La pérdida de calor por radiación en la cima de la nube aumenta la humedad relativa en esa zona, lo cual apoya tanto el crecimiento de las gotitas y como la formación de gotitas nuevas. La condensación en la superficie de la niebla es el mecanismo por el cual la niebla de radiación conserva o aumenta su profundidad. La pérdida de calor por radiación alcanza su máximo grado cuando la capa inmediatamente arriba de la niebla es relativamente seca, los vientos son calmos y no existe ninguna capa nubosa en altura. En noches despejadas, la pérdida de calor por radiación en la superficie de la capa de niebla ocurre mucho más rápidamente que en la región de algunos metros de espesor más baja de la atmósfera.
Efectos de cizalladura y turbulencia
El enfriamiento radiativo en la superficie de la capa de niebla mantiene el suministro de gotitas a medida que estas descienden y se acumulan, y esto produce el efecto de fortalecer la inversión de temperatura y aumentar el espesor de la capa de niebla. Al mismo tiempo, la mezcla turbulenta debilita la inversión de temperatura y erosiona la superficie de la capa de niebla. Como la velocidad de los vientos suele ser mayor con la altura, normalmente el espesor de la capa de niebla aumenta durante la fase de crecimiento hasta alcanzar la altura a la cual los vientos son lo suficientemente fuertes como para inducir el grado de mezcla en la superficie de la niebla capaz de detener su crecimiento.
Efecto de las capas nubosas arriba de la niebla
Durante el día, la formación de capas nubosas en los niveles medios y altos puede contribuir a mantener la capa de niebla de radiación. Estas nubes reducen la cantidad de radiación solar incidente en la superficie del suelo, lo cual impide el calentamiento de la superficie, reduce la mezcla por convección y mantiene un nivel de humedad relativa más alto en las partes inferiores de la capa de niebla.
Sin embargo, cuanto más bajo el nivel de una capa nubosa arriba de la niebla, tanto más puede reducir el enfriamiento radiativo y la producción de condensado en la superficie de la capa de niebla, lo cual permite que se aceleren los procesos de disipación, como la deposición.