Peligros asociados a los sistemas convectivos de mesoescala

Vientos dañinos

A medida que la convección profunda sube de escala y su bolsa de aire frío se fortalece con el tiempo, la amenaza de vientos dañinos se convierte en el principal peligro convectivo a considerar. En particular, los ecos en arco y los derechos pueden ser responsables de vientos en línea recta dañinos y destructivos. Las zonas preferenciales para los vientos fuertes en superficie son:

  1. a lo largo del eje del chorro de entrada trasero descendente (a menudo el vértice de un eco en forma de arco);
  2. cerca de los núcleos de reflectividad más intensos a lo largo de la línea delantera de la convección activa, especialmente si el frente de racha permanece cerca de un núcleo.

Tornados

Los tornados son posibles en los sistemas convectivos de mesoescala, ya sea como tornados supercelulares relacionados con supercélulas individuales embebidas en un sistema convectivo de mesoescala, o en forma de mesovórtices a lo largo del borde delantero de una línea convectiva. Los lugares de formación preferenciales de dichos mesovórtices son el vértice del segmento arqueado y a lo largo de la parte del vértice del lado polar.

Granizo

La amenaza de granizo disminuye a medida que aumenta la escala de la convección profunda y a medida que el gran número de corrientes ascendentes del sistema convectivo de mesoescala consume más rápidamente la inestabilidad ambiental. La posición de las células severas embebidas —típicamente al final de la línea convectiva o cerca de los espacios dentro de esa línea— marca el lugar más probable donde puede caer una granizada severa.

Crecidas repentinas

Los sistemas convectivos de mesoescala pueden producir crecidas repentinas importantes, especialmente en las siguientes circunstancias:

  1. movimiento lento
  2. tamaño grande
  3. movimiento sobre un mismo lugar por un período de tiempo extenso
  4. movimiento retrógrado

Más que la intensidad de la precipitación, la duración de las precipitaciones moderadamente fuertes es lo que finalmente determina la amenaza de crecidas repentinas. En estas situaciones es aconsejable vigilar estrechamente las precipitaciones acumuladas en aquellos lugares que hayan experimentado períodos prolongados de precipitación.