Después de que el aire suba por la pared del ojo y alcance la parte alta del huracán trazando una gran espiral, se esparce hacia afuera, haciendo una curva en el sentido de las manecillas del reloj y produciendo una cubierta de nubes cirroestratos sobre el sistema de la tormenta. Parte del aire más frío vuelve a hundirse en el ojo, donde se calienta y suprime las nubes de esa región.