Las brisas de ladera ascendentes (anabáticas) y descendentes (catabáticas) son componentes de un patrón local y diurno de circulación del viento en las zonas montañosas que se observa con frecuencia en las pendientes de las montañas. El desarrollo de estas brisas se ve favorecido bajo condiciones de gradiente de presión débil en la escala sinóptica. Los principales problemas relacionados con las brisas de ladera que hay que considerar en el pronóstico son vientos racheados en superficie y condiciones levemente turbulentas sobre regiones extensas, convección en las cumbres durante el día y niebla de valle por la noche.
La formación e intensidad de las brisas de ladera ascendentes y descendentes depende del contraste en la temperatura del suelo provocado por del calentamiento diurno y el enfriamiento nocturno. El calentamiento y enfriamiento se intensifican cuando el cielo está despejado y el suelo está seco. La orientación de la ladera de una montaña con respecto al Sol y a la dirección del flujo sinóptico predominante también influyen en la intensidad y el desarrollo de las brisas de valle y de montaña. Por ejemplo, en el hemisferio norte las brisas ascendentes tienden a ser más fuertes en la ladera sur de las montañas, mientras que en las laderas al norte los vientos tienden a ser más débiles o inexistentes. Por lo contrario, en el hemisferio sur las brisas ascendentes tienden a ser más fuertes sobre la ladera norte, y más débiles o inexistentes en la ladera sur.
diurnal (diurno). Diario, relativo a las acciones que se realizan en el curso de un día de calendario y suelen ocurrir nuevamente cada día de calendario (por ejemplo, la temperatura diurna aumenta durante el día y disminuye por la noche).
Normalmente, en las montañas los vientos anabáticos locales comienzan a soplar cuando el sol matutino calienta las laderas este y sur (hemisferio norte) o norte (hemisferio sur). El aire sobre las pendientes también se calienta y empieza a elevarse, lo cual provoca una brisa de ladera que sube por la montaña. Para compensar el aire ascendente, en el valle se produce subsidencia. Observe que los vientos catabáticos (descendentes) pueden seguir soplando durante bastante tiempo después del amanecer en las pendientes sombreadas al oeste de las montañas.
Si temprano por la mañana hay nubosidad o niebla en el valle, típicamente la región central se disipa primero, como muestran estas imágenes. Esto se debe a la subsidencia que se crea en la zona central del valle para compensar el aire que se desplaza con el flujo anabático.
La brisa de ladera ascendente alcanza su intensidad máxima durante las horas de la tarde (entre 5 y 10 nudos o más, equivalente a 2,5 a 5 m/s, especialmente sobre la superficie) y puede contribuir al desarrollo de tormentas eléctricas. A menudo el calor de la superficie de la montaña junto con el momento vertical del frente de brisa de ladera ascendente es suficiente para que se formen cúmulos en las cimas y las crestas de las sierras. Si además contamos con un grado suficiente de inestabilidad atmosférica y humedad, a menudo este mecanismo permite que el aire ascendente atraviese la capa de inversión e inicie el primer evento convectivo del día en la región.
El viento de ladera ascendente persiste todo el día, a menos que lo interrumpa algún evento convectivo o la dispersión por mezcla en la vertical producto del calentamiento del valle. El viento se debilita a mediados de la tarde conforme el calentamiento solar disminuye.
Cuando cesa el calentamiento solar, se inicia el enfriamiento radiativo y al principio comienza a enfriarse el aire justo arriba del suelo. Por consiguiente, los vientos en superficie se debilitan o desaparecen del todo antes de que se debiliten los vientos situados más arriba, dentro de la capa límite. Gracias a este patrón, los vientos de ladera ascendentes dentro de la capa límite persisten durante varias horas después de que los vientos en superficie ya han desaparecido.
Temprano por la noche la circulación se invierte. La ladera de la montaña pierde calor y el aire que está en contacto con ella se enfría y se vuelve más denso que el aire de la atmósfera que lo rodea, de modo que se desliza cuesta abajo de la montaña. Este movimiento provoca el ascenso del aire sobre el valle. Las brisas de ladera descendentes también se conocen como vientos catabáticos o vientos de montaña.
A lo largo de la noche, el valle sigue enfriándose y normalmente se produce una inversión de temperatura que desacopla la brisa descendente de los vientos sinópticos en altura. Esto puede llevar a la formación de niebla en el valle, especialmente si contiene fuentes locales de humedad, tales como ríos, arroyos o lagos.
decouple (desacoplamiento). Tendencia de los vientos de superficie a volverse más ligeros que los vientos a mayor altura por la noche, cuando bajan las temperaturas de la superficie.
Esta animación muestra los efectos de los vientos que se forman en las pendientes de las montañas situadas en el norte de Colombia y Venezuela. Observe el desarrollo acelerado de cúmulos durante las últimas horas de la mañana, forzado por el flujo convergente que se desplaza cuesta arriba en las cumbres. Por la tarde, la convección se desarrolla hasta el punto de producir nubes tipo congestus y posiblemente tormentas débiles en el terreno más alto de la zona.
Nota: La mayor parte de la nubosidad sobre la región sur de las imágenes parece encontrarse en los niveles medios de la atmósfera y probablemente se trata de los vestigios de la actividad convectiva del día anterior.
Los vientos valle arriba y valle abajo son parte importante del sistema tridimensional de circulaciones diurnas de valle y de montaña. La figura anterior ilustra las características generales asociadas a los vientos que soplan valle arriba durante el día y valle abajo durante la noche. Observe que los vientos valle arriba y valle abajo se superponen a los vientos de ladera que estudiamos en la sección anterior.
Las mismas condiciones ambientales que apoyan los vientos de ladera ascendentes y descendentes sustentan los vientos valle arriba y valle abajo. Al igual que los vientos de ladera, los vientos de valle alcanzan sus máxima intensidad cuando la atmósfera está despejada y hay vientos en calma en altura. Por el contrario, la existencia de vientos fuertes en altura puede suprimir las brisas valle arriba y valle abajo provocando la mezcla vertical y perturbando la capa de inversión.
Aunque los efectos de los vientos de valle y de ladera son más intensos en ausencia de fuertes forzamientos sinópticos, a menudo afectan considerablemente al flujo sinóptico existente, ya sea debilitándolo, intensificándolo o cambiándolo de dirección. Los efectos de los vientos de valle y de montaña también pueden modificar los patrones de vientos existentes en la mesoescala. Por ejemplo, cuando una zona montañosa se encuentra al lado de un cuerpo de agua de dimensiones considerables, el régimen de brisas de tierra y de mar interactúa con el régimen de brisas de valle y de montaña de varias maneras.
Entre las condiciones ambientales que pueden inhibir los vientos valle arriba podemos mencionar la humedad del suelo y el manto de nieve, que minimiza el calentamiento diurno de la superficie. Sin embargo, estas condiciones pueden, a su vez, fomentar la generación de vientos valle abajo por la noche.
Al igual que los vientos de ladera, los vientos de valle presentan un marcado ciclo diurno. En un día normal, se puede observar una secuencia como la siguiente:
Observe que los vientos de ladera continúan durante los episodios de viento de valle.
Esta animación de 24 horas del campo de vientos en los valles Tooele y Rush, localizados justo al oeste de Salt Lake City, en Utah (EE. UU.), muestra una serie de campos de viento compuestos observados en la zona en días de verano sin perturbaciones, con cielos entre despejados y parcialmente nublados. Observe el cambio gradual del flujo valle arriba a valle abajo y viceversa. En los valles más anchos y profundos, el cambio a viento valle arriba se produce más tarde en la mañana. En este caso, los cambios en la dirección del viento ocurren a eso de las
La profundidad de los vientos que soplan valle abajo está limitada por el nivel superior de la capa de inversión nocturna, cuyo espesor suele coincidir con la profundidad del valle mismo. Por lo general, las inversiones nocturnas en los valles son más fuertes y más profundas que en las planicies. Cuanto más profunda la capa de inversión, tanto más fuertes serán los vientos valle abajo. En otras palabras, cuanto más hondo el valle, tanto más profunda será la capa de inversión y, por tanto, más fuertes los vientos. Los vientos valle arriba y valle abajo pueden alcanzar velocidades de hasta 10 m/s. Típicamente, este valor máximo ocurre a una altura del 30 al 60 % de la profundidad total del valle.
El viento valle abajo más intenso suele observarse en la salida del valle, un efecto que se intensifica al máximo cuando el valle termina abruptamente en un cañón. Esto se debe a que los vientos valle abajo siguen acelerando hasta que el valle se abra. Cuando un valle se ensancha gradualmente, los vientos desaceleran conforme el flujo se desparrama en el valle y la capa de inversión se vuelve más delgada hacia la salida del valle.
Los estrechamientos topográficos pueden debilitar el viento valle abajo y provocar el estancamiento del aire frío corriente arriba de la constricción. La acumulación de aire frío crea zonas en las que las temperaturas en la superficie son mucho más bajas de lo que sería el caso de no existir el estrechamiento.
Los derrames repentinos de aire frío de un altiplano hacia un valle constituyen vientos catabáticos que podemos denominar «avalanchas de aire frío». Estas avalanchas ocurren durante la noche, cuando el aire frío se acumula sobre un altiplano hasta que alcance un volumen crítico y caiga a modo de cascada por la pendiente. Estas avalanchas de aire pueden repetirse varias veces en el transcurso de una misma noche.
Las brisas de ladera ascendentes (vientos anabáticos) y descendentes (vientos catabáticos) tienden a ser bastante poco intensas y, por lo general, presentan pocos problemas para las operaciones, a menos que provoquen convección (durante el día) o niebla (durante la noche). Los vientos de valle, por otro lado, pueden ser muy fuertes en los valles profundos, por lo que afectan en forma directa a las operaciones aéreas. En ambos casos, recuerde que los efectos de los vientos de valle y de ladera pueden modificar considerablemente el flujo sinóptico prevaleciente. Esta página presenta un resumen de los retos de pronóstico, los factores importantes, los peligros relacionados y las herramientas que podemos usar para pronosticar los flujos de ladera y los vientos de valle.
La convección en las cumbres iniciada por una brisa de ladera ascendente se ve favorecida por:
La niebla en los valles causada por una brisa de ladera descendente se ve favorecida por:
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Las siguientes personas han contribuido a la producción de Forzamiento térmico de la circulación II: brisas de valle y de montaña.