¿Es distinto si hay varios ciclones tropicales? ¿Es diferente si los varios sistemas están en la misma cuenca o en cuencas distintas?

Respuesta:

Hay tres turnos de pronóstico: de día, de tarde y de noche. Los encargados del turno de día producen dos pronósticos, a las 11:00 y a las 17:00 horas. El turno de tarde es responsable del boletín de las 23 horas. Corresponde al turno de noche redactar el boletín de las 5:00. El turno de día es más largo y cansador, mucho más intenso, siempre hay mucha más gente y se siente mucho más la presencia de los medios de comunicación.

Básicamente, el ciclo de pronóstico tarda tres horas en ejecutarse. El boletín de las 11:00, por ejemplo, comienza a las 8:00, con la posición indicada por el reconocimiento aéreo. Se tarda como 15 minutos en realizar el análisis de los datos obtenidos por la aeronave, como la posición inicial, la intensidad inicial, el movimiento inicial, el tamaño inicial, todos los parámetros que se utilizan para inicializar la guía del modelo numérico. Se actualiza la mejor trayectoria y se presenta la guía. Ya para las 8:30 contamos con los resultados y luego trabajamos como hasta las 10:00 en el pronóstico, estudiando los modelos, la guía, las imágenes de vapor de agua, la temperatura de la superficie del mar y todos los demás parámetros importantes para la trayectoria y la intensidad. A las 10:00, el pronóstico está pronto y comienza la llamada en conferencia con otras oficinas del servicio meteorológico y otras agencias del gobierno federal. El Centro de Predicciones Hidrometeorológicas participa también con información sobre las lluvias; el Centro de Predicción de Tormentas también, para hablar de la amenaza de tornados; y también la Armada, el servicio de seguridad nacional, gran cantidad de agencias participan en nuestras discusiones de pronóstico, para coordinar distintos asuntos y determinar dónde se emitirán las alertas y las vigilancias. Estas llamadas pueden durar tres o cuatro minutos, pero a veces llegan a media hora.

Después de la llamada en conferencia preparamos el pronóstico. Redactamos las discusiones y un resumen del razonamiento que guía las predicciones. Mencionamos la incertidumbre en el pronóstico y explicamos nuestro análisis de intensidad y por qué se eligió ese pronóstico. Este es un producto de suma importancia para uso por parte de los administradores de emergencias, cuyo contexto es el público en general. Durante esos últimos 45 minutos redactamos la discusión y preparamos el boletín para el público.

Cuando hay varias tormentas activas a la vez, todas esas actividades se deben duplicar, y hasta me ha tocado redactar tres boletines en ese período de tres horas. Aunque hay dos pronosticadores de turno, entre el Atlántico y el Pacífico oriental, a veces tenemos que analizar hasta cinco tormentas al mismo tiempo. A veces es realmente necesario comprimir todo, depende de las tormentas que estén en juego. Si una tormenta está por tocar tierra o ya ha invadido el territorio, durante un par de días uno de los pronosticadores se dedica exclusivamente en ese ciclón y deja a la otra persona a cargo de dos o incluso tres tormentas, si la situación de pronóstico correspondiente es menos difícil. Cuando hay más de tres sistemas activo tratamos de obtener la ayuda de los meteorólogos de apoyo a huracanes, que cuentan con un cierta experiencia en la preparación de los materiales de los boletines. Nos ayudan con los sistemas menos complicados que nos ocupan en el momento, se trata de personal de la unidad de pronósticos tropicales marinos, los que preparan los pronósticos marítimos, y a veces de la división de soporte técnico del mismo centro de huracanes. Como tienen títulos en meteorología, algunos ellos saben redactar los boletines. Son todos empleados del centro de huracanes.


Dr. Lixion Avila, Pronosticador del Centro Nacional de Huracanes

El Dr. Lixion Avila (en español)

Pregunta 1

¿Cuándo y cómo decidió usted ser pronosticador de ciclones tropicales? ¿Puede describir la trayectoria de su carrera? ¿Hizo algo especial en la escuela primaria o secundaria para favorecer sus objetivos?

Respuesta:

Yo siempre quise ser un pronosticador de huracanes, desde muy niño, y casi siempre le preguntaba a los pescadores y le preguntaba a los campesinos, que ellos saben mucho sobre los problemas del tiempo, sobre todo tiempo local; pero después, pasé, cuando terminé lo que le llaman el instituto, casi preuniversitario, comencé a estudiar meteorología en el Servicio Meteorológico de Cuba, donde trabajábamos y al mismo tiempo estudiábamos; y después me convertí en un meteorólogo Jefe de Turno, que hacía pronósticos de huracanes. Después pasé a los Estados Unidos y me hice un doctorado y un máster y empecé a trabajar en el servicio meteorológico de los Estados Unidos y en el Centro de Huracanes, donde llevo casi ya veinticinco años como un especialista de huracanes.

Cuando yo era un niño bien pequeño, mis padres me satisfacían en llevarme a las montañas, yo vivía cerca del mar, entre el mar y las montañas, y podía ver cómo se formaban, durante la temporada de huracanes y durante el verano, las tormentas por la tarde, las tormentas convectivas, y en realidad era un fenómeno muy interesante y me ayudó mucho a aumentar mi cariño por la carrera y le agradezco mucho a mis padres, que ellos seguían esa locura de llevarme a esos lugares a ver todo ese tipo de fenómeno.

Pregunta 2

¿Qué proceso sigue para pronosticar los ciclones tropicales? ¿Qué herramientas utiliza? ¿Difiere su respuesta según se trate de pronosticar la trayectoria, la intensidad, el tamaño o la cantidad de lluvia?

Respuesta:

Es muy importante para mi este punto, porque yo he trabajado muchos años ya en esto y he visto la evolución de cómo se hacía el pronóstico de cuando solamente se usaban el mapa de superficie, quizás un pronóstico de 500 milibares una vez al día, y las fotografías del satélite eran muy escasas, y con los años esas fotografías han ido mejorando, tenemos hoy en días satélites muy sofisticados, pero más aún son los modelos numéricos que tenemos hoy en día que nos ayudan a descifrar cómo están las corrientes globales.

Y en un día típico, cuando yo voy a hacer el pronóstico, lo primero que hay que hacer es ver cómo están las condiciones en el globo; para uno poder pronosticar un huracán es necesario saber cómo están las corrientes, como están todos los campos de viento, y eso nos ayudaría mucho más en pronosticar un huracán. Eso era casi imposible hace muchos años.

Tanto como para el pronóstico de intensidad como para el pronóstico de trayectoria, tenemos que mirar todos los factores que influyen en la atmósfera, aunque es mucho más difícil pronosticar los cambios de intensidad. Hay que saber si las condiciones los oestes superiores avanzan sobre el sistema, si viene un trough que afecte el sistema, y todo eso hay que mirar completamente, qué sucede en todo el environment.

El pronóstico del tamaño y de la lluvia son pronósticos muy, muy difíciles y realmente nosotros no tenemos ni siquiera datos, como muchas veces comprobar que estamos correctos en los pronósticos, especialmente en las zonas tropicales, que vemos que los huracanes aumentan y disminuyen en su radio, a no ser que tengamos un avión de reconocimiento o alguna isla que podamos verificar el tamaño.

Ya los modelos numéricos son un poquito mejores cuando los sistemas se empiezan a convertir en extratropicales o ya empiezan a perder sus características, según se mueven hacia el norte, y los modelos nos dan una manera mejor de quizás la tendencia que uno ve en el tamaño de los huracanes. Con respecto a la lluvia, es aún más difícil, puesto que una depresión tropical pequeña te puede dar hasta veinte pulgadas de lluvia y eso ocurre mucho en toda la zona de las islas tropicales, cuando se le añade el efecto orográfico, y en realidad es un pronóstico muy, muy difícil.

Y hay una pequeña regla que todavía muchas personas usamos que es la velocidad de la tormenta... cien dividido por la velocidad de la tormenta y te da el número de lluvia, de pulgadas de lluvia en 24 horas. Pero esas son reglas muy empíricas de hace muchos años que todavía funcionan, pero la lluvia es una de las cosas más difíciles que existen.

Pregunta 3

¿Ha cambiado su proceso debido a las predicciones de los modelos por conjuntos?

Respuesta:

Te ha cambiado la manera de hacer el pronóstico, los ensembles, pero aún más es lo que llamamos el consenso, que es utilizar varios modelos; en lugar de ser un mismo modelo usamos varios modelos y hacemos el promedio. Y en los últimos años hemos reconocido de que es una buena forma de pronosticar. Al parecer, las diferencias de los modelos se compensan uno con otro y se obtienen muy buenos resultados. Sin embargo, los modelos no se pueden usar como si fueran una caja negra. Los especialistas, los meteorólogos, tenemos que conocer cómo funciona cada modelo, tenemos que ver qué es los que va en cada modelo, para poder interpretar, porque todos los modelos nos van a dar algo útil que vamos a necesitar para el pronóstico.

Sí, en las verificaciones que hemos hecho en los últimos años, muchas veces el pronosticador ha obtenido pronósticos mejores que los modelos, y es el experto, el pronosticador, es capaz de reconocer lo mejor y lo peor de cada modelo y se puede ajustar al final y hacer un pronóstico mejor. Pero repito, hay que conocer cómo funcionan los modelos y qué física lleva cada modelo.

Pregunta 4

¿Puede describir un día en el cual hay que pronosticar un ciclón tropical? ¿Es distinto si hay varios ciclones tropicales? ¿Es diferente si los varios sistemas están en la misma cuenca o en cuencas distintas?

Respuesta:

Yo he visto también como ha cambiado en la historia el proceso de hacer los pronósticos. Antiguamente éramos solo cinco especialistas y teníamos que hacer todos los pronósticos, en un momento que hice hasta tres diferentes tormentas en un día, pero sin embargo ahora por suerte tenemos más especialistas, tenemos ayuda de los otros colegas, pero lo más importante es que tenemos un plan aquí en el centro de huracanes con todos los equipos y con todos los instrumentos para poder hacer el pronóstico.

Obviamente, cuando un sistema se encuentra sobre tierra firme, la presión es mucho mayor. ¿Que si me pongo nervioso? ¡No! Pero sí, como que tengo mucho deseo de trabajar. Pero lo más importante es remover todos los sentimientos que pueda uno tener personales y dedicarse solamente a la ciencia y tratar de hacer el mejor trabajo posible con lo que uno conoce y las herramientas que tenemos hoy en día.

Obviamente, es una de las cosas que a mí me gusta, me han ofrecido trabajo en otras organizaciones, tanto compañías de seguro como compañías de televisión, pero poder hacer un pronóstico de huracán y darle el nombre y tener esa responsabilidad con la comunidad es muy importante para mí.

Sección de enfoque 2: Perspectiva de los meteorólogos en el trópico »
9E2.2 Centro de Ciclones Tropicales Météo-France en La Reunión

Entrevista a la Dra. Anne-Claire Fontan, pronosticadora de ciclones tropicales

1. ¿Cuándo y cómo decidió usted ser pronosticador de ciclones tropicales? ¿Puede describir la trayectoria de su carrera? ¿Hizo algo especial en la escuela primaria o secundaria para favorecer sus objetivos?

Comencé mi carrera como pronosticadora de ciclones tropicales en el CMRE/Centro de Ciclones Tropicales Météo-France/La Reunión hace 12 años, después de terminar mis estudios en la ENM (Ecole Nationale de la Météorologie) de Météo-France, la escuela nacional de meteorología ubicada en Toulouse, Francia. El título en meteorología requiere tres años de estudio, además de dos años de estudios universitarios o de haber obtenido la maestría en ciencias en la universidad.

Antes de pasar a la ENM, estudié en la universidad en Marsella y París, donde cursé estudios de maestría en oceanografía y meteorología. En Francia, la única forma de especializarse en meteorología consiste en obtener la licenciatura, la maestría o el título de la ENM, pero hay que escoger una trayectoria científica ya en la secundaria.

Después de finalizar la carrera y de integrarse al CMRE/CCT de La Reunión, hay que tomar un curso adicional de formación en meteorología tropical de dos semanas de duración. De allí se pasa a ser «aprendiz» de operaciones en el CMRE por varios meses. Durante este período se recibe formación y práctica adicional bajo la supervisión directa de otros meteorólogos, expertos en ciclones tropicales. La formación de un pronosticador de ciclones tropicales no se considera completa sino después de una o dos temporadas ciclónicas enteras.

2. ¿Qué proceso sigue para pronosticar los ciclones tropicales? ¿Qué herramientas utiliza? ¿Difiere su respuesta según se trate de pronosticar la trayectoria, la intensidad, el tamaño o la cantidad de lluvia?

En el CMRE de La Reunión utilizamos una potente estación de trabajo llamada SYNERGIE para elaborar nuestros pronósticos. Esta estación de trabajo visualiza y superpone todos los datos que se necesitan para trabajar, como observaciones, salida de modelos, imágenes satelitales, datos de radar, etc. El sistema incluye un módulo específico llamado SYNERGIE CYCLONE que nos permite enfocar el análisis de ciclones tropicales y las predicciones de trayectoria e intensidad. Además de poder utilizar modelos, observaciones, imágenes y trazados de trayectorias de ciclones tropicales, acabamos de implementar la capacidad de visualizar directamente los datos de los sitios web que utilizamos a diario en nuestra operaciones. Entre los muchos sitios web que utilizamos, cabe mencionar las páginas sobre ciclones tropicales de NRL, CIMSS, NOAA (QuikSCAT), AOML (calor potencial), BoM de Australia (OMJ)…

Nuestra área de responsabilidad (entre el ecuador y 40°S y la costa africana hasta 90°E) es principalmente una cuenca marítima, a excepción de la región occidental entre las costas de África y 60°E. Dependemos en gran medida de los datos satelitales. El tamaño de los sistemas y las precipitaciones con ellos asociadas no se pronostican específicamente, sino que se «observan». Cada 6 horas, cuando emitimos nuestros boletines, describimos las dimensiones del ciclón tropical en términos de vientos de 30 y 50 nudos, utilizando para eso todas las observaciones disponibles; dadas las características marítimas de nuestra cuenca, se trata principalmente de datos de dispersometría. También describimos las condiciones meteorológicas y la precipitación asociada con el sistema. Cuando está previsto que un ciclón tropical se aproxime o embista tierra firme, la sección de comentarios de nuestro boletín especifica también las regiones habitadas que pueden verse afectadas por las lluvias en las próximas 24 a 36 horas. En este caso, utilizamos los campos de pronóstico de los mejores modelos, como índices de precipitación, humedad, velocidad vertical, etc.

Pronóstico de trayectoria

Para pronosticar las trayectorias utilizamos los campos de los modelos numéricos desarrollados en distintos países y centros meteorológicos: dos de Météo-France, uno global y otro de área limitada (sobre el océano Índico sur), uno de la oficina meteorológica del R.U. (UKMO) y la media del sistema de predicción por conjuntos (EPS) y el modelo determinista del centro europeo (CEPPM/ECMWF). Desde la temporada de 2004-2005, recibimos también los «geopuntos» (es decir, las coordenadas de posición y presión al nivel del mar del ciclón tropical a intervalos de 6 o 12 horas) generados por algunos modelos numéricos de EE.UU. como JTWC, GFDN, NOGAPS, AVNO y el consenso de distintos modelos calculado en el Centro Conjunto de Alerta de Tifones (Joint Typhoon Warning Center, JTWC). Las trayectorias generadas por estos modelos se pueden visualizar en la estación de trabajo.

Utilizamos el análisis de los campos de los modelos para determinar cuál es el escenario más adecuado. Luego, dado que las estadísticas indican que el consenso de los modelos conduce a mejores resultados, calculamos un promedio de las indicaciones de los modelos elegidos para generar el pronóstico de trayectoria. Si la «filosofía» de algún modelo difiere radicalmente del modelo elegido, no lo incluimos en el cálculo del promedio.

Pronóstico de intensidad

A fin de pronosticar la intensidad necesitamos conocer el entorno actual y subsiguiente del sistema, y para esto utilizamos varias herramientas. Estudiamos los productos del CIMSS para obtener información sobre el estado del entorno actual y en algunas horas, datos como divergencia y vientos en altura, convergencia y vientos en niveles bajos, cizalladura del viento, tendencias de cizalladura, etc. Obtenemos el contenido de calor de los datos satelitales de temperatura de la superficie del mar y el calor potencial del sitio web de AOML (espesor de la isoterma de 26 °C). Evaluamos la humedad mediante las imágenes de vapor de agua y de microondas. Luego utilizamos los campos del modelo que consideramos más apto para la situación: θ’w en 700 hPa, divergencia, convergencia. Y consideramos las tendencias de los varios modelos, si profundizan o debilitan el sistema.

3. ¿Ha cambiado su proceso debido a las predicciones de los modelos por conjuntos?

Hace varios años que recibimos los datos del sistema de predicción por conjuntos (EPS), y eso ha cambiado nuestra forma de trabajar y los resultados que obtenemos. Utilizamos las predicciones por conjuntos para varios fines. En primer lugar, los utilizamos para evaluar la probabilidad de ciclogénesis en la cuenca durante los próximos 10 días. Además, empleamos el promedio de los 51 ciclos del EPS como «modelo determinista» que se puede incluir en un consenso de modelos a la hora de obtener el pronóstico de trayectoria de un ciclón tropical. Usamos la probabilidad de que el ciclón toque tierra que el ECMWF emite para cada sistema para gestionar el riesgo en la isla de La Réunion. Finalmente, estamos investigando la posibilidad de utilizar el EPS para generar conos de incertidumbre para la trayectoria pronosticada por el CMRE.

4. ¿Puede describir un día en el cual hay que pronosticar un ciclón tropical? ¿Es distinto si hay varios ciclones tropicales? ¿Es diferente si los varios sistemas están en la misma cuenca o en cuencas distintas?

Trabajamos turnos de 12 horas, ya sea de día o durante la noche. Los turnos van de las 7:00 a las 19:00, y de las 19:00 a las 7:00. Publicamos cuatro series de boletines al día, a las 00, 06, 12 y 18 UTC. Esto significa que el turno de día está a cargo de emitir los boletines de las 06 y de las 12 UTC.

Comenzamos con el cambio de turno y un estudio detallado de la situación actual. A las 08:30 hay una la reunión informativa para los empleados del centro. Inmediatamente después comienza el proceso de entrada de datos en el software que utilizamos para preparar los 6 o 7 boletines que emitiremos en inglés y francés a las 10:30 (0630 UTC). Luego informamos al servicio meteorológico local de las condiciones actuales y, si hace falta (es decir, si el ciclón tropical puede afectar las condiciones en La Reunión directa o indirectamente), les brindamos guía y directivas. Hay un período de descanso entre las 11:00 y las 12:00.

Después introducimos los datos en nuestra base de datos dedicada a la ciclogénesis y redactamos la perspectiva de tiempo tropical, tanto en inglés como en francés, que se emite a las 15:00 horas. Mientras tanto se redacta el «boletín de conexión» que nos permite mantener la información dentro del equipo y dar instrucciones para las próximos tres días al equipo de pronóstico local.

Luego preparamos las alertas siguientes, que se emiten a las 16:30. Al final de cada turno de trabajo tenemos que actualizar los archivos del día con mensajes, imágenes satelitales relevantes, etc.

Cuando haya que gestionar el riesgo en la isla de La Reunión, emitimos alertas adicionales a las 13.00 y a las 19.00 para las autoridades locales y el público y contestamos las preguntas de los medios de comunicación.

Si en algún momento se nos presentan dos ciclones tropicales, ¡tenemos el doble de trabajo! Cuando tenemos que vigilar dos sistemas y hay que administrar el riesgo que implican para la isla, otro pronosticador de ciclones tropicales asiste con el turno de trabajo. También trabajamos con personal adicional cuando hay más de dos sistemas en la cuenca.

Aunque vigilamos solo una cuenca oceánica, existe una «frontera virtual» con dos otras: el sudeste del océano Índico (la zona de responsabilidad australiana comienza en 90°E) e Indonesia (al este de 90°E y al norte de 10°S). Si un ciclón tropical llega a nuestra área de responsabilidad desde otra o viceversa, los distintos centros (Perth, Jakarta y La Reunión) administran el traspaso por correo electrónico o por teléfono.

Sección de enfoque 2: Perspectiva de los meteorólogos en el trópico »
9E2.3 Météorologique Régional Spécialisé / Centre des Cyclones Tropicaux de La Réunion, Météo-France

Entretien avec Anne-Claire Fontan, ingénieur prévisionniste cyclone

1. Comment et quand avez-vous décidé de devenir un prévisionniste cyclone? Quel a été votre cursus? Avez-vous suivi un parcours spécifique que cela soit en primaire, collège ou lycée pour atteindre votre but?

Je suis devenue ingénieur prévisionniste cyclone au CMRS/ Centre des Cyclones Tropicaux de La Réunion il y a 12 ans, une fois mes études terminées à l’ENM (Ecole Nationale de la Météorologie), l’école d’ingénieurs dédiée à la météorologie, dépendant de Météo-France, et située à Toulouse, en France. Cette école délivre un diplôme en météorologie qui nécessite trois ans d’étude ( qui viennent après deux ans de classes préparatoires aux grandes écoles ou une maîtrise de sciences de l’université). Avant l’ENM, j’ai fait mes études dans les Universités de Marseille et Paris pour obtenir un Master d’océanographie et de météorologie. En France, il n’est pas possible de se spécialiser en météorologie avant l’université et le niveau licence ou maîtrise -ou avant d’aller à l’ENM, mais il est toutefois nécessaire de choisir une filière scientifique dès le lycée.

Une fois diplômé et une fois obtenu le poste au Centre des Cyclones Tropicaux de La Réunion, il faut suivre deux formations supplémentaires; une première formation théorique de deux semaines en météorologie tropicale à l’ENM, puis une deuxième formation, opérationnelle, pendant plusieurs mois, au Centre des Cyclones. Cette période consiste à travailler avec et sous la supervision d’ingénieurs prévisionnistes cyclone expérimentés. Un prévisionniste cyclone est dit confirmé après avoir travaillé pendant une ou deux saisons cycloniques complètes.

2. Quelle(s) méthode(s) utilisez-vous pour prévoir les cyclones tropicaux (CT)? Avec quels outils travaillez-vous? Si l'on distingue les prévisions à effectuer: trajectoire, intensité, taille ou précipitations, vos réponses sont-elles différentes?

Pour élaborer les prévisions au Centre des Cyclones de La Réunion, nous utilisons une puissante station de travail appelée SYNERGIE, sur laquelle nous pouvons visualiser et superposer toutes les données dont un prévisionniste a besoin pour travailler: observations, modèles, imageries satellite, radar, etc. Cette station de travail possède un module spécifiquement dédié aux cyclones tropicaux (SYNERGIE CYCLONE), avec lequel nous travaillons pour procéder à l’analyse du système tropical et établir les prévisions de trajectoire et d’intensité. En plus des modèles, observations, images et tracé des trajectoires issues des modèles numériques …, nous avons récemment installé la visualisation directe des données des sites Internet utilisés quotidiennement en opération. Ces sites sont principalement – et donc de manière non exhaustive- les pages dédiées aux cyclones tropicaux du NRL, du CIMSS, de la NOAA (QuikSCAT), de l’AOML (pour le contenu énergétique), du BoM australien (MJO), ….

Notre zone de responsabilité (de l’équateur à 40S et des côtes africaines à 90E) est essentiellement un domaine maritime, exceptée la partie ouest du bassin, entre les côtes africaines et le 60E. Nous dépendons donc fortement des données satellitaires.

La taille et les précipitations associées aux systèmes tropicaux sont « observées », mais ne sont pas encore spécifiquement prévues. Toutes les six heures, lors de la diffusion de nos bulletins, nous décrivons la taille des systèmes via l’extension des vents à 30 nœuds et 50 nœuds, essentiellement grâce aux données des diffusiomètres (du fait du caractère maritime du bassin). Nous décrivons également le temps et donc les précipitations associées au système. Lorsqu’un système tropical est prévu approcher ou frapper une terre, la partie « commentaires » de nos bulletins spécifie de plus les zones habitées que les précipitations peuvent concerner dans les 24 à 36 prochaines heures. Pour ce faire, nous utilisons les champs prévus comme le taux de précipitation, l’humidité, la vitesse verticale, …, du meilleur modèle.

Prévision de trajectoire:

Pour élaborer nos prévisions de trajectoire, nous disposons des champs des modèles numériques développés par différents pays ou centres; deux modèles de Météo-France, un global et un à aire limitée sur l’Océan Indien Sud, le modèle anglais du Met Office, le modèle déterministe et la moyenne de la prévision d’ensemble du Centre Européen de Prévision (CEP). Depuis la saison 2004-2005, via le JTWC, nous avons également accès aux « géopoints » (i.e. position et pression minimale au centre du système tropical, toutes les 6 ou 12 heures) de quelques-uns des modèles américains comme le GFDN, le NOGAPS, le AVNO, et consensus de modèles calculés au JTWC. Les trajectoires proposées par tous ces modèles sont visualisées sur la station de travail.

Grâce à l’analyse des champs des modèles, le prévisionniste décide quel scénario est le meilleur. Par la suite, comme les statistiques tendent à montrer que les consensus de modèles mènent aux meilleurs résultats, nous moyennons les modèles choisis pour élaborer la prévision de trajectoire. Si la philosophie de certains modèles ne correspond pas à celle retenue, nous ne les incluons pas dans la moyenne.

Prévision d’intensité:

La prévision d’intensité nécessite la connaissance de l’environnement du système et son évolution. Nous utilisons pour ce faire plusieurs outils. Nous étudions les produits du site du CIMSS pour connaître l’environnement; la divergence et les vents d’altitude, la convergence et les vents de basses couches, le cisaillement vertical de vent et sa tendance, etc. Nous regardons le potentiel énergétique océanique via les températures de surface de la mer données par l’imagerie satellite et le contenu énergétique du site de l’AOML (profondeur de l’isotherme 26°C). L’humidité est évaluée grâce aux imageries vapeur d’eau et micro-onde, et nous utilisons également les champs du modèle estimé être le meilleur; θw à 700 hPa, divergence, convergence. Pour finir, nous regardons la tendance donnée par les modèles, s’ils creusent ou affaiblissent le système tropical.

3. La Prévision d'Ensemble a-t-elle changé votre méthode de travail?

Nous somme destinataires des produits de la Prévision d’Ensemble (PE) depuis plusieurs années et cela a changé notre façon de travailler et nos résultats. Nous l’utilisons à différentes fins. Tout d‘abord, la PE est utilisée pour évaluer la probabilité de cyclogenèse à 10 jours sur le bassin. Ensuite, la moyenne des 51 runs de la PE est utilisée comme un modèle déterministe et peut être incluse dans un consensus de modèles pour élaborer la prévision de trajectoire. Le panache de probabilité (« strike probabilities ») fourni par le CEP sert à la gestion du risque sur l’Ile de La Réunion. Enfin, la dernière application, toujours à l’étude, serait d’utiliser la PE pour calculer des cônes d’incertitude appliqués à la prévision de trajectoire du CMRS.

4. Comment se déroule une journée de travail lorsqu’un système tropical évolue sur le bassin? En quoi est-ce différent s’il y a plusieurs systèmes tropicaux à la fois? Suivant si les systèmes tropicaux évoluent sur le même bassin ou bien sur des bassins différents, cela fait-il une différence dans votre journée de travail?

Nous travaillons selon des tours de service de 12 heures, qui peuvent être de jour ou de nuit. Les horaires de ces tours de service sont de 07h00 à 19h00 et de 19h00 à 07h00. Nous émettons quatre séries de bulletins par jour, en français et en anglais, à 00, 06, 12 et 18Z. Nous avons donc lors d’une journée de travail, les bulletins de 06 et 12Z à élaborer et diffuser.

La journée commence avec la relève et l’étude approfondie de la situation, exposée lors d’un briefing pour le personnel du centre à 08h30. Nous enchaînons avec la saisie de données dans le logiciel avec lequel nous préparons nos 6 à 7 bulletins, qui sont diffusés en bilingue pour 10h30. Vient ensuite le briefing interne avec le service de prévision du temps local et si nécessaire (i.e. si un CT concerne directement ou indirectement le temps sur La Réunion), nous lui fournissons des directives.

Nous avons une pause entre 11.00 AM et 12.00 PM.

Après cela, nous devons remplir une base de données concernant la cyclogenèse, et débuter la rédaction du bulletin en anglais et français sur l’activité cyclonique et les conditions météorologiques du bassin (« tropical outlook »). Ce bulletin est diffusé à 03h00. Entre-temps, nous élaborons le bulletin dit de « liaison » permettant de tenir l’équipe informée des actions de la journée et de donner des instructions à l’équipe de prévision locale pour les 3 jours à venir.

Les bulletins du réseau suivant sont ensuite préparés et diffusés pour 04h30. A la fin du service, nous procédons à l’archivage des messages, des images satellitaires pertinentes, etc, de la journée.

Si jamais nous avons deux CT à gérer, c’est double travail! S’il y a deux systèmes à suivre, avec une gestion de risque sur La Réunion, un deuxième prévisionniste cyclone vient donner de l’aide. Quelqu’un vient également en renfort lorsqu’il y a trois systèmes à gérer sur le bassin.

Nous avons un seul bassin à surveiller, mais il a une frontière « virtuelle » avec deux autres zones; le sud-est de l’océan Indien (la zone de responsabilité australienne débute à 90E) et la zone de responsabilité indonésienne (est de 90 E et nord de 10S). Si jamais un CT nous arrive d’une de ces deux zones (ou vice et versa), les centres concernés (Perth, Jakarta, La Réunion) s’envoient des mels ou s’appellent pour assurer la passation de responsabilité de suivi du système.

Resumen

La observación, el análisis y el pronóstico del tiempo tropical constituyen un reto, pero los resultados siguen mejorando gracias a nuevos tipos de instrumentos (principalmente satelitales y algunos in situ), variables derivadas y herramientas que nos permiten sintetizar las observaciones y la salida de los modelos numéricos. El pronosticador agrega valor a los sistemas automatizados aplicando sus conocimientos de los sesgos del modelo, la información satelital de actualización rápida y los casos observados en el pasado. El análisis de datos satelitales es una de las destrezas principales que todo pronosticador del tiempo tropical debe desarrollar. Debido a la escasez de estaciones radar en las regiones tropicales, recurrimos a las imágenes de alta resolución generadas por los satélites geoestacionarios para producir pronósticos momentáneos de los sistemas atmosféricos de mesoescala y de escala convectiva. Los modelos no hidrostáticos de alta resolución logran generar sistemas atmosféricos convectivos realistas a muchas escalas, pero la creciente cantidad y gran variedad de tipos de datos satelitales constituyen un reto para los métodos de asimilación de datos. Las técnicas de predicción por conjuntos generan información sobre la incertidumbre de los pronósticos numéricos. Los modelos de predicción por conjuntos multimodelo (de consenso) han mejorado los pronósticos de trayectoria de los ciclones tropicales. Nuestra habilidad de predicción de la intensidad de los ciclones tropicales aún necesita mejorar, pero en la actualidad los conjuntos de modelos estadísticos y dinámicos de alta resolución brindan la mejor guía numérica. Los pronósticos intraestacionales están mejorando lo suficiente como para utilizarse como guía para la probabilidad de ciclogénesis tropical. Utilizamos varias técnicas de verificación y validación, tanto nuevas como tradicionales, para evaluar los pronósticos numéricos. A medida que aumentan nuestros conocimientos de meteorología tropical y nuestra confianza en los pronósticos numéricos, podemos anticipar mejores predicciones del tiempo en el trópico.

Apéndice A: Símbolos de datos de estación y meteorológicos

En las cartas sinópticas, los datos de las estaciones de observación en superficie se presentan en la posición geográfica correspondiente en el formato indicado en la figura 9A.1. En la derecha superior se indica la presión al nivel del mar (p. n. m.); se omiten el o los dígitos iniciales (9 o 10), de modo que «986» indica un valor de presión de 998,6 hPa; «115» corresponde a 1011,5 hPa. El círculo muestra la cobertura del cielo en octas, es decir, octavos (fig. 9A.2). Las barbas del viento representan la velocidad del viento y la dirección desde la cual sopla. Para los análisis aerológicos horizontales estándar (1000, 850, 700, 500, 300 y 200 hPa), los datos de estación indican la temperatura, el punto de rocío, la velocidad del viento y la altura geopotencial. La figura 9A.1b es un ejemplo de los datos para el nivel de 850 hPa, donde la altura geopotencial de 1564 m se indica como «564». La figura 9A.2 muestra otros símbolos meteorológicos de uso frecuente.

Modelo de estación de superficie.
Modelo de estación aerológica.
Fig. 9A.1. (a) Ejemplo de datos de estación de superficie y
(b) ejemplo de datos de estación aerológica para el nivel de 850 hPa.
Símbolos meteorológicos.
Fig. 9.A.2. Algunos símbolos meteorológicos de uso frecuente.

Preguntas de repaso

  1. Describa por lo menos dos retos particulares al pronóstico del tiempo tropical.
  2. Enumere tres tipos de mediciones puntuales.
  3. Enumere tres fuentes de error de observación.
  4. ¿Qué ventajas y debilidades tienen las observaciones satelitales en comparación con las observaciones en las estaciones meteorológicas del trópico?
  5. Describa dos ventajas y dos limitaciones de las observaciones del radar meteorológico respecto del análisis y pronóstico del tiempo tropical.
  6. ¿Por qué resulta más útil el análisis de líneas de corriente/isotacas que un análisis isobárico para pronosticar el tiempo tropical?
  7. Nombre al menos dos instrumentos (in situ o de teledetección) desarrollados para fines de investigación que se han aplicado al pronóstico del tiempo tropical desde la década de 1990.
  8. ¿Cómo ayuda al proceso de pronóstico del tiempo tropical la observación de circulaciones intraestacionales como las ondas ecuatoriales y la OMJ?
  9. Enumere los usos y las limitaciones del análisis de trayectorias para el pronóstico del tiempo tropical.
  10. Enumere tres variables que se pronostican para el tiempo marítimo tropical.
  11. Describa el uso de las imágenes radar y satelitales en el análisis de la evolución de la convección de mesoescala en el trópico.
  12. Describa al menos cuatro fuentes de error en los modelos de predicción numérica del tiempo.
  13. ¿Qué objetivo tiene la asimilación de datos?
  14. Describa los principios fundamentales representados por las «ecuaciones primitivas» empleadas en los modelos dinámicos.
  15. ¿Por qué son mejores los modelos no hidrostáticos para la predicción del tiempo tropical que los modelos hidrostáticos?
  16. Explique qué constituye una predicción de un conjunto numérico.
  17. Describa las ventajas y limitaciones de las técnicas de asimilación de datos variacionales en tres y en cuatro dimensiones (3D-VAR y 4D-VAR) y el filtro de Kalman de transformación de conjuntos.
  18. Describa tres métodos para verificar los pronósticos de los modelos numéricos, teniendo en cuenta sus fortalezas y debilidades, y dé al menos un ejemplo de su aplicación a la meteorología tropical.
  19. Enumere tres factores que se deben considerar a la hora de pronosticar el movimiento de un ciclón tropical.
  20. Enumere tres factores que se deben considerar a la hora de pronosticar el cambio de intensidad de un ciclón tropical.
  21. ¿Cuándo resultan más útiles los modelos estadísticos para la predicción de ciclones tropicales?
  22. Describa algunas de las variables físicas clave que se incluyen en los modelos estadísticos típicamente usados en el proceso de predicción de ciclones tropicales.
  23. Describa brevemente dos modelos dinámicos empleados en la predicción del movimiento de los ciclones tropicales.
  24. ¿Cuándo y por qué resultan de mayor utilidad las técnicas de predicción por conjuntos en la predicción de los ciclones tropicales?
  25. Describa dos técnicas empleadas para validar los pronósticos de movimiento o intensidad de los ciclones tropicales.
  26. Enumere las diferencias principales entre las fases activa y de interrupción del monzón sobre el norte de Australia en términos de dinámica y termodinámica.
  27. Describa las diferencias en el ciclo diurno de convección durante las fases activa y de interrupción del monzón. ¿Qué impacto tiene esta diferencia en el pronóstico de aviación en Darwin, Australia?
  28. Enumere todos los tipos de tormentas severas que pueda y al menos una característica de las radiosondas que puede alertarnos acerca de su posible severidad.
  29. Explique brevemente la causa de los períodos de monzón suprimido en el norte de Australia. ¿En qué difiere este período del período activo típico del monzón?
  30. ¿Qué papel juega la orografía en el ciclo estacional de precipitación sobre continente marítimo (SE asiático)?

Prueba

También puede tomar la prueba y enviarle los resultados a su profesor.

Esbozos biográficos

Dr. Akio Arakawa

El Dr. Akio Arakawa es un pionero de la predicción numérica del tiempo (PNT) renombrado a nivel mundial. Recibió la licenciatura en física y el doctorado en meteorología por la Universidad de Tokio en los años 1950 y 1961, respectivamente. En la década de 1950, cuando trabajaba en la Agencia Meteorológica de Japón, se inspiró en la primera simulación de la circulación general, de Norman Phillips, para desarrollar su propio modelo de la circulación atmosférica global. En 1961, Yale Mintz lo convenció a que fuera a trabajar en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) como científico visitante. En 1963 finalizaron el primer modelo de la circulación general en UCLA, que luego recibiría el nombre de modelo Mintz-Arakawa. Este fue el primer modelo global en incluir distribuciones realista de océanos y tierra firme, y de la topografía de superficie. Tras un período de dos años en el Japón, Arakawa regresó a UCLA en 1965, donde siguió integrando el cuerpo docente durante el resto de su carrera, al tiempo que lideró el desarrollo de modelos de la circulación general y los sistemas terrestres cada vez más avanzados.

Su brillante habilidad matemática y experiencia en meteorología le permitieron desarrollar métodos numéricos para representar la dinámica de fluidos, e incluso las técnicas de diferencias finitas que se publicaron por vez primera en 1966. También desarrolló robustos esquemas de representación de la convección de cúmulos y de las circulaciones a gran escala, y en 1974 colaboró con Wayne Schubert en la creación del «esquema de parametrización de cúmulos Arakawa-Schubert». Estos aportes dieron lugar a avances importantes en la predicción del tiempo tropical y el modelado del sistema tierra en general. En 1977, el Dr. Arakawa recibió la medalla Carl-Gustaf Rossby a la investigación, el máximo honor que otorga la AMS. En 1998, UCLA celebró su carrera con un simposio titulado «Modelado de la circulación general en el pasado, presente y futuro: simposio en honor de Akio Arakawa». Fue nombrado miembro honorario de la AMS y en el año 2007 la AMS celebró un simposio en su honor. En 2008 recibió el premio Dickson de UCLA. En 2010 recibió la medalla Vilhelm Bjerknes de la Unión Europea de Geociencias en reconocimiento de sus contribuciones pioneras y fundamentales no solo al modelado numérico en las ciencias atmosféricas, sino a la dinámica de fluidos general en geofísica. Aunque se ha jubilado, sigue involucrándose en el trabajo constante de afinar los modelos globales, incluidos los modelos climáticos. Se le reconoce ampliamente como un auténtico mito viviente.

Benito Viñes (1837-1893)

El padre Benito Viñes, apodado cariñosamente «padre huracán», sentó las bases de las modernas redes de observación y de alerta de huracanes. Fue el director del Observatorio Meteorológico, Magnético y Sísmico del Real Colegio de Belén de la Compañía de Jesús en La Habana desde 1870 hasta 1893, el año de su muerte. El Padre Viñes nació en Poboleda (España), donde también recibió instrucción en física, y llegó a Cuba después de haber pasado una temporada en Francia. Allí organizó centenares de observadores para que vigilaran las condiciones meteorológicas junto a la costa de Cuba, lo cual constituyó la primera red de observación capaz de distribuir alertas de huracanes, primero a caballo y más tarde por telégrafo. Sus meticulosas observaciones del tiempo en la superficie, del movimiento de las nubes, de las marejadas y de las condiciones después de las tormentas le permitieron desarrollar un modelo conceptual bastante exacto de la estructura tridimensional de los huracanes. Sus observaciones del movimiento de las nubes y de las marejadas también le permitieron elaborar una técnica para determinar el centro de los huracanes. Se hizo famoso por sus pronósticos pioneros del movimiento de los huracanes basados en el movimiento de las corrientes de salida de las nubes altas provenientes del centro de las tormentas tropicales. En septiembre de 1875 emitió su primera predicción impresa y pronosticó correctamente la llegada a tierra de un intenso huracán que azotó el sur de la isla de Cuba. Gracias a otras predicciones exitosas ese mismo año y en años posteriores, Viñes logró que algunas empresas privadas financiaran el establecimiento de una serie de estaciones de observación y un servicio de mensajes gratis a través las compañías de telégrafo y de ferrocarriles. En 1877 publicó Apuntes Relativos A Los Huracanes De Las Antillas, famoso libro que llegó a representar la norma como recurso de capacitación para marineros y otras personas interesadas en el tema. Su informe técnico Investigaciones Relativas a la Circulación y Traslación Ciclónica en los Huracanes de las Antillas, enviado apenas tres días antes de su muerte, llegó póstumamente a la agencia meteorológica de Estados Unidos.

Agradecemos a Patrick Fitzpatrick por compartir con nosotros la información biográfica originalmente publicada en su libro Hurricanes: a reference handbook, 2a edición, Contemporary World Issues, ABC CLIO, 412 págs., 2006.

Referencias bibliográficas

1. Tompkins, A. M., A. Diongue-Niang, D. J. Parker y C. D. Thorncroft, 2005: The African easterly jet in the ECMWF Integrated Forecast System: 4D-Var analysis. Quart. J. Roy. Meteor. Soc., 131, 2861-2885.
2. Daley, R., 1993: Atmospheric data analysis. Cambridge University Press, 457.
3. World Meteorological Organization (WMO), 2008: Guide to meteorological instruments and methods of observation. 7a ed., WMO-No. 8, Ginebra, Suiza. [Disponible en http://www.wmo.int/pages/prog/www/IMOP/publications/CIMO-Guide/CIMO_Guide-7th_Edition-2008.html].
4. --2003: Manual del Sistema Mundial de Observación. WMO-No. 544, Ginebra, Suiza. [La versión en inglés está disponible en http://www.wmo.int/pages/prog/www/OSY/Manuals_GOS.html].
5. Parker, D. J., A. Fink, S. Janicot, J. Ngamini, M. Douglas, E. Afiesimama, A. Agusti-Panareda, A. Beljaars, F. Dide, A. Diedhiou, T. Lebel, J. Polcher, J. Redelsperger, C. Thorncroft y G. Ato Wilson, 2008: The AMMA Radiosonde Program and its implications for the future of atmospheric monitoring over Africa. Bull. Amer. Meteor. Soc., 89, 1015-1027.
6. Rappaport, E. N., R. D. Knabb, C. W. Landsea, M. Mainelli, M. Mayfield, C. J. McAdie, R. J. Pasch, C. Sisko, S. R. Stewart, A. N. Tribble, J. L. Franklin, L. A. Avila, S. R. Baig, J. L. Beven II, E. S. Blake, C. A. Burr, J. Jiing y C. A. Juckins, 2009: Advances and challenges at the National Hurricane Center. Wea. Forecasting, 24, 395-419.
7. Caribbean Meteorological Organization, Caribbean Radar Network Project. [Disponible en http://www.cmo.org.tt/Projects.htm].
8. Koh, T., C. Teo, 2009: Toward a mesoscale observation network in southeast Asia. Bull. Amer. Meteor. Soc., 90, 481-488.
9. World Meteorological Organization, 1995: Manual de claves, WMO-No. 306, Ginebra, Suiza. [Disponible en http://observacion-atmosfera.at.fcen.uba.ar/practicas/WMO306_Vol_I.1_2010_es.pdf].
10. Karbou, F., F. Rabier, J. P. Lafore y J. Redelsperger, 2009: Global 4D-Var assimilation and forecast experiments using AMSU observations over land. Part II: Impact of assimilating surface sensitive channels on the African Monsoon during AMMA. Wea. Forecasting, 25, 20-36.
11. Marshall, J., J. Jung, J. Derber, M. Chahine, R. Treadon, S. Lord, M. Goldberg, W. Wolf, H. Liu, J. Joiner, J. Woollen, R. Todling, P. van Delst e Y. Tahara, 2006: Improving global analysis and gorecasting with AIRS. Bull. Amer. Meteor. Soc., 87, 891-894.
12. Reale, O., W. K. Lau, J. Susskind, E. Brin, E. Liu, L. P. Riishojgaard, M. Fuentes y R. Rosenberg, 2009: AIRS impact on the analysis and forecast track of tropical cyclone Nargis in a global data assimilation and forecasting system. Geophys. Res. Lett., 36.
13. Zapotocny, T., J. Jung, J. Le Marshall y R. Treadon, 2007: A Two-season impact study of satellite and in situ data in the NCEP global data assimilation system. Wea. Forecasting, 22, 887-909.
14. World Meteorological Organization, 2009: Classification of surface observing stations within WIGOS: Classification for performance characteristics. WMO Commission for Instruments and Methods of Observation. [https://www.wmo.int/pages/prog/www/IMOP/meetings/WIGOS-PP-3/DocPlan.html. (comprobado el 19 de enero de 2016).
15. Daly, C., W. P. Gibson, G. H. Taylor, M. K. Doggett y J. I. Smith, 2007: Observer bias in daily precipitation measurements at United States cooperative network stations. Bull. Amer. Meteor. Soc., 88, 899-912.
16. Wang, J., H. J. Cole, D. J. Carlson, E. R. Miller, K. Beierle, A. Paukkunen y T. K. Laine, 2002: Corrections of the humidity measurement error from the Vaisala RS80 radiosonde—Application to TOGA COARE data. J. Atmos. Ocean. Tech., 19, 981-1002.
17. Bock, O., M. -. Bouin, A. Walpersdorf, J. P. Lafore, S. Janicot, F. Guichard y A. Agusti-Panareda, 2007: Comparison of ground-based GPS precipitable water vapour to independent observations and NWP model reanalyses over Africa. Quart. J. Roy. Meteor. Soc., 133, 2011-2027.
18. Nuret, M., J. Lafore, O. Bock, F. Guichard, A. Agusti-Panareda, J. N'Gamini y J. Redelsperger, 2008: Correction of humidity bias for Vaisala RS80-A sondes during the AMMA 2006 observing period. J. Atmos. Ocean. Tech., 25, 2152-2158.
19. Uccillini, L. W., S. F. Corfidi, N. W. Junker, P. J. Kocin y D. A. Olson, 1992: Report on the surface analysis workshop at the National Meteorological Center 25-28 March 1991. Bull. Amer. Meteor. Soc., 73, 459-471.
20. Associated Press, 2001: Floods’ damages at $146 million. [Disponible en http://www.puertorico-herald.org/issues/2001/vol5n19/Media1-en.html].
21. Bringi, V., V. Chandrasekar, 2001: Polarimetric Doppler Weather Radar Principles and Applications. Cambridge University Press, 636 págs.
22. Ryzhkov, A., S. Giangrande y T. Schuur, 2003: Rainfall estimation with a polarimetric prototype of the operational WSR-88D radar (2003 - 31Radar). 31. AMS Int. Conf. on Radar Meteorology, Seattle, WA (USA), 5-12 Aug 2003, Vol. 31, American Meteorological Society.
23. Laing, A. G., 2004: Cases of heavy precipitation and flash floods in the Caribbean during El Nino winters. J. Hydrometeor., 5, 577-594.
24. Vincent, D. G., 1994: The South Pacific Convergence Zone (SPCZ): A review. Mon. Wea. Rev., 122, 1949-1970.
25. Streten, N. A., 1973: Some characteristics of satellite-observed bands of persistent cloudiness over the southern hemisphere. Mon. Wea. Rev., 101, 486-495.
26. Yasunari, T., 1977: Stationary waves in the Southern Hemisphere mid-latitude zone revealed from average brightness charts. J. Meteor. Soc. Japan, 55, 274-285.
27. Kodama, Y., 1992: Large-scale common features of subtropical precipitation zones (the Bai-u frontal zone, the SPCZ, and the SACZ). Part I: Characteristics of subtropical frontal zones. J. Meteor. Soc. Japan, 70, 813-836.
28. Kodama, Y., 1993: Large-scale common features of the subtropical precipitation zones (the Baiu Frontal Zone, the SPCZ and the SACZ). Part 2: Conditions of the circulation for generating the STCZs. J. Meteor. Soc. Japan, 71, 581-609.
29. Madden, R., P. Julian, 1971: Detection of a 40-50 day oscillation in the zonal wind in the tropical Pacific. J. Atmos. Sci., 28, 702-708.
30. Madden, R., P. R. Julian, 1972: Description of global scale circulation cells in the tropics with 40–50 day period. J. Atmos. Sci., 29, 1109-1123.
31. Gottschalck, J., Q. Zhang, W. Wang, M. L'Heureux y P. Peng, MJO monitoring and assessment at the climate prediction center and initial impressions of the CFS as an MJO forecast tool. [Disponible en http://www.weather.gov/ost/climate/STIP/CTB-COLA/Jon_042308.htm].
32. Waliser, D. E., M. W. Moncrieff, 2008: The Year of Tropical Convection (YOTC) science plan: A joint WCRP - WWRP/THORPEX International Initiative.
33. Leroy, A., M. C. Wheeler, 2008: Statistical prediction of weekly tropical cyclone activity in the southern hemisphere. Mon. Wea. Rev., 136, 3637-3654.
34. Wheeler, M., K. Weickmann, 2001: Real-time monitoring and prediction of modes of coherent synoptic to intraseasonal tropical variability. Mon. Wea. Rev., 129, 2677-2694.
35. Sadler, J. C., 1967: The tropical upper tropospheric trough as a secondary source of typhoons and a primary source of trade-wind disturbances. HIG-67-12 and AFCRL-67-0203, 44-Hawaii Institute of Geophysics, University of Hawaii.
36. Sadler, J. C., 1976: A role of the tropical upper tropospheric trough in early season typhoon development. Mon. Wea. Rev., 104, 1266-1278.
37. Krishnamurti, T. N., M. Kanamitsu, R. Godbole, C. B. Chang, F. Carr y J. H. Chow, 1975: Study of a monsoon depression (I). Synoptic structure. J. Meteor. Soc. Japan, 53, 227-239.
38. Sikka, D., 1977: Some aspects of the life history, structure, and movement of monsoon depressions. Pure Appl. Geophys., 115, 1501-1529.
39. Todd, M., R. Washington, 1999: Circulation anomalies associated with tropical-temperate troughs in southern Africa and the south west Indian Ocean. Climate Dyn., 15, 937-951.
40. Kodama, K. R., S. Businger, 1998: Weather and forecasting challenges in the pacific region of the National Weather Service. Wea. Forecasting, 13, 523-546.
41. Morrison, I., S. Businger, 2001: Synoptic structure and evolution of a Kona Low. Wea. Forecasting, 16, 81-98.
42. Caruso, S., S. Businger, 2006: Synoptic climatology of subtropical cyclogenesis. Wea. Forecasting, 20, 193-205.
43. Douglas, M. W., 1992: Structure and dynamics of two monsoon depressions. Part I: Observed structure. Mon. Wea. Rev., 120, 1524-1547.
44. Chen, T., S. Weng, 1999: Interannual and intraseasonal variations in monsoon depressions and their westward-propagating predecessors. Mon. Wea. Rev., 127, 1005-1020.
45. Garcia, O., L. Bosart y G. DiMego, 1978: On the nature of the winter season rainfall in the Dominican Republic. Mon. Wea. Rev., 106, 961-982.
46. Garcia, O., 1997: Impacts of ENSO on Cuba. Proc. Contribution to “A Systems Approach to ENSO,” A Colloquium on El Niño–Southern Oscillation (ENSO): Atmospheric, Oceanic, Societal, Environmental, and Policy Perspectives, Boulder, CO, NCAR.
47. Giannini, A., Y. Kushnir y M. A. Cane, 2000: Interannual variability of Caribbean rainfall, ENSO, and the Atlantic Ocean. J. Climate, 13, 297-311.
48. Wiin-Nielsen, A., 1991: The birth of numerical weather prediction. Tellus. Series A-B, Stockholm, Sweden, 43A-B, 36-52.
49. Zhu, Z., J. Thuburn, B. J. Hoskins y P. H. Haynes, 1992: A vertical finite-difference scheme based on a hybrid s-y-p coordinate. Mon. Wea. Rev., 120, 851-862.
50. Kain, J. S., S. J. Weiss, D. R. Bright, M. E. Baldwin, J. J. Levit, G. W. Carbin, C. S. Schwartz, M. L. Weisman, K. K. Droegemeier, D. B. Weber y K. W. Thomas, 2008: Some practical considerations regarding horizontal resolution in the first generation of operational convection-allowing NWP. Wea. Forecasting, 23, 931-952.
51. Warner, T. T., R. A. Peterson y R. E. Treadon, 1997: A tutorial on lateral boundary conditions as a basic and potentially serious limitation to regional numerical weather prediction. Bull. Amer. Meteor. Soc., 78, 2599-2617.
52. Reynolds, R. W., T. M. Smith, 1994: Improved global sea surface temperature analyses using optimum interpolation. J. Climate, 7, 929-948.
53. Tolman, H. L., D. Chalikov, 1996: Source terms in a third-generation wind wave model. J. Phys. Oceanogr., 26, 2497-2518.
54. Parrish, D. F., J. C. Derber, 1992: The National Meteorological Center’s spectral statistical interpolation analysis system. Mon. Wea. Rev., 120, 1747-1763.
55. Courtier, P., E. Andersson, W. Heckley, J. Pailleux, D. Vasiljevic, M. Hamrud, A. Hollingsworth, F. Rabier y M. Fisher, 1998: The ECMWF implementation of three-dimensional variational assimilation (3D-Var). Part I: Formulation. Quart. J. Roy. Meteor. Soc., 124, 1783-1807.
56. Gauthier, P., C. Charette, L. Fillion, P. Koclas y S. Laroche, 1999: Implementation of a 3D variational data assimilation system at the Canadian Meteorological Centre. Part I: The global analysis. Atmosphere-Ocean, 37, 103-156.
57. Talagrand, O., P. Courtier, 1987: Variational assimilation of meteorological observations with the adjoint vorticity equation, Pt. 1, theory. Quart. J. Roy. Meteor. Soc., 113, 1311-1328.
58. Zou, X., F. Vandenberghe, M. Pndeca e Y. -. Kuo, 1997: Introduction to Adjoint Techniques and the MM5 Adjoint Modeling System. NCAR Tech. Note, NCAR, TN-435+STR, 110 [Se puede solicitar a NCAR, P.O. Box 3000, Boulder, CO 80307-3000.].
59. Kalnay, E., H. Li, T. Miyosho, S. Yang y J. Ballabrera-Poy, 2007: 4-D-Var or ensemble Kalman filter? Tellus (Dyn. Meteor. Oceanogr.), 59, 758-773.
60. Lee, M., D. Lee, 2003: An application of a weakly constrained 4DVAR to satellite data assimilation and heavy rainfall simulation. Mon. Wea. Rev., 131, 2151-2176.
61. Bormann, N., J. Thepaut, 2004: Impact of MODIS polar winds in ECMWF's 4DVAR data assimilation system. Mon. Wea. Rev., 132, 929-940.
62. Lorenz, E. N., 1969: The predictability of a flow which possesses many scales of motion. Tellus, 21, 289-307.
63. Lilly, D. K., 1990: Numerical prediction of thunderstorms—Has its time come? Quart. J. Roy. Meteor. Soc., 116, 779-798.
64. Hall, T., H. E. Brooks y C. A. Doswell III, 1999: Precipitation forecasting using a neural network. Wea. Forecasting, 14, 338-345.
65. Ganguly, A., R. Bras, 2003: Distributed quantitative precipitation forecasting using information from radar and numerical weather prediction models. J. Hydrometeor., 4, 1168-1180.
66. Ramirez, M., N. J. Ferreira y H. F. de Campos Velho, 2006: Linear and nonlinear statistical downscaling for rRainfall forecasting over southeastern Brazil. Wea. Forecasting, 21, 969-989.
67. Dahamasheh, A., A. Hafzullah, 2009: Artificial neural network models for forecasting intermittent monthly precipitation in arid regiones. Meteor. Applications, 16, 325-337.
68. Toth, Z., E. Kalnay, 1993: Ensemble forecasting at NMC: the generation of perturbations. Bull. Amer. Meteor. Soc., 74, 2317-2330.
69. Toth, Z., E. Kalnay, S. M. Tracton, R. Wobus y J. Irwin, 1997: A synoptic evaluation of the NCEP ensemble. Wea. Forecasting, 12, 140-153.
70. Molteni, F., T. Buizza, N. Palmer y T. Petroliagis, 1996: The ECMWF ensemble system: Methodology and validation. Quart. J. Roy. Meteor. Soc., 122, 73-119.
71. Kobayashi, C., K. Yoshimatsu, S. Maeda y K. Takano, 1996: Dynamical one-month forecasting at JMA. Proc. Preprints, 11th Conf. on Numerical Weather Prediction, Norfolk, VA, Amer. Meteor. Soc., 13-14.
72. Rennick, M. A., 1995: The Ensemble Forecast System (EFS). Models Department Tech. Note, 2-95, 19-from Models Department, Fleet Numerical Meteorology and Oceanography Center, 7 Grace Hopper Ave., Monterey, CA 93943.
73. Toth, Z., Y. Zhu y T. Marchok, 2001: The ability of ensembles to distinguish between forecasts with small and large uncertainty. Wea. Forecasting, 16, 436-477.
74. Du, J., J. S. Tracton, 2001: Implementation of a real-time short-range ensemble forecasting system at NCEP: an update. Proc. 9th Conference on Mesoscale Processes, Ft. Lauderdale, FL, Amer. Meteor. Soc. [Disponible en http://www.emc.ncep.noaa.gov/mmb/SREF/reference.html, 355-356].
75. Du, J., G. DiMego, Z. Toth, D. Jovic, J. Zhou, J. Zhu, J. Wang y H. Juang, 2009: Recent upgrade of NCEP short-range ensemble forecast (SREF) system. Proc. 23rd Conference on Weather Analysis and Forecasting/19th Conference on Numerical Weather Prediction, Amer. Meteor. Soc. [Disponible en http://ams.confex.com/ams/pdfpapers/153264.pdf].
76. Park, Y., R. Buizza y M. Leutbecher, 2008: TIGGE: Preliminary results on comparing and combining ensembles. Quart. J. Roy. Meteor. Soc., 134, 2029-2050.
77. Houtekamer, P., H. Mitchell, G. Pellerin, M. Buehner, M. Charron, L. Spacek y B. Hansen, 2005: Atmospheric data assimilation with an ensemble Kalman filter: Results with real observations. Mon. Wea. Rev., 133, 604-620.
78. Tippett, M., J. Anderson, C. Bishop, T. Hamill y J. Whitaker, 2003: Ensemble square root filters. Mon. Wea. Rev., 131, 1485-1490.
79. Bishop, C. H., B. J. Etherton y S. J. Majumdar, 2001: Adaptive sampling with the ensemble transform Kalman filter. Part I: Theoretical aspects. Mon. Wea. Rev., 129, 420-436.
80. Etherton, B. J., S. Aberson, 2005: Ensemble based data assimilation of observations of Hurricane Humberto (2005 - 9IOASAOLS). 9. AMS Symp. on Integrated Observing and Assimilation Systems for Atmosphere, Oceans, and Land Surface, San Diego, CA (USA), 8-14 Jan 2005, Vol. 9, American Meteorological Society.
81. Lorenc, A. C., 2003: The potential of the ensemble Kalman filter for NWP - a comparison with 4D-Var. Quart. J. Roy. Meteor. Soc., 129, 3183-3203.
84. Arakawa, A., 2004: The cumulus parameterization problem: Past, present, and future. J. Climate, 17, 2493-2525.
82. Wang, X., D. M. Barker, C. Snyder y T. M. Hamill, 2008: A hybrid ETKF-3DVAR data assimilation scheme for the WRF model. Part I: Observing system simulation experiment. Mon. Wea. Rev., 136, 5116-5131.
83. Molinari, J., M. Dudek, 1992: Parameterization of convective precipitation in mesoscale numerical models: a critical review. Mon. Wea. Rev., 120, 326-344.
85. Gallus, W. A., Jr, 1999: Eta simulations of three extreme precipitation events: Sensitivity to resolution and convective parameterization. Wea. Forecasting, 14, 405-426.
86. Davis, C. A., K. W. Manning, R. E. Carbone, S. B. Trier y J. D. Tuttle, 2003: Coherence of warm-season continental rainfall in numerical weather prediction models. Mon. Wea. Rev., 131, 2667-2679.
87. Bukovsky, M. S., J. S. Kain y M. E. Baldwin, 2006: Bowing convective systems in a popular operational model: Are they for real? Wea. Forecasting, 21, 307-324.
88. Betts, A. K., M. J. Miller, 1986: A new convective adjustment scheme. Part II: Single column tests using GATE wave, BOMEX, ATEX and Arctic air-mass data sets. Quart. J. Roy. Meteor. Soc., 112, 693-709.
89. Kain, J. S., J. M. Fritsch, 1990: A one-dimensional entraining/detraining plume model and its application in convective parameterization. J. Atmos. Sci., 47, 2784-2802.
90. Weisman, M. L., W. C. Skamarock y J. B. Klemp, 1997: The resolution dependence of explicitly modeled convective systems. Mon. Wea. Rev., 125, 527-548.
91. Speer, M., L. Leslie, 2002: The prediction of two cases of severe convection: Implications for forecast guidance. Meteor. Atmos. Phys., 80, 165-175.
92. Done, J., C. A. Davis y M. Weisman, 2004: The next generation of NWP: Explicit forecasts of convection using the weather research and forecasting (WRF) model. Atmos. Sci. Lett., 5, 110-117.
93. Grabowski, W. W., X. Wu y M. W. Moncrieff, 1996: Cloud-resolving modeling of tropical cloud systems during Phase III of GATE. Part I: Two-dimensional experiments. J. Atmos. Sci., 53, 3684-3709.
94. Lawrence, M. B., B. M. Mayfield, L. A. Avila, R. J. Pasch y E. N. Rappaport, 1998: Atlantic hurricane season of 1995. Mon. Wea. Rev., 126, 1124-1151.
95. Merrill, R. T., 1988: Environmental influences on hurricane intensification. J. Atmos. Sci., 45, 1678-1687.
96. Velden, C. S., L. M. Leslie, 1991: The basic relationship between tropical cyclone intensity and the depth of the environmental steering layer in the Australian region. Wea. Forecasting, 6, 244-253.
97. Pasch, R. J., J. Schauer Clark, 2009: Technical summary of the National Hurricane Center track and intensity models. [Disponible en http://www.nhc.noaa.gov/modelsummary.shtml].
98. DeMaria, M., M. Mainelli, L. K. Shay, J. A. Knaff y J. Kaplan, 2005: Further improvements to the statistical hurricane intensity prediction scheme (SHIPS). Wea. Forecasting, 20, 531-543.
99. Buizza, R., 2000: Chaos and weather prediction. [Disponible en http://www.ecmwf.int/en/elibrary/8425-chaos-and-weather-prediction].
100. Buizza, R., T. N. Palmer, 1995: The singular-vector structure of the atmospheric global circulation. J. Atmos. Sci., 52, 1434-1456.
101. Barkmeijer, J., R. Buizza, T. N. Palmer, K. Puri y J. -. Mahfouf, 2001: Tropical singular vectors computed with linearized diabatic physics. Quart. J. Roy. Meteor. Soc., 127, 685-708.
102. Jeffries, R. A., E. J. Fukada, 2002: Consensus approach to track forecasting. Proc. Extended Abstracts, Fifth Int. Workshop on Tropical Cyclones, Cairns, Australia, World Meteorological Organization, TP3.2.
103. Elsberry, R. L., J. R. Hughes y M. A. Boothe, 2008: Weighted position and motion vector consensus of tropical cyclone track prediction in the western north Pacific. Mon. Wea. Rev., 136, 2478-2487.
104. Beven, J. L.,II, L. A. Avila, E. S. Blake, D. P. Brown, J. L. Franklin, R. D. Knabb, R. J. Pasch, J. R. Rhome y S. R. Stewart, 2008: Atlantic hurricane season of 2005. Mon. Wea. Rev., 136, 1109-1173.
105. Goerss, J. S., 2007: Prediction of consensus tropical cyclone track forecast error. Mon. Wea. Rev., 135, 1985-1993.
106. Stanski, H. R., L. J. Wilson y W. R. Burrows, 1989: Survey of common verification methods in meteorology. World Weather Watch Tech. Rept. WMO, Geneva, No. 8, WMO/TD No.358, 144.
107. von Storch, H., F. W. Zwiers, 1999: Statistical analysis in climate research. Cambridge University Press, 484.
108. Jolliffe, I. T., 2003: Forecast verification. A practitioner's guide in atmospheric science. Wiley and Sons Ltd, 240 págs.
109. Wilks, D. S., 2006: Statistical methods in the atmospheric sciences. 2nd ed. International Geophysics Series, Vol. 59, Academic Press, 627 págs.
110. World Meteorological Organization WWRP/WGNE Joint Working Group on Forecast Verification Research, 2009: Forecast verification - issues, methods and FAQ. [Disponible en http://www.cawcr.gov.au/projects/verification/].
111. Jolliffe, I. T., N. Jolliffe, 1997: Assessment of descriptive weather forecasts. Weather, 52, 391-396.
112. Jolliffe, I. T., 2003: How do I verify worded forecasts?
113. Tuleya, R. E., M. DeMaria y R. J. Kuligowski, 2007: Evaluation of GFDL and simple statistical model rainfall forecasts for U.S. landfalling tropical storms. Wea. Forecasting, 22, 56-70.
114. Ebert, E. E., J. L. McBride, 2000: Verification of precipitation in weather systems: determination of systematic errors. J. Hydrol. (Amst.), 239, 179-202.
115. Roberts, N. M., H. W. Lean, 2008: Scale-selective verification of rainfall accumulations from high-resolution forecasts of convective events. Mon. Wea. Rev., 136, 78-97.
116. Talagrand, O., R. Vautard y B. Strauss, 1997: Evaluation of probabilistic prediction systems. Proc. Proceedings, ECMWF Workshop on Predictability.
117. Hamill, T. M., 2001: Interpretation of rank histograms for verifying ensemble forecasts. Mon. Wea. Rev., 129, 550-560.
118. Hewson, T., 2007: The concept of 'Deterministic limit'. Proc. 3rd Intl. Verification Methods Workshop, Reading, UK.
119. Stephenson, D. B., B. Casati, C. A. T. Ferro y C. A. Wilson, 2008: The extreme dependency score: a non-vanishing measure for forecasts of rare events. Meteor. Appl., 15, 41-50.
120. Puri, K., J. Barkmeijer y T. N. Palmer, 2001: Ensemble prediction of tropical cyclones using targeted diabatic singular vectors. Quart. J. Roy. Meteor. Soc., 127, 709-731.
121. Veren, D., J. L. Evans, S. Jones y F. Chiaromonte, 2009: Novel metrics for evaluation of ensemble forecasts of tropical cyclone structure. Mon. Wea. Rev., 137, 2830-2850.
122. Anwender, D., P. A. Harr y S. C. Jones, 2008: Predictability associated with the downstream impacts of the extratropical transition of tropical cyclones: Case studies. Mon. Wea. Rev., 136, 3226-3247.
123. Harr, P. A., D. Anwender y S. C. Jones, 2008: Predictability associated with the downstream impacts of the extratropical transition of tropical cyclones: Methodology and a case study of Typhoon Nabi (2005). Mon. Wea. Rev., 136, 3205-3225.
124. Trenberth, K. E., D. P. Stepaniak y J. M. Caron, 2000: The global monsoon as seen through the divergent atmospheric circulation. J. Climate, 13, 3969-3993.
125. Webster, P. J., V. O. Magana, T. N. Palmer, J. Shukla, R. A. Tomas, M. Yanai y T. Yasunari, 1998: Monsoons: Processes, predictability, and the prospects for prediction. J. Geophys. Res., 103, 14451-14510.
126. Krishnan, R., C. Zhang y M. Sugi, 2000: Dynamics of breaks in the Indian summer monsoon. J. Atmos. Sci., 57, 1354-1372.
127. Webster, P. J., 2005: The Hadley Circulation: Present, Past and Future. The Elementary Hadley Circulation, H. F. Diaz and R. S. Bradley, Eds., Kluwer Academic Publishers, 9-60.
128. Lindzen, R. S., A. V. Hou, 1988: Hadley circulations for zonally averaged heating centered off the equator. J. Atmos. Sci., 45, 2416-2427.
129. Yano, J., J. L. McBride, 1998: An aquaplanet monsoon. J. Atmos. Sci., 55, 1373-1399.
130. Pope, M., C. Jakob y M. J. Reeder, 2008: Convective systems of the North Australian Monsoon. J. Climate, 21, 5091-5112.
131. May, P. T., J. H. Mather, G. Vaughan, C. Jakob, G. M. McFarquhar, K. N. Bower y G. G. Mace, 2008: The tropical warm pool international cloud experiment. Bull. Amer. Meteor. Soc., 89, 629-645.
132. Troup, A. J., 1961: Variations in the upper troposphere associated with the onset of the Australian summer monsoon. Indian J. Meteor. Geophys., 12, 217-230.
133. Hendon, H. H., N. E. Davidson y B. Gunn, 1989: Australian summer monsoon onset during AMEX 1987. Mon. Wea. Rev., 117, 370-390.
134. McBride, J. L., B. Gunn, G. Holland, T. Keenan, N. Davidson y W. M. Frank, 1989: Time series of total heating and moistening over the Gulf of Carpentaria radiosonde array during AMEX. Mon. Wea. Rev., 117, 2701-2713.
135. Wheeler, M. C., H. H. Hendon, 2004: An all-season real-time multivariate MJO index: Development of an index for monitoring and prediction. Mon. Wea. Rev., 132, 1917-1932.
136. Wheeler, M. C., J. L. McBride, 2005: Australian-Indonesian monsoon. Intraseasonal variability in the atmosphere-ocean climate system, Springer-Verlag (Heidelberg), 125-173 págs.
137. Davidson, N. E., K. J. Tory, M. J. Reeder y W. Drosdowsky, 2007: Extratropical–tropical interaction during onset of the Australian monsoon: Reanalysis diagnostics and idealized dry simulations. J. Atmos. Sci., 64, 3475-3498.
138. Wheeler, M., G. N. Kiladis y P. J. Webster, 2000: Large-scale dynamical fields associated with convectively coupled equatorial waves. J. Atmos. Sci., 57, 613-640.
139. Drosdowsky, W., 1996: Variability of the Australian summer monsoon at Darwin: 1957-1992. J. Climate, 9, 85-96.
140. Keenan, T., R. Carbone, 1992: A preliminary morphology of precipitation systems in tropical northern Australia. Quart. J. Roy. Meteor. Soc., 118, 283-326.
141. Pope, M., C. Jakob y M. J. Reeder, 2009: Regimes of the north Australian wet season. J. Climate, 22, 6699-6715.
142. McBride, J. L., W. M. Frank, 1999: Relationships between stability and monsoon convection. J. Atmos. Sci., 56, 24-36.
143. Miller, D., J. M. Fritsch, 1991: Mesoscale Convective Complexes in the western Pacific region. Mon. Wea. Rev., 119, 2978-2992.
144. Chappel, L-C. y B.N. Hanstrum, 1998: A severe dry microburst over central Australia. Colleged papers of severe storms in Australia. 6th Australian Severe Storms Conference, Bureau of Meteorology, Western Australia, August 1998.
145. Wilson, J. W., R. E. Carbone, J. D. Tuttle y T. D. Keenan, 2001: Tropical island convection in the absence of significant topography. Part II: Nowcasting storm evolution. Mon. Wea. Rev., 129, 1637-1655.
146. Carbone, R. E., J. W. Wilson, T. D. Keenan y J. M. Hacker, 2000: Tropical island convection in the absence of significant topography. Part I: Life cycle of diurnally forced convection. Mon. Wea. Rev., 128, 3459-3480.
147. Chang, C., Z. Wang, J. McBride y C. Liu, 2005: Annual cycle of southeast Asia-maritime continent rainfall and the asymmetric monsoon transition. J. Climate, 18, 287-301.
148. Haylock, M., J. McBride, 2001: Spatial coherence and predictability of Indonesian wet season rainfall. J. Climate, 14, 3882-3887.